(Minghui.org) Cuando el partido comunista chino inició su persecución contra Falun Dafa el 20 de julio de 1999 apelé al gobierno provincial por el derecho a practicar Dafa y clarifiqué la verdad sobre Dafa. Fui transferida a un colegio rural como resultado.

No me sentí mal o avergonzada por ser transferida porque me sentía afortunada de haber encontrado a Falun Dafa y de vivir bajo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Las condiciones del nuevo trabajo eran un poco peor que las del colegio anterior, pero esto no me preocupó. Le conté a mis compañeros por qué había sido transferido a ese colegio y sobre la persecución a Falun Dafa.

Voluntariamente compré los comestibles necesarios para hacer la comida y lavar los platos después de comer. Desde que llegué al lugar de trabajo todo el mundo ha estado comiendo bien mientras gastan poco dinero.

También me hice cargo de mis estudiantes, ayudándolos a preparar sus comidas y dándoles agua caliente para beber a lo largo del día. También conseguí material escolar para los niños ahorrándoles tiempo y dinero a los padres. Los padres estaban conmovidos.

Una niña del pueblo vecino se negaba a ir al colegio, pero para el deleite de sus padres, no se volvió a negar después de ser asignada a mi clase. Ellos me compraron algunos huevos, los cuales no acepté, explicándoles que practico Falun Dafa y que no acepto regalos. Me detuvieron en el camino a casa y no tuve más opción que aceptar los huevos. Mi marido, que no es practicante, me sugirió poner algo de dinero en un sobre y mandárselo a casa con la niña.

Resolviendo los problemas pacíficamente

Después de trabajar en este colegio por tres años fui transferida de nuevo a mi anterior lugar de trabajo. Me dieron el curso más caótico de todos para enseñar: el segundo grado.

Algunos compañeros bienintencionados me sugirieron que encontrara alguna excusa para rechazar la clase. Pensé que tenía una relación predestinada con los niños y que haría todo lo posible para que ellos mejoraran. Usaría los principios de Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, sería desinteresada y siempre consideraría el bienestar de los demás.

Coloqué tres canastas de flores en la pared trasera del salón de clases. Cada fila de estudiantes enfrentaba una canasta, y cada canasta decía: "concentración, honestidad, amabilidad, compasión, autocontrol, tolerancia". Cada estudiante tenía muchos pétalos de flores u hojas recortadas. Los estudiantes con buen comportamiento escribirían sus nombres en los pétalos u hojas y los pondrían en la canasta de su fila. Luego se compararían para ver qué canasta de flores de la fila estaba floreciendo y los niños tratarían de ser buenas personas.

También ayudé a los estudiantes que tenían problemas con las tareas escolares. Nunca acepté ningún regalo de los padres ni acepté un pago de los estudiantes que consiguieron los materiales escolares que recomendé. La librería tenía conexiones con nuestros practicantes de Dafa y sabían la verdad sobre Dafa, así que entendieron por qué no acepté regalos ni pagos.

Recomendé a los niños que fueran considerados y pensaran en el sacrificio de sus padres y que no les dieran muchas preocupaciones. Algunas veces les di deberes especiales para que ayudaran a sus padres con quehaceres. Al día siguiente los niños compartían con la clase el proceso sobre cómo ellos hicieron los quehaceres. Después de intercambiar, se dieron una palmadita en la espalda, aumentando su confianza.

Enseñando a los niños a mirarse hacia dentro

No regañaba a los niños cada vez que había un conflicto entre ellos. En lugar de eso hice que se calmaran y buscaran dentro de sí mismos para ver dónde actuaban mal. Tenían prohibido nombrar a los niños de la parte enfrentada mientras lo hacían. De esta forma, después de los conflictos, los niños se disculpaban unos con otros, se daban la mano y hacían las paces. Este es un principio de Falun Dafa que el Maestro Li (el fundador) nos ha enseñado: mirar hacia adentro.

Ser una practicante de Dafa me ha dado fuerza ilimitada. En un mes mi clase tomó un giro de 180 grados para mejor. De vez en cuando, los altos mandos vinieron para seguir de cerca las clases en la escuela. El director confió en mí y asignó a mi clase para que sea inspeccionada y represente a la escuela.

Los padres también confiaron en mí. Cada vez que el colegio pide el dinero de la matrícula, los padres de mis estudiantes la pagan muy rápidamente. Los padres de otras clases acuden primero a mí para verificar el gasto y luego pagar el dinero.

¡Mis estudiantes también saben que Falun Dafa es bueno! Una vez un pequeño niño en mi clase tenía dolor de cabeza y recitó las palabras: “¡Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”. El dolor de cabeza pasó poco después.

En la víspera de la graduación de mis alumnos, les di una libreta como regalo de graduación. Les dije que los regalos se pueden comprar con dinero, pero el mensaje que les di los beneficiaría mucho.

Mi mensaje era “Hagan las cosas y hablen con un poco más de honestidad, socialicen con un poco más de compasión; y cuando ocurran conflictos, sean un poco más tolerantes”.