(Minghui.org) La Sra. Li Zhixiu de la ciudad de Changchun comenzó a practicar Falun Dafa (también llamada Falun Gong) en 1998. Siguió los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y se benefició física y espiritualmente de la práctica. Su pesadilla comenzó cuando el partido comunista chino (PCCh) y el régimen de Jiang comenzaron la brutal persecución a Falun Dafa en julio de 1999.

La Sra. Li fue arrestada por primera vez y detenida en la Plaza Tiananmen en febrero de 2000 por ir a Beijing para hablar en favor de Falun Dafa.  Estuvo durante 15 días bajo custodia. Fue obligada a escapar de su hogar en diciembre de 2000 y fue arrestada nuevamente por oficiales del buró de policía de Shenzhen Liantang en la ciudad de Shenzhen en julio de 2001. Durante los siguientes diez años sufrió una persecución inhumana en prisión.

Aquí está la historia personal de la Sra. Li Zhixiu:

Torturada en el centro de detención de Shenzhen

Los bandidos irrumpieron en mi casa al mediodía del 12 de julio de 2001. Sin mostrar ninguna identificación, taparon mi cabeza con algo de ropa y me metieron en una camioneta. No tuve tiempo de ponerme los zapatos.

Ocho practicantes de Falun Gong fueron secuestrados ese mismo día y estaban en la misma camioneta conmigo. No sabía a dónde nos habían llevado hasta que me quité la ropa de la cabeza: un cartel en el edificio decía "Buró de policía de Shenzhen Liantang".

Un policía me empujó al piso y me esposó a un picaporte, luego me ignoró hasta alrededor de las 2:00 a. m. cuando me llevaron al centro de detención local, me ordenaron que durmiera entre un drogadicto con tatuajes y un ladrón sordo. Las mujeres me intimidaron y ocuparon mi espacio, así que no tenía dónde dormir y me quedé sentada toda la noche.

Me negué a dar mi nombre e hice una huelga de hambre para protestar por haber sido perseguida. Un oficial me llevó a una sala de interrogatorios donde había agua goteando del techo y se acumulaba en el suelo hasta la altura de los tobillos. Me obligaron a sentarme en un banco de cemento. El agua goteó sobre mi cabeza y bajó a mis pies durante casi seis horas sin interrupción.

Esto ocurrió varias veces. Intentaban hacerme decir mi nombre y mi domicilio, me prometieron que podría irme a casa si lo hacía. Como continué negándome a cooperar, dejaron de interrogarme.

El día que entré en huelga de hambre durante una semana, un oficial de policía me llamó a la oficina y trajo a seis presos condenados para que me retuvieran.

Encontraron un cuerno de buey y le cortaron la parte superior puntiaguda para hacer un embudo, luego lo usaron para forzarme a comer. El borde desafilado me perforó la boca. Me negué a tragar el líquido. Encontraron un martillo para forzar el embudo en mi garganta. Recién me llevaron de vuelta a la celda cuando me sofoqué y no pude respirar. El interior de mis mejillas estuvo cortado e hinchado por varios días.

Comencé una huelga de hambre hasta que fui liberada del centro de detención de Shenzhen, donde estuve detenida durante 20 días. Los oficiales del buró de policía de Changchun me recogieron y me llevaron al centro de detención de Changchun Tiebei. Más de un mes después, fui transferida al centro de detención Nro. 3 de Changchun.

Sufrimiento durante dos años en el centro de detención Nro. 3 de Changchun

En el centro de detención Nro. 3 de Changchun, Li Xintao y Wang, dos oficiales del buró de policía de la ciudad, me interrogaron. Cuando me negué a responder sus preguntas, arrojaron el portapapeles y el bolígrafo a mi cara y se fueron. Me amenazaron y dijeron que sería encarcelada para siempre.

Era un centro de detención de nuevo, y las condiciones eran extremadamente duras. La comida y la sopa estaban llenas de arena y hojas, a veces con escamas de pescado. Obtuvimos los restos de lo que quedaba después de lavar y cocinar para los guardias.

