(Minghui.org) (Continuación de Parte 1)

“Colectivamente, los estados comunistas mataron unos 100 millones de personas, más que todos los demás regímenes represivos combinados durante el mismo período de tiempo”, escribió el profesor de derecho de la Universidad George Mason, Ilya Somin, en un artículo del Washington Post de noviembre de 2017 titulado “Lecciones de un siglo de comunismo”. Enumeró ejemplos en China -una cifra de 45 millones de muertos después del Gran Salto Adelante- así como los de la Unión Soviética y Etiopía.

“En cada uno de estos casos, los gobernantes comunistas eran muy conscientes de que sus políticas causaban muertas en masa, y no obstante persistían en cada uno de ellos, a menudo porque consideraban que el exterminio de los campesinos ‘Kulak’ era una característica más que un error”, explicó. Incluso los que tenían la suerte de sobrevivir seguían siendo objeto de una severa persecución, que incluía violación de libertad, de la libertad de expresión, de la libertad de religión, la pérdida de los derechos de propiedad y la criminalización de la actividad económica ordinaria. Ninguna tiranía anterior buscó un control tan completo sobre casi todos los aspectos de la vida de las personas”.

Desafortunadamente, la pesadilla no terminó con la caída del Muro de Berlín o desintegración de la Unión Soviética.

Una agenda para destruir la sociedad

Curtis Bowers, exrepresentante de Idaho en la Cámara de Representantes, asistió una vez a una reunión del partido comunista de Estados Unidos (CPUSA) en el verano de 1992 en la Universidad de Berkeley, California. La sala estaba repleta de hombres y mujeres, la mayoría de los cuales tenían 50 años o más. Y su agenda sorprendió a Bowers.

“Tenían una agenda que constaba de tres partes. Usarían su mano de obra, influencia y fondos para respaldar cualquier cosa que destruyera nuestras familias, negocios y cultura”, recordó Bowers en un artículo de 2008 en Idaho Press titulado “La agenda comunista se abre camino en nuestra corriente principal”. Más específicamente, promoverían la convivencia en pareja en lugar del matrimonio para destruir las familias; eliminarían el potencial de las ganancias que motivaba a la gente a iniciar un negocio: y abandonarían la herencia americana de religión y moralidad para destruir la cultura.

En solo 16 años (de 1992 a 2008), Bowers se sorprendió al descubrir que todos estos objetivos se habían convertido prácticamente en realidad antes de que nos diéramos cuenta. “Cuando vemos a muchos políticos de la corriente principal y jueces activistas con la misma agenda que tan solo hace 16 años era la de los estrategas comunistas, es hora de que los estadunidenses patriotas despierten y se involucren”, escribió.

Pero muy pocas personas se habían dado cuenta de esto. La situación se deterioró aún más cuando el partido comunista chino (PCCh) se convirtió en una potencia mundial dominante y siguió defendiendo el comunismo en todo el mundo desde el punto de vista financiero, ideológico y cultural.

El sueño centenario del comunismo

Fundado en 1921, el PCCh comenzó como una rama de la Internacional Comunista de Stalin. Con el material genético del marxismo y alimentado por la experiencia soviética de los Gulag y la Gran Purga, el PCCh superó con creces al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en términos de escala, dureza y magnitud. Solamente durante la Revolución Cultural, erradicó con éxito miles de años de cultura china y silenció cualquier voz de los intelectuales que desafiara al partido.

Con la ayuda de los países occidentales, incluyendo los Estados Unidos, China se ha convertido en la segunda economía más grande del mundo. Con armas nucleares, más de 300 satélites y más de 200 millones de cámaras de vigilancia como parte del sistema Skynet, se ha convertido en un imperio totalitario de última generación.

