(Minghui.org) La prisión de Suzhou en la provincia de Anhui es una instalación correccional provincial que usualmente alberga a delincuentes masculinos que han cometido crímenes graves. Desde que el partido comunista chino comenzó a perseguir a la disciplina espiritual Falun Dafa en 1999, miles de practicantes de Anhui han sido encarcelados en este penal.

“Transformación" de practicantes

La oficina 610 de Anhui y las autoridades penitenciarias establecieron una sección en la 13.ª división con el propósito de “transformar" en no creyentes a los practicantes de Falun Dafa encarcelados ilegalmente. Hasta hace unos años, todos los practicantes recién llegados eran colocados en primera instancia en esta división durante tres meses donde eran sometidos a intensos lavados de cerebro, confinamiento solitario, obligados a permanecer de pie por períodos prolongados de tiempo y otras formas de tortura. Muchos renunciaron a Falun Dafa debido a la tremenda presión.

Al finalizar los tres meses, los practicantes eran trasladados a otras divisiones para realizar trabajos forzados junto con el resto de presos criminales. Trabajaban largas horas durante seis días a la semana y eran monitoreados durante todo el día. Los practicantes fueron sometidos a abuso físico e intimidación por parte de guardias y reclusos criminales. Antes de ser liberados, eran llevados de vuelta a la 13.ª división para repetir el proceso de “transformación".

Huang Qijun, jefe de la 13.ª división, utilizó tácticas psicológicas para infundir miedo, engañar, amenazar y chantajear a los practicantes para que aceptaran dejar de practicar Falun Dafa, también conocido como Falun Gong. Sus 20 años de experiencia “transformando” practicantes le han hecho ganarse un alto puesto en la prisión de Suzhou y la fama entre sus pares en todo el país.

Aunque el proceso de "transformación" en la prisión de Suzhou ha sido modificado desde 2016, para evitar llamar la atención del exterior sobre el trato inhumano que se da a los practicantes de Falun Gong, el tormento físico y mental continúa en todas las divisiones.

Lavado de cerebro y torturas

Cuando un practicante llegó a la prisión de Suzhou, fue llevado, en primera instancia, a la 13.ª división donde lo sometieron a tres meses de intenso lavado de cerebro. De lunes a sábado, los practicantes eran obligados a sentarse en el suelo y mirar programas de televisión que difamaban a Falun Gong. Algunas veces se vieron obligados a leer textos de líderes comunistas o escrituras de otras creencias budistas.

Los practicantes tenían que escribir informes de pensamiento para mostrar a los "transformadores" lo que habían logrado en el proceso de "transformación". Los que abandonaban la práctica y eran “transformados", eran llevados a vigilar e influir a los que se negaban a hacerlo. A veces, los practicantes "transformados" agarraban físicamente las manos de los practicantes inflexibles, forzándolos a dejar sus huellas digitales en el acuerdo donde decían comprometerse a dejar de practicar. Los que se resistían eran golpeados.

Cuando se trataba de practicantes firmes, los guardias de la prisión llamaban a las estaciones de policía de su ciudad natal y pedían que enviaran a oficiales a las casas de los practicantes para acosar y amenazar a sus familiares, con la intención de presionarlos y que "se transformaran”.

Incluso si un practicante ya se había "transformado", era llevado a la 13.ª división al final de su mandato para volver a pasar por el proceso antes de ser liberado. Se le amenazaba con que no debía contarle a nadie su experiencia allí, ni enviar información al sitio web de Minghui, o la oficina 610 local lo arrestaría nuevamente.

Confinamiento solitario y largos períodos de pie

Los practicantes eran sometidos a un intenso lavado de cerebro durante el día, seis días a la semana. Por la noche y los domingos, se los confinaba individualmente en celdas pequeñas y se los obligaba a permanecer de pie durante largas horas.

Las celdas de aislamiento de la prisión de Suzhou tienen techos altos que se extienden hasta el segundo piso. No hay ventanas y el techo además tiene grietas. Cuando nevaba afuera, los copos de nieve caían dentro de las celdas. Los reclusos criminales asignados para vigilar a los practicantes de Falun Gong se colocaban en los pasillos del segundo piso, desde donde podían ver las celdas.

Las pequeñas celdas también se usaban ocasionalmente para confinar a presos que infringían las reglas de la prisión, así como a practicantes que ya habían sido transferidos a otras divisiones pero que fueron atrapados haciendo los ejercicios de Falun Gong o hablando con otros sobre la práctica.

Los Practicantes eran obligados a permanecer en celdas pequeñas durante largos períodos de tiempo.