Nunca hubo suficiente pan de maíz. Si estaba enviando pensamientos rectos a la hora de la comida, no alcanzaba a comer nada cuando llegaba; un interno que sufría de hipertiroidismo se lo comía todo.

Los tablones en los que dormíamos no eran lo suficientemente grandes como para acomodar a todas las reclusas. Cada persona tenía que dormir con la cabeza contra los pies de otra persona. Yo tenía sarna en ese momento, así que no quería contagiar a nadie y no pude conciliar el sueño. Era septiembre y hacía mucho frío por la noche. Llevaba una camisa de manga corta y pantalones livianos y caminé de ida y vuelta en la celda para mantenerme caliente.

Quería hacer los ejercicios, pero el recluso en turno jaló mis brazos y me detuvo. Cuando estaba cansada de caminar, me senté y crucé las piernas hasta el amanecer. Durante el día, me forzaron a sentarme en la tabla. La piel de mis nalgas estaba irritada por sentarme en la tabla.

Debido a la falta de comida y sueño, y con el dolor de la sarna, me puse muy delgada y demacrada en menos de un mes. Cuando los oficiales del buró de policía de la ciudad vinieron a interrogarme nuevamente, no pudieron reconocerme.

Hice una huelga de hambre para protestar por no poder hacer los ejercicios. Finalmente me dejaron dormir en el suelo y hacer los ejercicios por la noche. Recogí ropa de otros practicantes y los usé como colcha. Dormí cerca de la puerta. Era a fines de otoño y hacía mucho viento, y algunos de los reclusos estaban preocupados de que pudiera caer enferma por el viento, y me instaron a no dormir en el suelo. Les dije que estaría bien porque era practicante de Falun Gong.

Había descubierto una forma de hacer los ejercicios, pero el mal no estaba dispuesto a permitir que mis días pacíficos continuaran. Intentaron todo para perseguirme. Un día podrían anunciar que quien hiciera los ejercicios tendría que sentarse en la tabla por un tiempo prolongado. En otro día, podrían anunciar una búsqueda de artículos de Falun Dafa. En otro día podrían encadenar a los practicantes de Falun Gong.

Adoptaron una política de implicación e instigaron a todos los demás presos a odiar a los practicantes y maldecirnos. Estuvimos bajo una gran presión y enfrentamos insultos todos los días. Ante tal tortura inhumana, el método más comúnmente utilizado para resistir fue hacer una huelga de hambre.

En el centro de detención, padecíamos humillación y dolor sin fin; era un infierno en la tierra.

Un sábado, me llamaron para interrogarme. Otros reclusos estaban aterrorizados y me dijeron que quienes fueran interrogados los fines de semana serían interrogados por funcionarios externos o serían golpeados. Me dijeron que usara más ropa. Salí solo con algo para cubrirme. Los informantes más tarde me dijeron que los dos oficiales que me interrogaron se llamaban Zhang Zhengzhen y Gao Peng. Al verme, me preguntaron: "Hemos oído que se negó a firmar la orden de arresto".

Entonces uno de ellos me golpeó la cara una y otra vez hasta que se cansó. No sé cuántas veces me abofeteó, hasta que mi cara se entumeció y perdí toda sensibilidad. El otro oficial saltó y me dio una patada en el abdomen. Volé varios metros atrás y me caí. Me dolió terriblemente el bajo vientre.

Recreación de la tortura: golpes y patadas.

Llamaron a un guardia para que me llevara a la celda. El guardia de la cárcel notó que mi cara estaba hecha un desastre y que no podía levantarme debido al dolor. El guardia registró que fueron los oficiales externos que vinieron a interrogarme los responsables de mi condición.

Hice una huelga de hambre y pedí que me dejaran en libertad porque era inocente. Cuando los guardias estaban fuera de servicio, tres de ellos, Lao Chen, Su (mujer) y Han (hombre) me llamaron afuera y luego me llevaron al Hospital Shuanyangsheling para alimentarme a la fuerza.