A finales de la década de los setenta, el PCCh pidió amablemente ayuda a los países occidentales. Sin embargo, una vez que subió a la escena mundial, no perdió el tiempo en dar forma al mundo –de una manera comunista, llamándolo el modelo de China. Por ejemplo: “Se enseñó a los cuadros del partido etíope de forma exhaustiva a gestionar su propia estructura organizativa, su labor ideológica, su sistema de propaganda, la formación de cuadros y las relaciones entre las organizaciones centrales y locales dentro del partido”, según un informe de la Brooking Institution de julio de 2016 titulado “Formación de los partidos políticos”: ¿Impulso ideológico de China en África?”.

Esto es solo un ejemplo. Solamente en África, tal infiltración se expandió a Sudán, Namibia, Sudáfrica y otros países. El programa de formación incluye “cómo manejar los medios de comunicación, la opinión pública y la crítica/oposición al partido, áreas en las que el partido comunista chino se enorgullece mucho”.

De África a Hollywood, de la cultura a la educación, del medio ambiente a los valores familiares y la conciencia de género, el marxismo ha dominado el mundo con ideologías de contracultura y antimoralidad. Lentamente, la gente deja atrás la sabiduría tradicional, junto con la virtud basada en la fe.

Se decía que el PCCh tenía un secreto. Desde que el partido fue establecido en 1921, Mao Zedong tuvo el sueño de reemplazar a los Estados Unidos y gobernar el mundo dentro de los 100 años siguientes a la fundación del partido. Aunque la idea sonaba absurda, los funcionarios del PCCh la han seguido y la llaman la estrategia de los Cien Años de China en tiempos modernos.

Tras el terremoto de 2008 en la provincia de Sichuan, China, los expertos militares observaron que miles de técnicos en radiación se precipitaron a la región. Junto con las colinas extrañamente derrumbadas, se especuló con la posibilidad de que también cedieran los túneles que albergaban armas nucleares. Un equipo de investigación de la Universidad de Georgetown confirmó el mensaje de la televisión central de China de que China tiene un túnel de 4.800 kilómetros. Después de tres años de duro trabajo, concluyeron que China tiene hasta 3.000 cabezas nucleares en este sistema, informó el Washington Post en un artículo de 2011 titulado “Los estudiantes de Georgetown arrojan luz sobre el sistema de túneles de China para la ubicación de armas nucleares”.

Cuando el coronavirus estalló en Wuhan a finales de 2019, el PCCh intentó por todos los medios bloquear la información. No obstante, cinco millones de personas abandonaron Wuhan antes de que se bloqueara en enero de 2020, propagando la enfermedad a todo el mundo. Con más de 50 millones de infectadas y más de 1,3 millones de muertos, el mundo se ha dado cuenta del daño causado por ellos y la naturaleza del PCCh.

Una guerra entre el bien y el mal

En la década de los ochenta, Reagan lanzó una campaña para frenar a la Unión Soviética que condujo a su colapso y a una era de libertad. Cuarenta años más tarde, cuando el comunismo liderado por China pone en peligro al mundo, una nueva batalla ha comenzado.

Incluso antes de la pandemia del coronavirus, el PCCh ya había comprado muchas partes del mundo con su poder económico. Infectados por la corrupción, la gente ha perdido gradualmente la inmunidad y la fuerza para resistir la influencia del PCCh.

El coronavirus, que está relacionado con el instituto de virología de Wuhan, el único laboratorio de nivel de bioseguridad 4 (BSL-4) en China, ha golpeado duramente a muchos países o regiones que estaban fuertemente influenciados por el PCCh.

Afortunadamente, muchas personas han comenzado a despertar de la pesadilla. “Tenemos que decir la verdad. No podemos tratar esta encarnación de China como un país normal, como cualquier otro”, dijo el secretario de estado de EE. UU. Michael Pompeo en la Biblioteca y Museo Presidencial Richard Nixon el 23 de julio de 2020: “Si el mundo libre no cambia, la China comunista seguramente nos cambiará. No puede haber un retorno a las prácticas del pasado porque sean cómodas o porque son convenientes”.

