(Minghui.org) Mi familia vive en una pequeña aldea en lo profundo de las montañas. En los últimos tiempos se ha puesto de moda entre la gente de la ciudad viajar a nuestra región en busca de vida salvaje o de los antiguos modos de vida, lo que ellos llaman “regresando a la naturaleza”. Ahora nuestro pueblo se ha convertido en una “aldea tradicional” y mi casa es un “Hogar tradicional” (Casa Rural).

En agosto de 2017, un maratón internacional se iba a realizar en mi aldea. Entonces el comité organizador reservó habitación y comida en mi casa por una semana.

En la preparación de las habitaciones puse paquetes de material informativo sobre Falun Dafa en cada una y colgué el caracter 福 (Buena Fortuna) en las paredes, flanqueados por los pareados “Falun Dafa es Bueno” y “Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Tan pronto como el jefe del comité los vio en las habitaciones su cara cambió. Él ni siquiera podía mirarme fijamente. Me miraba con desprecio por el rabillo del ojo cuando hablaba.

No dije nada, pero envié pensamientos rectos cada vez que pude. También le pedí a compañeros practicantes que enviasen pensamientos rectos. En ese momento, también estaba siendo interferida y estaba tosiendo mucho. Sabía que tenía que limpiar el campo de maldad y pedirle al Maestro que me diera fuerzas y ayudara a esas personas a aprender los hechos sobre Falun Dafa.

El primer día, el jefe vino a hablar con mi marido: “Toda esa gente que se está quedando en su casa son reporteros y VIP. ¿Qué pasará si los reporteros escriben algo sobre esto?”. Mi marido no practica Dafa pero lo apoya, dudó y quiso quitar los materiales.

Yo le dije: “¡No! Esto es exactamente lo que quiero que ellos sepan”. Esa noche saqué el libro de Dafa y le leí un párrafo. Después de eso mi marido no volvió a querer quitar los materiales.

El segundo día mi casa estaba desbordada de huéspedes. Podía sentir que la casa estaba llena de sustancias negativas que me hacían toser mucho así que continué enviando pensamientos rectos y pidiéndole al Maestro su ayuda.

Durante su estancia uno de los reporteros preguntó a mi marido “¿Por qué tiene tantos materiales sobre Falun Dafa en su casa?”.

Él respondió “Oh, mi mujer practica Falun Dafa. Han pasado 20 años y sus enfermedades desaparecieron. Ya no tengo que cuidarla más”.

El reportero respondió “Ya veo. Por favor sea cuidadoso”.

Mi marido, gracias a esa experiencia, comprendió que siempre y cuando los practicantes de Dafa tengan el deseo de salvar a las personas, el Maestro asistirá a sus discípulos y salvará a la gente. La persecución no ocurrirá en esos casos.

Al principio estaba muy ocupada para cocinar así que compraba comida del supermercado. Pero el vicepresidente del comité era difícil y me preguntó si los bollos eran comprados del supermercado, así que decidí tratarlos como a mi propia familia. Presté mucho cuidado al prepararles comida casera para ellos cada día.

Cuando se estaban marchando el vicepresidente me preguntó si podría hacer los pasteles con cebollinos de mi huerta para él una vez más. Yo acepté. Cuando estaba preparando su cuenta, él señaló los caracteres en el muro y dijo: “Cóbreme lo que sea. Confío en usted”.

Al escuchar lo que dijo y ver su comportamiento sincero supe lo que significaban sus palabras. Probablemente él pudo ver que yo era educada, confiable y sincera y que mis precios eran muy razonables. En lugar de regatear me dijo que posiblemente estaría en mi casa el siguiente año. Él me dejó 2 medallas de bronce del maratón como recuerdo. Supe que el Maestro me estaba alentando.

“Estaré en su casa de nuevo el año que viene”. Este fue su reconocimiento de lo que había hecho y de lo que hacen los practicantes. Significaba que había entendido los hechos sobre Falun Dafa. Agradecí al misericordioso Maestro por esa oportunidad de demostrar la belleza de Falun Dafa.