Cuando llegamos al hospital y me negué a bajar del automóvil, Lao me golpeó la cabeza. Grité: "¡Falun Dafa es bueno! ¡El Fa rectifica el cosmos! ¡La maldad está completamente eliminada!".

Me sacaron del auto y me llevaron a una cama. Han giró la cama una y otra vez mientras decía: "Déjame girar tu cosmos". Lo hizo hasta que me sentí mareada y me desmayé.

Luego insertaron tubos en mis fosas nasales y me alimentaron a la fuerza con un líquido de maíz y sal. Tiraron del tubo repetidas veces y el polvo de maíz cayó por toda la nariz, la boca, la cara, el cuello y el cuerpo. Me volví incontinente y estaba aturdida. Cuando volví al centro de detención, un recluso en el corredor me miró sorprendido y me preguntó: "¿Cómo llegaste a tal estado?".

En el centro de detención me negué a usar el chaleco amarillo. Un día, el guardia dijo que los oficiales realizarían una inspección y me pidió que me pusiera el chaleco, me rehusé. Otros practicantes también se rehusaron a usar el chaleco.

Después de que los inspectores se fueron, los guardias Chen Xue, Lao Chen y Su nos sacaron de la celda y nos esposaron. Mientras me arrastraban por el pasillo, grité al pasar por cada celda: "Todos los practicantes de Falun Gong, ¡pongámonos de pie para resistir la persecución!".

Su intentó detenerme y patearme.

Recreación de la tortura: esposada y con grilletes.

Varios de nosotros fuimos esposados con gruesas cadenas y grilletes. Conectaron las esposas y el grillete, por lo que no pudimos sentarnos derechos ni acostarnos.

Mis muñecas y tobillos resultaron heridos. Tal tortura se llama Gran Eslabón. Una vez que está así, la víctima no puede usar el baño y es alimentada a la fuerza si está en huelga de hambre o insultada si come y usa el baño.

La tortura con grilletes duró una semana. Fui torturada de esta manera durante dos años.

Torturada en la prisión para mujeres de la provincia de Jilin

Fui sentenciada a 12 años de prisión en 2003 y llevada a la prisión para mujeres de la provincia de Jilin.

Mi primera parada fue el grupo de entrada. Dos oficiales, Zhou Yuan y Han, ordenaron a dos presas condenadas llamadas Zhang Liyan y Jiang Guizhi a vigilar a las practicantes de Faun Gong. Como nos negamos a recitar las reglas de la prisión, no pudimos tomar descansos.

Cuando otras se fueron a dormir, Zhang y Jiang nos ordenaron que nos sentáramos en pequeños taburetes. Debido a que nos negamos a usar las tarjetas con nombres de prisioneras, no nos permitieron ver a nuestras familias o ir al comedor. Hicimos huelgas de hambre para resistir la persecución.

Alimentación forzada

Un día, nos ataron a las camas a lo largo del corredor y comenzaron a alimentarnos a la fuerza. Retiraron los tubos y me alimentaron de la misma manera que antes. El corredor se llenó con el sonido de insultos de la maldad y el llanto de las practicantes de Falun Gong.

La escena rompió mi corazón. Escapé y fui al baño. Intentaron llevarme de vuelta, pero me detuvieron cuando grité: "¡Si alguien se acerca, moriré aquí mismo!". Ocurrían cosas similares a menudo.

Recreación de la tortura: alimentación forzada.

Fui transferida a la sección 13, una sección especial donde los presos habían sido sentenciados a más de un término. Estos prisioneros a menudo realizaban trabajo forzado hasta bien entrada la noche. Me negué a llevar una tarjeta con nombre de prisionero, me negué a hacer trabajo esclavo y les dije a otros practicantes de Falun Gong que no deberíamos hacer ese trabajo. Un día, el jefe de sección, He Zhenguo, me llamó a su oficina. Golpeó su escritorio con el puño y gritó: "¿Qué demonios vamos a hacer contigo?".

Dije tranquilamente: "No quiero nada. Solo quiero irme a casa en paz y con buena salud".

Su actitud cambió y preguntó: "¿De verdad lo crees?".

