(Minghui.org) Acababa de regresar de los Estados Unidos, y me encontraba sentado a la mesa de la cocina, cuando de repente sentí que algo iba a suceder. De pronto, me sentí incapaz de mover mi lado derecho, ni hablar, e incluso perdí el control de mi vejiga. Aparentaba ser una hemorragia cerebral.

Tras recostarme en el suelo de la cocina, mi primer pensamiento fue que algo andaba mal. Aunque tenía apegos, el Maestro nunca querría que abandonáramos esta tierra antes de tiempo. Me aferré a este pensamiento.

Quería eliminar esta interferencia, así que me mantuve en calma y envié pensamientos rectos, sin dejarme llevar por el miedo. Mi madre se dio cuenta de que tenía un problema cuando no acudí a cenar. Llamó a mi hermano y le pidió que fuera a visitarme para ver si me encontraba bien. Cuando me vio agachado en el suelo, no dudó en avisar a una ambulancia.

Estoy seguro de que mi hermano, acorde a sus nociones humanas, quiso hacer lo correcto. Sin embargo, mis pensamientos permanecían firmes en lo que el Maestro nos enseñó. Se trataba de una lucha entre el bien y el mal.

Aún así me trasladaron al centro de emergencias del hospital, debido a que mi presión arterial era demasiado alta. Los médicos encontraron muchas dificultades hasta que lograron controlarla.

Adquirir entendimientos a través de los sueños

En aquella época me encontraba asediado por una gran cantidad de sueños. Entendí a través de ellos que todos mis apegos, tales como el perfeccionismo, el miedo a la soledad y el complejo de inferioridad, habían ocasionado las brechas que usaron las viejas fuerzas para intentar arrebatarme la vida.

En un sueño me encontraba dando un paseo por el bosque con un cazador que me preguntó por qué me negaba a tomar los medicamentos para la hipertensión. Descubrí que las viejas fuerzas trataban de hacerme sentir culpable por haber tomado medicamentos durante mi estancia en el hospital. Usaron este truco para quebrar mi voluntad.

Más tarde, las viejas fuerzas intentaron aprovechar mi apego al perfeccionismo. Sentía miedo de cometer cualquier error. Siempre tenía miedo de hacer algo que no cumpliera con el estándar de un practicante. Pensaba que nunca podría perdonarme algo así, por lo que no quería cometer tanto error. Tenía miedo de asumir la responsabilidad de aquello que hiciera mal.

También sentía miedo de provocar cualquier situación que pudiera prolongar mi estancia en el hospital. Tal perfeccionismo se basaba en la auto protección, ya que no quería enfrentarme a angustia alguna. Quería escapar para no tener que seguir lidiando con aquel miedo.

Si seguía manteniendo cualquier apego, sin llegar a ser perfecto estaría dando a las viejas fuerzas la oportunidad de encontrar una brecha. Pero, como cultivador, ¿cómo podría hacer todo a la perfección? Entonces, ya me habría elevado y no podría seguir viviendo en esta tierra. Mi intento de perfeccionismo se convirtió en un instrumento para las viejas fuerzas mientras mi apego a la inferioridad todavía seguía en juego.

Cuando pienso que los demás son mejores que yo, sé que es fruto de los remordimientos o de que algo que hice no está bien. A veces también aparecen pensamientos eróticos, lo cual es algo organizado por las viejas fuerzas a diferentes niveles. En mi opinión, todos estos pensamientos son erróneos, ya que son en verdad un engaño y no son tuyos. Pero resultan tan reales que te hacen pensar de ti mismo que eres una persona mala. Sea como fuere, hay algo que las viejas fuerzas no pueden cambiar y es que tengo que permanecer en esta tierra para cumplir mi promesa.

Tales sueños podrían conducirme a pensar que se acercaba el fin, que ya no seguiría viviendo en esta tierra, o incluso que nunca estuve en esta tierra y que lo he soñado todo. Pero estoy aquí en esta tierra y esto se trató de una ilusión, aunque bastante real. Lo negué y no creí lo que me indicaron los sueños.

En otro sueño, me encontraba ya en mi mundo, pero en una cama de hospital. Sentí que era el gobernante de aquel mundo. Pero, este no era el momento apropiado para mostrarme mi reino. Aunque en ese momento no quería volver a la Tierra, ¿era real o solo una ilusión? Aún tenía que cumplir una misión en la Tierra.