Así como los países comunistas han sufrido incontables tragedias, los países occidentales también corren el riesgo de verse amenazados por el espectro del comunismo. “Volví y leí ‘El comunismo al desnudo’ y al final del mismo Skousen predijo (que) algún día cercano no podrás encontrar la verdad en las escuelas o en las bibliotecas o en cualquier otro lugar porque ya no estará impresa. Así que debes recopilar esos libros. Es una idea que leí de Cleon Skousen en su libro de la década de los cincuenta, El comunismo al desnudo, y donde habla de que algún día la historia de este país se perdería porque sería secuestrada por intelectuales y comunistas y todo lo demás. Y creo que estamos ahí”, dijo Glenn Beck, presentador del programa de radio de Glenn Beck.

¿Suena como una fantasía? Si miras a nuestro alrededor, uno puede darse cuenta de la dura realidad de que los hechos fueron a menudo etiquetados como mentiras mientras que las mentiras se reivindican como hechos. A medida que la influencia del comunismo se expande por todo el mundo incitando al odio a nivel mundial, la batalla entre el bien y el mal ha comenzado.

Una señal de alerta

A lo largo de la historia de la humanidad, ha habido innumerables conflictos, batallas y guerras. La mayoría de ellas solo ha involucrado disputas locales relacionadas con el territorio y/o cuestiones étnicas. Muy raramente ha habido un peligro tan generalizado que amenace a toda la humanidad.

Como la nación más fuerte del mundo, los Estados unidos han jugado un papel crítico en el último siglo. Determinados por la fe y la libertad religiosa, América cree que somos bendecidos mientras sigamos nuestros principios y dignidad. “Una nación bajo un Dios, indivisible, con libertad y justicia para todos” ha sido un lema escrito en el Juramento de Lealtad.

Salvaguardar estos principios no ha sido fácil. Aparte de las grandes campañas anticomunistas en los Estados Unidos durante la década de los cincuenta, los esfuerzos de los dirigentes estadounidenses para contrarrestar el comunismo han sido muy limitados.

La campaña anticomunista de la década de los cincuenta se consideraba a menudo una cruzada moderna. Como se describe en la primera parte de esta serie, el marxismo vino del satanismo. Con el odio y la violencia en su esencia, engaña a la gente y se propaga ampliamente con mentiras.

Similar a Mark & Satanás de Richard Wurmbrand descrito en la Parte 1 de esta serie, Terry Cook publicó un libro en 2010 con el título de “¡Give Me Liberty! Y ¡Muerte al nuevo orden mundial comunista de Satanás!”. Tres años después, publicó un libro titulado “¡Revolución!”: El comunismo es el satanismo disfrazado! ¡Es mucho más que un mero sistema político! Es también un sistema religioso de adoración al diablo”.

Es similar a lo que se describe en la Biblia: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!” (Isaías 5:20).

“Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, habla de su lengua materna, porque es un mentiroso y el padre de la mentira” (San Juan 8:44).

Adam Weishupt, fundador de los Iluminatis, abogó por desestabilizar el orden social y hacerlo en secreto. “Cuando el hombre vive bajo un gobierno, él ha caído, su valor ha desaparecido, y su naturaleza se ha visto empañada”, dijo: “De todos los medios que conozco para guiar a los hombres, el más eficaz es un misterio oculto”.

Karl Marx, por otra parte, añadió que el objetivo solo puede lograrse a través de la violencia. “Ellos (los comunistas) declaran abiertamente que sus fines solo se pueden alcanzar mediante el derrocamiento forzoso de todas las condiciones sociales existentes”, explicó.

El comunismo también ve a la religión como su enemigo, dijo Paul Kengor, autor del libro 2020 El Diablo y Karl Marx: el largo camino del comunismo hacia la muerte, el engaño y la infiltración. Marx llamaba a la religión el “opio del pueblo” y el “alma de las condiciones desalmadas”, Vladimir Lenin afirmaba que “no hay nada más abominable que la religión”, y que “toda adoración de una divinidad es una necrofilia”.