Yo respondí, "Sí".

Él dejó de gritarme y llamó a Zhu Bailing, el recluso al que se ordenó que me vigilara de cerca y le pidió que comprara dos tazas de fideos instantáneos para mí.

Fue cerca del Festival de Medio Otoño. Compró dos pasteles y me los trajo. Después de eso, me dejó volver a la celda una vez que terminaba la cena a las 4:30 p. m. Ya no tenía que estar con los otros reclusos en el taller de la prisión hasta altas horas de la noche.

Un mes después fui transferida a otra sección especial, donde estaban detenidos los ancianos, los débiles, los enfermos y los discapacitados. Los prisioneros en esa sección simplemente se quedaron allí y tenían que hacer algún trabajo.

Los informantes más tarde me dijeron que He Zhenguo, el jefe de la sección 13, ofreció ayuda a otros practicantes de Falun Gong durante el tiempo en que la mayoría de los guardias perseguían severamente a los practicantes.

Cinco caballos dividiendo el cuerpo

Mis días oscuros en esta sección comenzaron el 27 de abril de 2005. Sin previo aviso ni advertencia, Li Jian, el jefe de la sección de política penitenciaria, organizó a Fu Shuping y otros para irrumpir en mi celda. Me sellaron la boca con cinta y no dijeron nada. Me arrastraron desde el primer piso a una habitación oscura en el tercer piso que se usaba para torturar a los practicantes de Falun Gong hasta que renunciaron a su creencia.

Mi corazón latía rápido y mis manos y pies se entumecieron. Llamaron a un médico para que me conectara a un tanque de oxígeno. La habitación oscura estaba húmeda y fría. Fu Shuping llamó a varios expracticantes que habían abandonado su creencia e intentaron "transformarme". Me negué a escucharlos, ni abrí los ojos, pero Fu usó sus dedos para tratar de abrirlos.

El tercer día, cuando aún me negaba a escucharlos y mantuve los ojos cerrados, Fu, varios expracticantes y estafadores, Yan Lulu y Sun Yongjing, intentaron "transformarme" a la fuerza. Yan y Sun me sostuvieron en la cama, se sentaron sobre mí y ataron mis brazos y piernas a la cama. Me negué a escucharlos difamar al Maestro Li y a Falun Dafa, por lo que usaron una cruel forma de tortura, los llamados "cinco caballos dividiendo el cuerpo".

Había dos camas a lo largo de la pared desde la ventana hasta la puerta. Yo estaba acostada en la cama junto a la ventana. Ataron mis manos con fuerza a la tubería del calentador que estaba arriba y mis pies al marco de la otra cama al lado de la puerta. La cama tenía dos metros de largo, pero yo solo tenía 160 cm de alto, por lo que mis manos, cuerpo y pies estaban estirados al límite.

Cuando aún no me rendía, llamaron a otros cuatro para separar la otra cama de la pared. Las dos camas estaban originalmente una al lado de la otra a lo largo de la pared, pero ahora las camas estaban a una distancia de 20-30 cm.

Mis manos estaban atadas fuertemente a la tubería del calentador. Después de estirar mis manos, cuerpo y pies de esta manera, mi cuerpo quedó suspendido en el aire. Pusieron un recipiente debajo de mis nalgas para cuando necesitaba aliviarme. Dijeron que no moriría, luego cerraron la puerta y se fueron.

Tenía mi período menstrual en ese momento, y la tortura me hizo sangrar sin parar y me desmayé. Una expracticante estaba un poco preocupada y liberó los lazos. Dijo que me llevaría al baño para que pudiera moverme. Pero yo estaba tan débil que no podía caminar sola. Me sostuvo y me llevó al baño. Tan pronto como me puse en cuclillas, la sangre se liberó como la orina. Ella se asustó y me ayudó a volver a la cama, pero volvió a atar los pies a la cama y me ató las manos ligeramente por la noche.

