(Minghui.org) Llegué a ser practicante de Falun Dafa (También conocido como Falun Gong) debido a mi relación predestinada. Aunque no sufría ninguna enfermedad grave, ni andaba buscando nada en especial, comencé a comprender el verdadero sentido de la vida después de leer Falun Gong y de escuchar las conferencias en audio del Maestro. Como resultado mi apariencia externa cambió, y me volví una persona más alegre y contenta. Sin embargo, en los últimos años, cuando los requerimientos se volvieron más estrictos, comencé a experimentar episodios de gran sufrimiento y cansancio, durante los momentos que afrontaba mis tribulaciones. Había experimentado esto mismo antes de comenzar con la cultivación, y el resurgimiento de tales emociones negativas me dejaron preocupada y confundida.

Mucho después comprendí que el motivo de aquella negatividad se debía a mis emociones. A pesar de que experimenté varias tribulaciones que podían vincularse a mis emociones humanas, la gran variedad de situaciones que viví y las diferencias entre ellas, me hicieron difícil identificarlas como los auténticos obstáculos de mi práctica de cultivación.

El Maestro Li nos dice en Zhuan Falun:

“Todos los asuntos tienen sus relaciones causales y predestinadas; ¿por qué los seres humanos pueden ser seres humanos? Precisamente porque hay qing dentro de los humanos; el hombre vive justamente por este qing: el qing de parientes, el qing entre hombre y mujer, el qing de padre y madre, el qing de sentimientos, el qing de amistad, el qing de hacer cosas en razón del vínculo; donde sea que fuera, no se puede apartar de este qing; querer hacer o no, estar contento o descontento, amar y odiar, todo lo de la sociedad humana entera proviene de este qing” (Lección cuarta, Zhuan Falun).

Crecí con el movimiento educativo socialista del partido comunista chino (PCCh), la revolución cultural, la campaña anti-derechista y la campaña para denunciar las enseñanzas de Confucio. Más aún, mi familia y la de mi marido se encontraban dentro de las “cinco categorías negras” (término de la revolución cultural para grupos que eran considerados “enemigos de la revolución” por ejemplo: Propietarios, campesinos ricos, etc). Cosas como el desengaño, las dificultades y la desolación se volvieron familiares para mí al convertirme ne objetivo de persecución y humillación. Como resultado, tenía pocas oportunidades para examinarme detenidamente o para encontrar otras emociones.

Las emociones humanas son los mayores obstáculos en la práctica de cultivación

Luché por mantener los requerimientos de los practicantes después de obtener el Fa. Sin embargo, mi creencia inquebrantable y trabajo duro se veían debilitados por mi apego inconsciente a las emociones humanas. Eventualmente afectó a mi cultivación y creó problemas a la comunidad de practicantes de mi localidad.

Un compañero practicante me prestó mucha ayuda y apoyo cuando me quedé sin techo debido a la persecución. Me negué a aceptar que el PCCh le había lavado el cerebro cuando fue liberado rápidamente del campo de trabajo. Incluso otros practicantes me advirtieron de que él había conspirado con las autoridades del campo de trabajo para arrestarme. Sin embargo, los recuerdos de su amabilidad y su amistad se aferraron en mi mente, y acabé confiándole dónde residía en aquel entonces. Entonces dirigió personalmente a un grupo de policías a la puerta de mi casa. Me secuestraron junto con otro practicante que vivía en el mismo sitio que yo. A pesar de incidentes como este, seguía sin poder reconocer mis propios errores.

Mi apego se mostró aún más cuando un practicante y su mujer, de un segundo matrimonio, se acercaron a mí para que les ayudara ya que se habían quedado sin hogar. Estos practicantes fueron ilegalmente detenidos, torturados y despedidos de sus trabajos. Su primera mujer se divorció de él y se llevó al único hijo que tenían. Los acogí considerando su situación económica y su seguridad. Inicialmente mi acto de amabilidad al auxiliar a compañeros practicantes era correcto.

Pero en los años que siguieron inconscientemente comencé a incorporar emociones humanas en nuestras interacciones. Al comienzo, como dependía de sus habilidades específicas para algunos trabajos, les dejé comer, beber y vivir en mi casa como recompensa. Poco después nuestro ambiente de cultivación se convirtió en una familia de persona común. Nos olvidamos de mantenernos a nosotros mismos en los requerimientos de un cultivador y en su lugar comencé a tratarlos como parientes cercanos. Nuestras acciones fueron observadas por compañeros practicantes que me advirtieron: “¡No traigas afectos humanos a la práctica de cultivación de Dafa!”. Sin embargo, hice oídos sordos a sus advertencias.