Mirar hacia adentro y creer en el Maestro

Me sentía incapaz de caminar. Así que los practicantes me visitaron y me entregaron un reproductor de discos compactos para que escuchara el audio de las Nueve Conferencias de Zhuan Falun. Me brindaron el apoyo que necesitaba. Ahora podía escuchar el Fa y aunque todavía no podía leer, ya era capaz de enviar pensamientos rectos.

Mi condición mejoró y me transfirieron a una sala normal. Le agradecí al Maestro mi permanencia en el hospital. Aunque por un tiempo me vi obligado a usar una silla de ruedas, sentía que todo saldría bien.

Un practicante se ofreció a estudiar el Fa conmigo por teléfono. Gracias al estudio diario del Fa, a las visitas de otros practicantes y a compartir, me sentí parte de un solo cuerpo. Me esforcé en estudiar el Fa, enviar pensamientos rectos y hacer algunos de los ejercicios a diario. Pasado algún tiempo, ya pude hacer los cinco ejercicios.

Al escribir este artículo, me di cuenta de que aún tenía miedo a las enfermedades o a quedar discapacitado, incluso en algunos de mis sueños me lesionaba y quedaba discapacitado, así que explotaron mi brecha.

Al regresar a casa me di cuenta de que intentaba rehuir los conflictos. No quería entrar en conflicto con ningún practicante y aunque pensara lo contrario me callaba y no decía ni una palabra. Comprendí que me cultivaba con miedo. Este miedo es otro método que usaba el mal para mantenerme incapacitado, haciéndome sentir culpable. Incluso me impedía aclarar la verdad sobre Dafa, una tarea muy importante para un Dafa dizi.

En el poema del Maestro, "El corazón en sí está claro", recordaba una frase, "el Shifu guía el rumbo", lo que me dio fuerzas para seguir adelante.

El Maestro nos enseñó:

"El Fa salva a todos los seres, el Shifu guía el rumbo

Al izarse una vela, cien millones de velas se despliegan

Abandonando los apegos, las livianas barcas avanzan veloces

Con corazones humanos pesados, difícil es cruzar el océano

Viento y nubes cambian de repente, el cielo a punto está de caerse

Montañas se derrumban, mares se agitan y olas ruedan feroces

Cultivándose firmemente en Dafa, siguiendo de cerca al Shifu

Con apegos demasiado fuertes, el rumbo se pierde

Las barcas se vuelcan, las velas se rompen, huyen por sus vidas

Barro y arena se dispersan, quedando sólo el oro brillante

No hay en vida o muerte nada de qué alardear

Si es capaz o no uno de actuar –la verdad se hace evidente

Esperando la llegada del día de la perfección

La gran revelación de la verdad dejará al mundo en asombro"

(El corazón en sí está claro, Hong Yin II).

Mi miedo no fue eliminado, sin embargo, no dejaré que me controle. Todavía estoy aquí y puedo aclarar la verdad en este mundo. Vivo para eso, para cumplir mis promesas.

Tratando a los demás pacientes con benevolencia  mientras elimino el sentimentalismo

En el centro de rehabilitación me encontré con otros pacientes dispuestos a escuchar la verdad acerca de Falun Dafa. Una anciana me dijo que yo era un modelo a seguir ya que había logrado volver a caminar en muy poco tiempo. Repartí algunas flores de loto mientras les hablaba de Falun Dafa, de los múltiples beneficios que brinda esta práctica de cultivación y de cómo me ayudó a superar mi enfermedad.

Después, una mujer me comentó que no podía dejar de pensar en volver con su familia y otra, que estaba postrada en cama, que ningún médico lograba remediar sus males.

En un instante, la soledad me envolvió, recordé que no estaba casado y que mis ingresos eran escasos. Así que me asustó la idea de quedarme solo y de no tener a nadie que me apoyara en caso de necesidad.

Mientras permanecí en aquel centro me encontré con frecuencia a punto de llorar cuando observaba el destino de algunas de aquellas personas. Quería albergarlos a todos en mi corazón, ya que se trataba de seres conscientes que no habían tenido fortuna. Debía sentir compasión en mi corazón al tiempo que eliminaba todos los sentimientos humanos.

Con la sabiduría que da la experiencia, entiendo que el tiempo es valioso. Perdí algunos meses que podía haber estado aclarando la verdad a la gente. También comprendí que las viejas fuerzas pretenden alcanzar el éxito por encima de todo. Ahora lo sé, quiero usar mi tiempo para hacer llegar la verdad a todos los seres conscientes.

(Presentado en la Conferencia del Fa en Alemania en 2019)