(Minghui.org) En agosto de 2018, con una compañera practicante fuimos a un condado vecino para distribuir información sobre Falun Dafa. Nuestro condado vecino es relativamente montañoso y por lo tanto poco poblado. Con el objetivo de ayudar a la gente que vive allí a conocer sobre Dafa, los practicantes han realizado frecuentes viajes durante muchos años a esta área. En este viaje, nos encontramos con varias interferencias de vida o muerte.

Después de terminar de distribuir volantes, nos dirigimos a casa en mi motocicleta. La practicante sentada detrás de mí observó que había una motocicleta siguiéndonos. Varios de nuestros compañeros practicantes ya habían sido arrestados y perseguidos mientras distribuían materiales de Dafa en este condado, y mi ansiedad se disparó cuando escuché sus palabras. Como resultado de mis pensamientos no rectos y la alta velocidad en la que estábamos viajando, tuvimos una mala caída y me desmayé en el momento.

La practicante que estaba conmigo rápidamente se levantó del piso y levantó la motocicleta que estaba sobre mi cuerpo. Luego de verme inconsciente, empezó a enviar fuertes pensamientos rectos, pidiéndole al Maestro que me salve. Rechazó cortésmente la ayuda de los automovilistas que pasaban, creyendo firmemente que me despertaría sola.

Volví de estar inconsciente media hora más tarde, aunque mi mente seguía desenfocada. Mi mente estaba completamente en blanco, y ni siquiera podía recordar los nombres de mis familiares o de mis compañeros practicantes, aunque sabía con certeza que era una practicante de Dafa.

Mi compañera practicante que me acompañaba no sabía cómo manejar una motocicleta, así que empezamos a empujar la moto hasta la casa. Estaba tan cansada que apenas era capaz de moverme y dije: “Realmente quiero recostarme y descansar durante un rato”. Sin embargo, ella se negó a parar y me dijo: “Caminemos despacio. Debemos llegar a casa antes del amanecer. Si te recuestas ahora, vas a dormirte de nuevo”. Caminamos más de 16 km (10 millas) antes de que un practicante nos encontrara y llevara a casa en su auto.

Llegué a casa a las 3:30 a. m. Mi marido, preocupado, no había podido dormir, y mi apariencia con sangre y lastimada lo sorprendió. Le tomó un tiempo para calmarse.

A la mañana siguiente, mi hijastra vio mi apariencia y rompió en llanto. Mi nariz estaba claramente fracturada, fluía sangre de mis orejas, y la mitad de mi cara había sido gravemente dañada, tanto que estaba irreconocible. Mi pie y rodilla izquierda estaban cubiertos de heridas, y la mano derecha estaba muy golpeada e hinchada. Ella me tomó una foto con su celular y se la envió a mi hijo que estaba trabajando en otra ciudad. Él también rompió en llanto cuando vio mi apariencia. Convencido de que estaba al borde de la muerte, él y su hermana mayor corrieron a casa y trataron de persuadirme de buscar tratamiento médico. Firmemente rechacé sus sugerencias. ¡Soy una practicante de Dafa bajo el cuidado del Maestro Li Hongzhi! ¿Qué tendría que temer?

Al principio, encontré dificultades al cuidarme. Los cachetes, mandíbula, y garganta me dolían tanto que tenía dificultad para abrir la boca y tragar la comida. Incapaz de respirar por la nariz, comencé a respirar por la boca. No podía flexionar las piernas lastimadas, ocasionándome dificultad siempre que iba al baño. Sin embargo, con la firme creencia de que soy una practicante de Dafa, persistí en mis esfuerzos, y mi condición mejoró gradualmente.

Se corrió la voz entre los practicantes de mi área y acudieron en grupos a mi casa para estudiar el Fa y practicar los ejercicios. En el primer día, seguía fluyendo sangre de diversas heridas y tenía dificultad para respirar. El día siguiente, toda mi cara se hinchó tanto que mis ojos estaban entrecerrados y apenas podía abrir la boca. En el tercer día, la hinchazón en la cara había cedido, podía abrir los ojos nuevamente, y todas las heridas faciales estaban en camino a recuperarse. A pesar que aun no podía sentarme derecha, constantemente me sentía cansada, y algunas veces mi mente se rehusaba a pensar claramente, persistía en sentarme derecha mientras estudiaba el Fa. Aunque mi mano seguía muy hinchada, continuaba levantando el libro con ambas manos mientras leía. Traté de cumplir con los requisitos de un cultivador mientras rechazaba todos los pensamientos negativos.

Durante mi recuperación, reflexioné sobre los eventos que habían ocurrido. El día antes de mi accidente, el coordinador me había informado de su intento de coordinar una masiva actividad de distribución de aclaración de la verdad. Le dije que pasarían unos días más antes de que pudiera unirme a la actividad debido a la necesidad de completar las tareas en el campo primero. Sin embargo, el coordinador insistió y, finalmente, acepté ir de mala gana. Había puesto mis propios intereses antes que los de salvar a la gente. Como no negué estos pensamientos negativos, el resultado fue el accidente que ocurrió.

En el séptimo día, mis hijos enjuagaron el pus de mis heridas con peróxido de hidrógeno (agua oxigenada). A pesar de que sabía en mi corazón que esto estaba mal, no me opuse. La mañana siguiente, me desperté y encontré que no podía flexionar las rodillas. Poco después, la herida en la rodilla comenzó a dolerme seriamente y mi mente se volvió confusa. Ignoré mi incomodidad e hice lo mejor para hacer los ejercicios como lo había previsto originalmente.

Más tarde mi error con el tratamiento de la herida fue marcado por practicantes. No debí permitir que el peróxido de hidrogeno sea utilizado en mis heridas. Lamento profundamente mi falla en mi fe y admito mi error al Maestro. En 20 días, me recuperé lo suficiente como para reanudar las tareas domésticas. La ayuda y bendiciones del Maestro me permitieron superar esta difícil tribulación.