Estar de pie por largos períodos de tiempo causaba mucho dolor físico y era lo más difícil de soportar. Por cada hora que un practicante permanecía de pie, se le permitía sentarse en el suelo durante media hora antes de reanudar. Hora tras hora, día tras día, muchos se derrumbaron y cedieron porque no podían soportar el abuso físico.

Las duras condiciones de vida conducían a sufrir deterioro en la salud

Mientras se limitaba a las celdas pequeñas, la única fuente de agua para los practicantes era un inodoro en el suelo donde el agua entraba en un pequeño y constante flujo. Utilizaban una toalla de mano para frenar el flujo de agua en la parte larga del inodoro, y formar un pequeño depósito del que tomaban agua para beber y asearse. Para evitar contaminar la parte posterior del inodoro, apuntaban cuidadosamente hacia el frente cuando usaban el inodoro, para que ni la orina ni heces tocaran la pared posterior.

Los practicantes recibían un pan al vapor y un bocado de verduras encurtidas a la hora de la comida. Los encurtidos a menudo eran demasiado salados y olían fatal. Los practicantes enjuagaban los pepinillos en el inodoro antes de comérselos.

La ropa de cama generalmente estaba húmeda y sucia. La extendían en el suelo de cemento por la noche para dormir. Durante los meses de invierno, la temperatura a menudo era bajo cero, por lo que era imposible conciliar el sueño. El clima extremo, la falta de sueño, la mala nutrición y los tiempos de pie prolongados contribuían al deterioro de la salud de los practicantes. Algunos no podían caminar después de un tiempo y algunas veces se desmayaban.

Intimidando a los practicantes y usando tácticas engañosas con sus familiares

Huang Qijun es el jefe de la 13.ª división. El subdirector Yao Song y Wang Daliang son exjefes de división. Incluso después de ser reemplazados, permanecieron en la división como una de las personas clave que supervisaban el proceso de “transformación".

Huang Qijun es muy cruel, incluso los guardias de la prisión advertían a los practicantes sobre él. Usaba tácticas para encontrar información personal sobre los practicantes y sus familias, y luego empleaba esta información como palanca para amenazar y chantajear a los practicantes.

Huang solía llevar a las familias de los practicantes a una habitación separada después de las visitas. Entonces calumniaba a Falun Gong para averiguar si los familiares también eran practicantes.

Si lo eran, lo usaba contra el practicante encarcelado y amenazaba con arrestar a sus familiares si no renunciaba a la práctica. Si los familiares no eran practicantes, se aseguraba de que supieran el poder que tenía sobre el detenido, para poder sobornarlos con dinero.

A través de estas conversaciones privadas con familiares y amigos visitantes, Huang descubría más información sobre los practicantes detenidos. También interceptaba el correo de los practicantes y cortaba su comunicación con el mundo exterior. Creaba una ilusión como si supiera todo sobre los practicantes, incluido lo relacionado con su familia y su trabajo.

Antes de dejar entrar a un practicante en la sala de visitas, Huang lo amenazaba y le ordenaba lo que podía decir. Hacía que los guardias de la prisión escucharan las conversaciones telefónicas entre los practicantes y sus familiares. Tan pronto como mencionaban temas delicados, los guardias cortaban la línea y terminaban las conversaciones.

A veces, Huang estaba detrás de los visitantes que se reunían con los practicantes durante las visitas, intimidándolos, por lo que no se atrevían a decir nada más que lo que les había ordenado, además de que no se preocuparan y que todo estaba bien.

Algunas familias incluso le daban las gracias a Huang varias veces antes de marcharse y le pedían que cuidara a su familiar. Sin embargo, la verdad estaba lejos de lo que se hacía creer a las familias; de hecho, los practicantes eran mantenidos en confinamiento solitario, torturados y no se les permitió comprar artículos de primera necesidad, como una pastilla de jabón.

Perseguidor clave: Huang Qijun

Huang es del condado de Wuwei, provincia de Anhui. Nació en 1963 y se graduó de la academia de policía de Anhui en 1986.

Escribió un manual de 500.000 caracteres chinos sobre el tema de la transformación de los practicantes de Falun Gong, que ahora es ampliamente utilizado por los centros de lavado de cerebro en toda China. Huang se asoció con una guardia femenina, y viajaron a muchas ciudades para ayudar a establecer centros de lavado de cerebro. Ha estado en la ciudad de Hefei ocho veces.

Cuando la prisión de Suzhou todavía tenía una sala de mujeres, Huang transformó a muchas practicantes bajo la excusa de preocuparse por ellas. Algunas practicantes perdieron a sus familias y se vieron encarceladas durante años; después de haber estado en un entorno aislado durante tanto tiempo, se convirtieron en objetivos fáciles para Huang.