Seguí sangrando y me desmayé. Aprovechando la oportunidad, obtuvieron su papel con cinco declaraciones [de renuncia] y me dijeron que presionara mis huellas dactilares en él. Luego me transfirieron de la habitación oscura al segundo piso.

Había sido torturada tan seriamente durante 13 días en esa habitación oscura que no podía caminar desde el tercer hasta el segundo piso. Nadie me ayudó. Me dijeron que caminara por mi cuenta. Estaba demasiado débil para abrir los ojos, así que los cerré, me sostuve en la pared todo el tiempo y me fui moviendo paso a paso hasta la celda del segundo piso.

Fu y el guardia Li Haiyan me vigilaban de cerca. Cuando vieron que estaba sangrando sin parar, tuvieron miedo pero no se atrevieron a llevarme al hospital por temor a decir cómo me torturaron. Me trajeron azúcar morena, dátiles chinos y ginseng y los prepararon en sopa, que dijeron que agregarían nutrición a la comida y me obligaron a beberla. Mi nariz sangraba después de que la bebí. Tuve que quedarme en cama porque estaba tan débil que me sentía somnolienta incluso yendo al baño. Tuve dificultad para caminar y tuve que apoyarme en la pared para caminar.

Cuando me vieron recuperarme después de un período de tiempo, asignaron a la prisionera Ju Shufen para que me vigilara mientras ella reproducía DVD que difamaban a Falun Gong para tratar de lavarme el cerebro. Si me negaba a escuchar, me denunciaban y presionaban.

Debido a la prolongada hemorragia, tenía anemia y sufrí una grave escasez de sangre en el corazón. Ni siquiera podían recolectar suficiente sangre de mis orejas o dedos para los análisis. Mi condición era crítica. De vez en cuando, me llevaron al hospital. Una vez mi electrocardiograma fue tan anormal que me dieron botellas y botellas de líquidos intravenosos. Vomité toda la noche.

Encarcelada en la sección de educación diabólica

Estaba al borde de la muerte, pero aun así no escapé de las garras del mal. En enero de 2007, me llevaron a la parte más malvada de la prisión: la sección de educación. Los guardias instigaron a criminales y expracticantes a perseguir a los practicantes de Falun Gong mientras les prometían que sus términos de encarcelamiento se acortarían.

Ya no podía soportar más la tortura física, así que decidieron perseguirme espiritualmente aislándome. Quienquiera que me hablara o incluso me mirara sería acusado de no ser "transformado" y sufriría otra ronda de persecución. Como resultado, casi todos se quedaron lejos de mí, y algunos hasta me odiaron activamente.

El guardia Cao Hong y algunos expracticantes que habían sido "transformados" continuaron persiguiéndome. Usaron la excusa de darme un lugar para recuperar mi salud y me mantuvieron aislada. Colocaron una cortina blanca para bloquear la ventana de la puerta, no me dejaron salir de la habitación, y ordenaron al estafador Zhong Ximei que me vigilara de cerca.

No tenía libertad. Fui monitoreada en el baño y cuando comía. Un expracticante dijo a todos: "Nadie debería tener ningún contacto con ella. ¡Solo mírenla como mierda de perro!". 

Me atacaron verbalmente. Sufrí intensa presión espiritual e insultos todos los días. Expracticantes ignoraron mi deterioro de salud y me ordenaron que les diera agua del grifo por la noche. (El agua solo estaba disponible por la noche en el cuarto piso. El agua del grifo solo estaba disponible después de la medianoche).

Me ordenaron que primero obtuviera un gran barril de agua del grifo, luego llevé otra docena de cuencas de agua al corredor. Esto me agotó y comencé a sangrar nuevamente. La sangre empapó mis pantalones de algodón. No me atreví a tenderme en la cama por temor a ensuciar la sábana porque no tenía fuerzas para lavarla. Me senté al lado de mi cama hasta la mañana.

Me llevaron al hospital y me vigilaban de cerca. Los médicos dijeron que tenía anemia grave y que debía comer alimentos nutritivos. La sección de educación ordenó a la estafadora Ma Yan que me vigilara. Ma Yan usó mi dinero para pedir carne grasa, pero cuando no pude comerla, simplemente la tiró. No tenía libertad para pedir comida por mi cuenta. Ma me maldijo todos los días.