Un día, otro practicante avisó sobre algunos comentarios que yo había hecho sobre el practicante que vivía conmigo. Aunque estos comentarios estaban sacados de contexto causaron una brecha entre nosotros. En un momento dado la pareja decidió mudarse de mi casa. A pesar de sufrir esta pérdida no busqué hacia adentro para ver mis errores, en su lugar consideré estos asuntos desde el pensamiento de una persona común. “¿Todos mis años de esfuerzo y sacrificio en su beneficio han sido objeto de menosprecio por unas míseras palabras que han sacado de contexto?”. Permanecía sin ser capaz de desprenderme de mis emociones humanas en la práctica de cultivación. Este incidente molestó a muchos de nuestros practicantes locales e impactó nuestro ambiente de cultivación de forma general.

Estos y otros muchos incidentes afectaron seriamente mi corazón y mi mente. Comencé a sentirme amargada y cansada. Sin embargo, el Maestro continuó dándome una oportunidad tras otra. Finalmente descubrí mi error al percatarme de la importancia que reside en buscar hacia dentro. Me había dirigido a los compañeros practicantes con el deseo de cumplir mi anhelo de afecto humano. Mientras usaba emociones humanas y la lógica para observar los problemas que habían aparecido en mi camino de cultivación, confundí la compasión con el amor. Mis acciones no estaban en concordancia con las enseñanzas del Fa. Desde ahora en adelante, estoy determinada a eliminar las emociones humanas que he traído a mi práctica de cultivación.

Manifestaciones del afecto humano

Los cultivadores que albergan apegos los pueden manifestar en forma de emociones humanas. He observado, en mí y en otros, que los fuertes sentimientos resultaron desembocando en conflictos entre compañeros practicantes y desorganizaron todo el ambiente de cultivación.

Por ejemplo, los compañeros practicantes que se llevan bien entre ellos tratan de hablar sin parar. Aquellos que no se llevan bien, se muestran desdén. Ellos tratan de evitar el otro grupo y se niegan a involucrase cuando los otros encuentran problemas. Cuando forman grupos de estudios del Fa muchos también tratan de encontrar aquellos que se alinean con sus propias mentalidades. Aquellos que son desdeñados acaban siendo marginados, una acción que refleja las doctrinas del PCCh. Tales acciones pueden impedir el progreso de la cultivación de los practicantes, fomenta la antipatía entre compañeros practicantes y afecta nuestro trabajo a la hora de salvar a seres conscientes.

Además he notado un excesivo afecto entre practicantes que se manifiesta en algo parecido al amor entre familiares, amor entre esposos y amor entre padres e hijos. Estos cultivadores son incapaces de separar su cultivación de sus relaciones familiares. Invierten mucho esfuerzo en preparar y cocinar comidas para grandes encuentros familiares. Sin embargo, a pesar de practicar Dafa por más de 20 años, no se atreven a mencionar las palabras “Falun Gong” en su casa y participan, a escondidas de sus familiares, en las actividades de Falun Dafa.

Algunos practicantes frecuentemente llevan a sus familiares de viaje tanto por China como por el extranjero, valiéndose de la excusa de ajustarse a los requerimientos de la sociedad humana. Sin embargo, no se atreven a mostrar los libros de Dafa abiertamente en su casa, ni a contarles abiertamente a sus familiares y amigos que están practicando Falun Gong. Viven cuidadosamente, cuidando impecablemente de sus seres queridos. No obstante, su ambiente de cultivación en casa permanece estancado desde hace más de 20 años. Además otros compañeros practicantes invierten un tiempo y esfuerzo excesivo en cuidar de sus nietos.

Aquellos que se niegan a dejar sus excesivas emociones humanas y no se cultivan de forma íntegra, en algún momento se dañarán a ellos mismos y a sus familias.

Las emociones humanas son la raíz de los apegos.

En Zhuan Falun el Maestro Li enseña:

“Como los seres humanos tienen qing, enojarse es qing, alegrarse es qing, amar es qing, odiar es qing, querer hacer algo es qing, no querer hacer algo aún es qing, pensar quién es bueno o quién es malo y tener ganas de hacer algo o no, todos son qing, y la gente común vive precisamente por el qing” ( Sexta Lección, Zhuan Falun).

En el fondo, las emociones humanas nacen de nuestros deseos egoístas. Celos, competitividad, afán de reconocimiento, resentimiento, egoísmo, arrogancia, etc. Todas tienen sus raíces en las emociones humanas. Los practicantes del periodo de rectificación del Fa deberían tener una mente abierta y compasiva. La compasión es diferente del amor. Es desinteresada y no le afectan ni las heridas ni las molestias. Es de suma importancia reconocer la diferencia, y eliminar esta raíz de los apegos humanos.