(Minghui.org) En 1992 asistí a la segunda serie de conferencias de enseñanza del Fa en Beijing. El Maestro purificó mi cuerpo y mi alma. Me volví muy saludable y decidí practicar Falun Dafa. El Maestro siempre ha estado cuidándome, protegiéndome e iluminándome desde entonces.

Soy una mujer independiente de 88 años que vive sola y se cuida a sí misma. Mis hijos están ocupados con su trabajo y sus propias familias. Todos me apoyan en mi práctica de Falun Dafa.

Alrededor del Año Nuevo, de repente empecé a toser y me sentí muy cansada. Me dolía el cuerpo, la cabeza y el cuello. Me quedé postrada en la cama durante dos días sin comer ni beber. No podía moverme. Estaba sola en casa. Mi mente estaba muy clara. Pensé que el Maestro estaba purificándome la cabeza y el cuello. Sentía la cabeza muy pesada y dormí durante dos días.

Llegó el momento de estudiar el Fa con mis compañeros practicantes en mi casa, así que me levanté y lo leímos. Cuando se fueron, volví a la cama. De repente, me di cuenta de que no debería volver a la cama porque ya no podría levantarme. Soy una practicante. Así que inmediatamente me vestí e hice los ejercicios de Falun Dafa.

Miré hacia adentro y me di cuenta de que había aflojado en la cultivación. Como estudiaba el Fa y hacía los ejercicios todos los día, e incluso a veces salía a aclarar la verdad, pensé que estaba haciendo todo lo que se les pide a los practicantes, así que decidí que estaba bien si veía la televisión un rato. Sin embargo, mirar un poco no era suficiente, así que la veía por un tiempo muy largo, lo que se acabó convirtiendo en una gran tribulación.

Cuando mis compañeros practicantes vinieron de nuevo, les hablé sobre mi tribulación. Dejé de ver la televisión y estudié más las enseñanzas del Maestro. Mi cabeza y mi cuello se recuperaron rápidamente.

De ahora en adelante me cultivaré diligentemente y estudiaré más el Fa. Agradezco enormemente al Maestro que me haya protegido a lo largo del camino. Espero que nuestros compañeros practicantes no aflojen en su cultivación. Cultivémonos como cuando obtuvimos el Fa por primera vez y dejemos al lado todos los apegos humanos. El Maestro nos ha dado lo mejor.