Ya no podía tolerar más tortura inhumana, así que pedí reunirme con la jefa de la prisión, Wang Lijun. Tuve una larga conversación con ella dos veces y presenté quejas sobre mis sufrimientos de años pasados tanto física como espiritualmente. Me negué a abandonar su oficina hasta que prometió resolver mi problema. Finalmente, estuvo de acuerdo.

Cuando regresé del hospital, no me asignaron ningún trabajo forzado, ni los guardias difamaron a Falun Dafa en mi presencia. Me dieron dos botellas de agua caliente todos los días. El jefe de la prisión criticó a Ni Xiaohong, el guardia que se especializó en perseguir a los practicantes de Falun Gong en la sección de educación. No me prometió que tales cosas no me pasarían de nuevo.

A pesar de que me trataron mejor, los otros practicantes seguían siendo torturados, por lo que las condiciones seguían siendo horribles.

Zhang Shuling, jefa de una sección en un tiempo, me llamó a su oficina y tuvo una larga conversación conmigo. Mientras yo estaba parada allí, mi sangre menstrual goteó por mis piernas y empapó mis pantalones de algodón. No podría caminar sola. Ella le dijo a un expracticante que me ayudara a volver a la celda. El jefe de la sección acordó reducir mi período de encarcelamiento.

Mis diez años y medio de persecución terminaron el 1 de febrero de 2012. Fui liberada y regresé a casa.

Mi familia se desintegra y mi madre fallece

Antes de ser arrestada, de 1994 a 2001, vivía en Nanning, provincia de Guangxi. Me forzaron a quedarme sin hogar en 2000. Mi familia no sabía acerca de mi primer arresto en 2001. Mientras estuve sin hogar, utilicé la identificación de mi esposo para alquilar un apartamento. Cuando fui arrestada nuevamente, la policía buscó y confiscó muchos materiales de Dafa y el equipo utilizado para hacer los materiales de Dafa donde yo vivía.

Encontraron a mi esposo de acuerdo con la dirección en su identificación y lo arrestaron. Intentaron forzarlo a difamar a Dafa. Mi esposo dijo que esto era una cuestión de creencia personal. Un oficial dijo que los materiales que encontraron podían usarse como evidencia para sentenciar a mi esposo a siete años de prisión.

Durante ese tiempo cuando la persecución a Falun Gong estaba creciendo, casi nadie se atrevió a asociarse con Falun Gong. Nadie en el lugar de trabajo de mi marido quería darle libertad bajo fianza. Finalmente, a través de la intervención de un amigo, el supervisor de mi esposo lo llevó de regreso.

La policía saqueó mi casa varias veces. Mi esposo vivió con miedo, tenía una enfermedad hepática grave y fue tratado con frialdad en el trabajo, fue demasiado para él. Finalmente se divorció y lo anunció en el periódico.

Su salud y su reputación quedaron arruinadas. Él renunció a su trabajo como funcionario del gobierno. La persecución destruyó a otra familia feliz y arruinó la carrera de otro hombre.

El 27 de abril de 2007, cuando me mantuvieron aislada y presionada para que renuncie a mi creencia, mi madre intentó visitarme, pero no se le permitió hacerlo. Los funcionarios de la prisión le dijeron a mi madre que no me permitían las visitas familiares hasta que abandonara mi creencia.

Mi padre también era un practicante de Falun Dafa. La policía a menudo venía a arrestarlo a la mitad de la noche. Mi madre vivió con miedo por mucho tiempo. Ella estaba inquieta y constantemente preocupada por mí. Un día, se desmayó en el baño. Postrada en cama, mi madre falleció dos años después.

La persecución lanzada por el régimen comunista de Jiang no solo me hizo sufrir más de diez años de cruel persecución y por la cual casi pierdo la vida, sino que también me hizo perder a mi familia y a mí querida madre. Desafortunadamente, mi historia es solo una gota en el océano.