Kengor dijo que muchas personas en la actualidad abrazan erróneamente el socialismo o el comunismo sin saber lo que es. “A saber, las horribles declaraciones racistas de Marx sobre los negros, su desagradable antisemitismo y la difícil situación de tantas mujeres en su vida, desde su esposa a sus dos hijas que se suicidaron en pactos de suicidio con sus maridos, hasta la niñera de la familia que Marx embarazó a espaldas de su esposa”, señaló.

“Si bien los regímenes comunistas de la Europa del Este se han desintegrado, el espectro del comunismo no ha desaparecido. Por el contrario, este malvado espectro ya está gobernando nuestro mundo, y la humanidad no debe albergar un sentimiento equivocado de optimismo”, escrito en el libro; Cómo el espectro del comunismo rige nuestro mundo publicado en 2018, “El comunismo no es ni una tendencia de pensamiento, ni una doctrina, ni un intento fallido de una nueva forma de ordenar los asuntos humanos”. En su lugar, debe ser entendido como un demonio –un espectro maligno forjado por odio, degeneración, y otras fuerzas elementales del universo”.

Nuestra elección y nuestro futuro

Mientras que el PCCh está devastando países en todo el mundo al traer la pandemia de coronavirus, violaciones de derechos humanos e ideología comunista, muchos ciudadanos dentro de China están despertando de la pesadilla de 99 años desde que se fundó el PCCh en 1921. Entre ellos se encuentran los practicantes de Falun Dafa, un sistema de ejercicios y meditación basado en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Presentado al público en 1992, Falun Dafa había atraído a unos 100 millones de personas en China en 1999 debido a sus enormes beneficios físicos y espirituales. Se han documentado innumerables casos en Minghui.org acerca de cómo los practicantes de Falun Dafa recuperaron su salud y mejoraron su estado mental. Las disputas familiares se resolvieron, las familias desavenidas se reconciliaron, y las almas perdidas recobraron la esperanza por la vida y el futuro.

Sin embargo, en julio de 1999, el exlíder del PCCh, Jiang Zemin, lanzó una campaña a nivel nacional para suprimir a Falun Dafa. En los últimos 21 años, un gran número de practicantes han sido arrestados y recluidos en centros de detención, campos de trabajo y prisiones por mantener su fe en Falun Dafa. Además de la tortura física y el abuso mental, algunos practicantes también han sido víctimas de la sustracción forzada de órganos

A diferencia de otros grupos que han sido perseguidos y erradicados por el PCCh durante numerosas campañas políticas, los practicantes de Falun Dafa se han mantenido firmes en su creencia a pesar de la severa persecución. Ellos creen que no hay nada malo en vivir según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Falun Dafa para ser mejores ciudadanos. También tienen la fe de que los justos prevalecerán.

Al principio del Manifiesto Comunista Marx escribió: “Un espectro acecha a Europa- el espectro del comunismo”. En el siglo pasado, el poder espiritual de los cristianos y católicos jugó un papel decisivo en la liberación de la gente de la influencia causada por el comunismo.

En los países asiáticos, la tradición del budismo junto con la cultura divina de 5.000 años de antigüedad en China también ayudó a la gente del pueblo a adherirse a su conciencia en lugar de al comunismo satánico. En el siglo XXI, Falun Dafa y sus principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia han inspirado aún más a innumerables personas de todo el mundo a reconocer cómo el comunismo contradice fundamentalmente los valores tradicionales, abriendo el camino para que las personas se alejen del mal y recuperen la libertad.

Desde que se publicaron los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista Chino en 2004, más de 360 millones de chinos han anunciado su renuncia a las organizaciones del PCCh. A medida que más personas en todo el mundo despierten y se levanten para salvaguardar los principios fundamentales, la ideología comunista no tendrá un lugar donde residir y será eliminada al instante.

Para ese entonces, habremos roto con la pesadilla de un siglo y seremos bendecidos con un futuro seguro y brillante.

Fin