(Minghui.org) Me encontré con Falun Dafa por primera vez en 1996 cuando cursaba la escuela secundaria, sin embargo, no comencé a cultivarme de inmediato. En ese momento, mi precaria condición física hacía que mi vida fuera miserable al extremo, al punto que ningún tratamiento médico parecía aliviarme.

Dafa limpia mi cuerpo

Mi madre comenzó a cultivarse en Dafa después de que una amiga le diera un ejemplar de Zhuan Falun, y le explicara que el libro enseña a la gente a cultivar su interior.

Muchas personas comenzaron a venir a nuestra casa para leer aquellos libros de Dafa juntos y practicar los ejercicios. Mi padre y mi hermano me instaron a unirme a ellos una noche, conduciéndome a la habitación donde mi madre estaba practicando los ejercicios con otras personas. Como me sentía demasiado avergonzada para marcharme, me uní al grupo.

Cuando meditamos, pude sentir una corriente de calor que fluía dentro de mí, y a mi cuerpo lo envolvió una campo de energía poderoso. Pensé que el ejercicio era realmente bueno. De repente, pude sentir una sustancia moviéndose frenéticamente dentro de mi cuerpo. Comprendí que mi cuerpo probablemente estaba poseído y que el Maestro Li estaba limpiando mi cuerpo. No sentí miedo. De pronto, la sensación se detuvo, y volví a sentir mi cuerpo envuelto en un campo poderoso de energía. Desde aquel entonces, recobré la salud. Shifu hizo desaparecer la posesión animal.

Comenzando la cultivación en Dafa

Tuve un accidente automovilístico en 1997. Me fracturé el hueso del muslo izquierdo. Volví a quebrármelo hasta dos veces en los dos años siguientes. Esto me llevó a desear con fuerza saltar afuera del ciclo de la reencarnación y no querer volver a este mundo en mi próxima vida, para sufrir. Sabía que únicamente Dafa podía ayudarme en mi propósito, y liberarme del ciclo de reencarnación. A los 17 años, hice una promesa: Haría lo imposible por cultivarme en Dafa.

Cultivar Dafa llenaba de felicidad mis días. Mi vida empezó a tener sentido, aunque sufría altibajos en el camino. Las cosas no siempre iban bien y vacilé en ciertas ocasiones. No siempre me he cultivado diligentemente.

La protección del Maestro

Cuando cursaba mi último año de secundaria, mi familia vivía en un bungalow que tenía tres habitaciones. Dos  estaban conectadas, pero la tercera era un agregado con una puerta separada. Esa era mi habitación.

Una noche, un hombre irrumpió en mi habitación. Me golpeó y me tapó la boca con la mano para evitar que gritara. Aunque sabía que estaba dispuesto a hacerme daño, no sentí miedo. Le señalé su mano, gesticulando para que dejara de taparme la boca. Acto seguido, quitó la mano, diciendo: "¡Nadie podrá oírte!".

Me incorporé y le dije con calma: "Practico Falun Dafa y aprecio mi vida".

Sacó un cigarrillo y comenzó a merodear por la habitación. Mientras lo miraba, de repente me pregunté qué pasaría si salía corriendo. Así que me levanté de la cama, abrí la puerta y corrí hacia la habitación de mis padres. Me persiguió y me dio un puñetazo en la nariz, después echó a correr, saltó el muro y se escapó.

Mi madre y yo nos inclinamos en señal de reverencia, y agradecimos al Maestro y Dafa que me hubiera protegido.

Los primeros años de la cultivación

Aunque comencé a cultivarme en la escuela secundaria, no era muy diligente. Debido a la fractura en mi pierna, dejé los estudios durante dos años. Pese al largo descanso, mi condición física era todavía muy frágil cuando retomé el último año escolar. Tenía que acostarme a las 9, todas las noches, ya que me resultaba imposible mantenerme despierta. Aflojé en el estudio del Fa, y mi mente estaba constantemente repleta de asuntos mundanos.

Una noche soñé que mi cama estaba llena de insectos verdes y aterradores. Mientras trataba de sacarlos de mi cama, grité pidiendo ayuda a mi hermano. En ese momento, mis dispositivo de grabación de repente comenzó a reproducir algunas grabaciones que había hecho de los poemas del Maestro. Después de un tiempo, el sonido comenzó a desvanecerse gradualmente. Me sentí mal conmigo y me pregunté si mi relación predestinada con Dafa no era lo suficientemente fuerte. En este preciso instante, la voz del Maestro volvió a escucharse: "El Fo te ha conducido hasta este punto. ¿No te das cuenta? Recuérdalo...".

Aquellas palabras retumbaron en mis oídos y me desperté. Recuerdo que comencé a leer las conferencias del Maestro a las 2 de la mañana. Comprendí que una cultivadora debía hacer bien cualquier cosa que se propusiera.

Dafa me concede una nueva oportunidad

Cuando estaba en la escuela secundaria, mis padres no podían prepararme el almuerzo, así que me lo preparaba yo misma. Después de comer, estudiaba el Fa durante media hora y luego regresaba a la escuela para las clases de la tarde.

Los estudiantes de último año de secundaria en China deben presentarse a los exámenes de ingreso en la universidad. Como vivíamos en una ciudad pequeña, eran muy pocos los estudiantes de último año en mi escuela que solían aprobar los exámenes e ir a la universidad. Cuando salieron los resultados del examen, no solo aprobé, sino que lo hice mucho mejor de lo esperado. Sabía que Dafa me había sacado de la oscuridad y me había otorgado una nueva vida.

Cuando estudiaba en la universidad, volvía a casa todos los fines de semana. Entonces, estudiaba el Fa y distribuía materiales de Dafa con el resto de compañeras practicantes. Después de graduarme, me convertí en profesora. Estudiaba el Fa con una compañera practicante que enseñaba en la misma escuela que yo. También distribuíamos materiales de Dafa a pueblos cercanos. A veces, íbamos a prisiones cercanas para enviar pensamientos rectos para ayudar a los practicantes que se encontraban encarcelados debido a la persecución.

Cumpliendo los requisitos de Dafa para los practicantes

Un día mi madre dijo: "Te observé ahora, cuando estabas meditando. Tu cuerpo estaba iluminado, y lucías muy hermosa. Sin embargo, noté que no cruzabas las piernas en la posición de loto".

Como tenía la vieja lesión en mi pierna, sentía que mi hueso del muslo no se había soldado correctamente y eso me había impedido sentarme en loto. Hacía los ejercicios de pie, pero tenía miedo de sentarme y meditar. Al vivir en un dormitorio universitario con siete compañeras, dejé de practicar los ejercicios así que no tenía un buen ambiente de cultivación.

Mi estado de cultivación solo mejoró después de casarme y esforzarme en practicar los ejercicios todos los días.

Sé que en comparación con los requisitos que el Maestro establece para los practicantes de Dafa, me queda un largo camino por recorrer. Pero estoy decidida a seguir mejorando y rectificándome en mi camino de cultivación en Dafa.