(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa a finales de 2009. Antes de eso, tenía muy mal genio y fumaba un paquete de cigarrillos al día. También sufría de un dolor de rodilla tan agudo que me torturaba aún cuando caminaba solo unos pasos. A veces, incluso despertaba en medio de la noche por el dolor. Probé con muchos médicos bien conocidos, pero ninguno logró aliviar mis síntomas. Pensé que iba a vivir con el problema de mi rodilla por el resto de mi vida.

Mi familia entró en quiebra por un período de tiempo y, como resultado, mi novia me dejó. Además, desarrollé problemas oculares y no podía mirar el monitor de la computadora o la pantalla de televisión por más de quince minutos seguidos. Todas estas cosas me ocasionaron muchas tribulaciones, y me enojaba por otras más triviales.

Me preguntaba por qué mi familia tuvo que pasar por las ruinas de la bancarrota y por qué mi novia me había dejado por no tener dinero. Tampoco entendía por qué había sido creado el hombre y cuál era el propósito de la vida. No podía comprender por qué mi vida estaba llena de dificultades y tribulaciones, y por qué no era capaz de buscar vengarme de las personas que me habían lastimado.

Leí muchos libros, tanto occidentales como orientales, pero no encontré las respuestas a mis preguntas.

En esos pocos años, estuve a cargo de un laboratorio en una universidad médica, y trabajaba con los estudiantes para el trasplante de tejidos cancerosos en animales y experimentaba en ellos con diferentes medicinas. Me dieron el trabajo debido a mi formación como  anestesiólogo.

Era amigo cercano de un profesor llamado Nima. Un día, estaba de muy mal humor y, cuando fui a verlo, se dio cuenta enseguida. Después de oírme quejar acerca de mi situación, me dio una copia del libro Zhuan Falun. Dijo que en el libro podía encontrar todas las respuestas que buscaba. No tomé en serio sus palabras, pero confié en él, sabiendo que era una persona muy buena y racional.

El libro era una copia electrónica guardada en una memoria USB. Le pregunté: "¡¿Quieres que mire la pantalla del ordenador con mi enfermedad?!". Dijo que estaría bien leer diez páginas al día. Empecé a leerlo ese día, y Nima me llamaba diariamente para revisar mi progreso.

Me costó mucho trabajo leerlo, pero lo hice por respeto a mi amigo. Para mi sorpresa, sí encontré todas las respuestas allí. Se sentía como si  hubiera estado en su búsqueda toda mi vida,  era como una persona que había perdido su tesoro y lo había estado buscando en vano por todas partes.

La noche que terminé de leer el libro por primera vez, me sentí tranquilo y dormí mejor que en cualquier otra noche en mis últimos veinticinco años. Fue la noche más tranquila que había experimentado jamás.

Traté de leerlo más, y de actuar de acuerdo con los principios morales que explicaba. Poco a poco, me convertí en una persona mucho más amable y trabajadora. A veces, hacía cosas gratuitas para mis alumnos. Ya no era temperamental y me hacía cada vez de más amigos. Incluso algunos de los estudiantes venían a verme antes de irse a casa.

También recuperé la salud al hacer los ejercicios de Falun Dafa. Después de solo un año de practicar, fui capaz de ir de excursión. Esto fue un milagro para mí. Además, ya no necesitaba llevar lentes. Unos años más tarde, cuando un nuevo practicante preguntó si podría dejar de usar lentes haciendo los ejercicios, de repente recordé que hubo un tiempo que solía usarlos.

Tumor sospechoso

De vez en cuando, me gusta tomar café y generalmente tomo la cafetera con mi mano izquierda. Un día en el 2013, sentí repentinamente un ligero dolor cerca de mi corazón mientras trataba de agarrar la taza. No le presté mucho la atención, pensando que era por cansancio o algo parecido al dolor de un resfriado.

Sin embargo, el dolor fue empeorando. Después de una semana, ya no podía ni siquiera levantar mi mano a la altura del hombro. Con mi mano derecha, comencé a examinar mi pecho y axila. De repente, sentí un enorme tumor, más grande que una nuez. Era precisamente como los tumores cancerosos que trasplantamos a los ratones y conejos en el laboratorio. En ese momento, había trabajado en el laboratorio durante tres años, lo suficiente para entender lo que estaba ocurriendo.

Estaba aturdido e incluso no podía bajar mi mano. Fue una prueba muy difícil para mí.

Luego reflexioné sobre mi vida y me di cuenta de que el dolor podría ser mi deuda de yeli (karma) por las malas acciones de mi pasado. Me dije que nunca renunciaría a la práctica de Dafa.

No fui al médico para hacerme un examen. Mi familia estaba un poco preocupada, pero les dije que iba a estar bien. Aguanté el dolor y miré hacia adentro otra vez. Todavía vi resentimiento, lujuria, egoísmo y celos. Nunca había pensado que tenía estos apegos.

El dolor disminuyó gradualmente, y olvidé lo que había sucedido. Unas semanas más tarde, quise tomar café otra vez. Levanté mi mano izquierda para tomar la cafetera y me di cuenta  que no sentía ningún dolor. Examiné mi cuerpo nuevamente y ya no encontré ningún tumor. Era increíble, como si no hubiera pasado nada en absoluto.

El proceso entero de hacer el café ese día estuvo lleno de lágrimas y reconocimiento hacia el Maestro. ¡Fue el café amargo más dulce que he tenido jamás!

Les agradezco a todos los practicantes que me acompañaron en mi camino de cultivación y me ayudaron a entender mejor el Fa. Si hay cualquier deficiencia en mi entendimiento, por favor señalarla amablemente.