(Minghui.org)

[Ciudad de Hefei, provincia de Anhui, China] Una mujer centenaria fue con su nieta al tribunal del distrito de Shushan, China, para apelar ante el juez Ni Na por la liberación de su hija de 80 años, la señora Gao Zonghua, el 21 de enero de 2019. El juez expulsó a la anciana y le dijo que le darían más información a fin de mes.

Tres días después, el tribunal sentenció a la señora Gao Zonghua a un año de prisión y la multó con dos mil yuanes.

La familia esperaba que la señora Gao regresara a casa para el Año Nuevo Chino. Su anciana madre estaba afligida por no poder celebrar la tradicional fiesta con su también anciana hija.

Arresto y juicio en la corte

La señora Gao Zonghua fue a Jindatang en la ciudad de Hefei en marzo de 2018 para contarle a la gente sobre la persecución a Falun Dafa. Un oficial de policía vestido de civil la denunció. La policía encontró que la anciana tenía objetos de Falun Dafa para obsequiar. La señora Gao se las arregló para escapar de la comisaría de Shengli Road y se fue a casa durante la noche.

Saquearon su casa al día siguiente y se apoderaron de un libro de Falun Dafa. La comisaría de Shengli Road presentó documentación falsa sobre la señora Gao a la fiscalía del distrito de Shushan el 25 de abril de 2018. Fue acusada y puesta bajo arresto domiciliario el 20 de julio de 2018.

El tribunal programó el juicio de la señora Gao para el 25 de octubre de 2018, pero en la víspera del juicio la policía la arrestó. Fue juzgada el 15 de noviembre de 2018 sin anunciar el veredicto.

La familia trató de evitar que la madre de la señora Gao se enterara de su arresto. Pero finalmente, no tuvieron más remedio que decírselo, ya que estaba acostumbrada a que su hija la visitara una vez cada semana.

La señora Gao Zonghua fue sentenciada ilegalmente a siete años de prisión en 2010 y maltratada bajo custodia por negarse a renunciar a su fe en Falun Dafa.

Con el apoyo de amigos y familiares, la madre de la señora Gao contrató a un abogado de Beijing para defender a la hija. El letrado quedó muy conmovido con la necesidad de la anciana madre al contratarlo para defender el derecho constitucional de la hija, una señora de 80 años de edad, para practicar su fe libremente.