Huang es especialmente cruel con los practicantes inflexibles. Un preso que había estado encarcelado en la prisión de Suzhou durante más de una década fue testigo de las muertes ocasionadas por Huang y un preso criminal, que golpearon y patearon a los practicantes Liu Jihong (de la ciudad de Hefei) y Ge Xiliang (del condado de Mengchen). Cuando sus cuerpos fueron sacados del edificio, Huang afirmó que habían muerto de enfermedad. El preso que ayudó a Huang vio reducirse su sentencia, y fue liberado poco después.

Huang también colocó espías en todas las demás divisiones para monitorear a los practicantes después de que salían de la 13.ª división. Si leían libros de Falun Gong, hacían los ejercicios o hablaban con la gente sobre la práctica y los atrapaban, los enviaban de regreso a la 13.ª división, donde los golpeaban o torturaban. Eran esposados, encadenados y confinados en celdas solitarias. Muchos practicantes murieron a causa de la tortura mientras que a los espías les redujeron sus penas de prisión.

Huang ha donado unos cientos de yuanes a niños en situación de pobreza y al condado de Wuwei, su ciudad natal, cuando hubo un desastre natural. Se jactó de su "logro" en todas partes y fue galardonado con el título de una de las "10 personas más amables de Suzhou".

Trabajos forzados

Después de los primeros tres meses de intenso lavado de cerebro, un practicante eventualmente sería transferido a otra división incluso si no se había "transformado", ya que sería utilizado para realizar trabajos forzados junto con otros prisioneros.

La mayoría de los productos fabricados en la prisión de Suzhou eran ropa y maletas de equipaje. Las jornadas de trabajo eran de 6:00 a. m. a 7:00 u 8:00 p. m. Los prisioneros tenían un descanso de una hora para almorzar. Si los reclusos no cumplían con sus cuotas diarias, tenían que trabajar horas extras y devolver algunos de los beneficios que habían acumulado. A los practicantes de Falun Gong no se les exigía cumplir con ninguna cuota, pero aún así se les obligaba a trabajar las mismas horas y a desempeñar el mismo trabajo.

Como todos los demás, los practicantes se levantaban temprano y luego iban a trabajar durante 13-14 horas, hasta que estaban tan cansados y hambrientos que no podían hacer otra cosa que no fuera comer e irse directamente a la cama.

Cada practicante tenía varios internos asignados que lo vigilaban las 24 horas y no le permitían hablar con nadie. Debido a que ni insultaban ni se defendían cuando eran atacados, algunos reclusos criminales acosaban a los practicantes para entretenerse.

Todos se turnaban para llevar grandes cubos de comida a cada división durante la hora de comer. Los ancianos o enfermos que no podían cargar estos grandes cubos necesitaban ayuda de otros y a menudo recibían golpes a menos que pagaran sobornos. Algunos practicantes mayores que no tenían dinero sufrieron mucho.

El costo de la comida era de 140 yuanes por mes, y los reclusos generalmente recibían verduras baratas, como brotes de soja, melones de invierno y repollo. Reflejaba con claridad que el coste de vida de 300 yuanes por practicante y mes que se supone gastaba las oficinas regionales 610, no se usaba en los practicantes.

Esto también reveló que aunque los practicantes habían sido condenados a prisión, técnicamente no eran prisioneros registrados. Fueron enviados allí por la oficina local 610 para ser "transformados". Esta era la razón sospechada de que no tenían una cuota laboral y no se les pagaba por su trabajo.

El acoso y la vigilancia continúan después de la liberación

Antes de que los practicantes fueran liberados, la 13.ª división notificó a su oficina local 610, al comité del partido de la comunidad y a la oficina de gestión integral que recogieran a los practicantes en la prisión. En lugar de ser las familias las que eran notificadas, según lo exigido legalmente.

El progreso de la transformación de los practicantes, el comportamiento e incluso la actitud de sus familias se informaban en un documento escrito y se grababan en un CD para pasarlo a las autoridades locales cuando recogían al practicante para que el proceso de "transformación" pudiera continuar.

Antes de que un practicante fuera liberado, un guardia preparaba una carta y le pedía que se registrara en su oficina del catastro local una vez que llegara a casa. De esta forma, el practicante notificaba directamente a la policía local que había sido liberado y que lo vigilaran.

Los practicantes que no pasaban por el proceso de registro residencial aún podían usar sus tarjetas de identificación y usar el transporte público. Su estado de registro residencial no cambiaba, a diferencia de los reclusos criminales cuyo estado residencial era suspendido cuando iban a prisión.

Ha habido casos en los que los practicantes inflexibles se enfermaron gravemente poco después de ser liberados de la prisión de Suzhou, y algunos incluso fallecieron. Se especula que les mezclaron drogas desconocidas en sus alimentos o bebidas antes de ser liberados, pero este punto aún no ha sido confirmado.