(Minghui.org) Cuando el partido comunista chino (PCCh) lanzó su persecución a Falun Dafa, justo me gradué de la universidad. No entendí por qué el PCCh incriminó a Falun Dafa y persiguió a 100 millones de practicantes.

Aunque no practicaba Falun Dafa, sentí simpatía por los practicantes de Dafa. Mi hermana es muy firme en su creencia, y he sido testigo de la bondad de los practicantes y su altruismo. Cuidó a nuestra madre enferma sin quejarse, y vi las innumerables cosas buenas que hizo. Por lo tanto, la admiraba mucho.

Después que comencé a trabajar, entré en contacto con algunos practicantes de vez en cuando y acepté sus materiales informativos sobre Dafa y la persecución. Mi hermana me convenció de renunciar al PCCh y a sus organizaciones juveniles.

Me hice un examen médico en agosto de 2017 y me diagnosticaron cáncer de hígado en etapa avanzada. Estaba desesperado y preocupado por quién cuidaría de mi esposa enferma e hijos pequeños.

Los médicos de los hospitales de la ciudad y provincial me dijeron que no podían ayudarme. Oí sobre un médico en Mongolia Interior cuyos pacientes se recuperaron de enfermedades incurables, pero no estaba aceptando nuevos pacientes en ese momento.

Me quedé en casa de mi hermana por unos días. Era increíble que pudiera dormir esa primera noche en su casa sin sufrir ningún dolor de hígado insoportable.

Un practicante de Falun Dafa vino a verme y me dijo: "Si practicas Falun Dafa sinceramente, Shifu purificará tu cuerpo". Mi hermana también sugirió lo mismo, así que estaba decidido a convertirme en un practicante de verdad.

Aunque sentí un gran dolor, decidí estudiar el Fa. Mi hermana me dijo que Shifu me estaba ayudando a eliminar el yeli. Del Fa, aprendí la raíz de la enfermedad de una persona.

Cuando estaba haciendo los ejercicios, tenía tanto dolor en las piernas que me temblaba el cuerpo y no podía estar de pie. Sin embargo, terminé los ejercicios. No importa cuán difícil fuera, estaba decidido a ser un practicante diligente.

Mejoré, el dolor disminuyó y pude comer. Mi hermana y otros practicantes me ayudaron, me alentaron y compartieron experiencias conmigo. Me sentí un poco mejor todos los días, y después de un mes me recobré de la enfermedad que amenazaba mi vida.