(Minghui.org) A los seis años de edad, a mi hijo menor le diagnosticaron anemia aplásica crónica. Esta enfermedad de la sangre es difícil de curar. Necesitaba cinco o seis transfusiones de sangre al año para mantenerse con vida. Consultamos y contactamos a los principales hospitales del país, lo llevamos a tales hospitales para que lo trataran y compramos los medicamentos que recomendaron. Como resultado, estábamos endeudados. Vivimos en el campo y nuestra manutención se basa en vender las verduras que cultivamos.

Conforme mi hijo crecía, desarrolló malos hábitos. Nos robaba dinero a nosotros y a sus abuelos. Era adicto a los cibercafés, los videojuegos y a quedarse fuera hasta muy tarde de noche.

Una vez guardé 2.000 yuanes para pagar lo que debíamos a nuestros familiares. Lo robó y lo perdió jugando en una máquina tragamonedas. Fumaba y mentía. Nunca admitía haber tomado dinero. Intentamos razonar con él, criticarlo y golpearlo, pero nada funcionó. Me preguntaba por qué mi vida tenía que ser tan difícil.

Después, un familiar me habló de Falun Dafa y me dijo que podía mejorar la salud y ayudar a estar tranquilo. Estaba ansiosa por aprender más y compré el libro Zhuan Falun.

Con la ayuda de otros practicantes, comencé a practicar Falun Dafa y me recuperé de problemas ginecológicos crónicos y ciática. Le sugerí a mi hijo que lo practicara y siguiera los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, pero no estaba interesado.

Cuando estaba en la escuela secundaria, la salud de mi hijo empeoró y fue hospitalizado. Por su condición, había soportado tratamientos por largo tiempo, pero su salud nunca mejoró. Además, las drogas tuvieron efectos secundarios dañinos. Los doctores no tenían nada que ofrecer, solo más drogas. Mi hijo sabía que no teníamos dinero para continuar el tratamiento. Le dije que ahora solo Dafa podía salvarlo.

Por su instinto de supervivencia, finalmente tomó la iniciativa de tomar Zhuan Falun y estudiarlo. Le enseñé los cinco ejercicios. Poco a poco, aprendió a contenerse. Primero aprendió a pensar en los demás y fue capaz de, sin quejarse, soportar el sufrimiento que tenía por su enfermedad. Siempre trataba de mantener la calma. Antes, cuando era el centro de atención y todos cumplíamos sus órdenes, no se comportaba así.

Cuando estaba trabajando fuera de la ciudad, me sentía ansiosa e inquieta. Estaba muy preocupada por él, porque estaba lejos de casa y no tenía teléfono. Me dolía el corazón. Entonces recité la enseñanza del Maestro Li una y otra vez:

“… no eres capaz de intervenir en las vidas de los demás ni de manipular sus destinos, incluidos los destinos de tu esposa, hijos, padres, hermanos, ¿acaso eso ya cuenta porque tú lo dices?” (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

Mi corazón se tranquilizó gradualmente y me dije: “Permite que el Maestro lo arregle todo. Ahora solo el Maestro puede salvar a mi hijo”.

Cuando terminé mi trabajo y pude regresar a casa, me dijeron que mi hijo había empeorado. Después de una transfusión de sangre en el hospital, regresó a su casa y se vino abajo con un dolor de cabeza terrible. Lloraba y golpeaba su cabeza contra la pared tratando de aliviar el dolor. Nadie podía detenerlo, y era difícil verlo así. Entonces, sus encías comenzaron a sangrar y se debilitó más y más. Nos estábamos preparando para su muerte.

Mi hijo le pidió ayuda al Maestro, y lentamente comenzó a recuperarse. Bajo la protección compasiva de Shifu, mi hijo sobrevivió. Él creía que Shifu lo había salvado. Después de esto, ya no dijo mentiras ni robó nada.

Mi hijo terminó la universidad y entró al mundo del trabajo. La sociedad de hoy está llena de drogas, pornografía y juegos de apuestas. Él se mantiene afuera de esas influencias y, en cambio, aconseja a sus amigos tomar el camino correcto y no hacer cosas malas. Les aclara la verdad sobre Dafa y les pide que renuncien al partido comunista chino (PCCh).

Ahora está sano y fuerte y no necesita gastar dinero en medicamentos y también tiene un buen trabajo. ¡Todo esto es debido al Maestro!