(Minghui.org) Hace poco, escuché que la practicante Awen (alias) clarificaba los hechos por teléfono muy bien. Expone muchos temas para que la gente renuncie al partido comunista chino (PCCh) a gran escala. Yo quería ver cómo lo hacía.

Un día mientras viajábamos juntas en un autobús, escuché su conversación completa con alguien. Se tomó su tiempo para hablar y la persona no se apresuró para colgar el teléfono. Habló de la importancia de renunciar el PCCh, la autoinmolación fabricada en la Plaza de Tiananmen, y cómo la gente en China ha sufrido numerosas purgas políticas y ha declinado la moral en los tiempos recientes. Me di cuenta de que a pesar de que yo he hecho muchas llamadas telefónicas, la mayoría de la gente me cuelga sin gran demora.

La sinceridad y compasión conmueven a la gente

Awen hizo algunas llamadas para luego darme el teléfono. Empecé diciendo “Hola. ¿Cómo le va?”, como lo hago usualmente. Entonces empecé a hablar. Cuando la otra persona colgó, Awen me dijo: “Necesitas acercarte a la persona con calidez. Por ejemplo ‘Hola. ¿Cómo le va?’ (en el tono que yo use) y ‘Hola. ¿Cómo le va?’ (en el tono que ella usó) son dos formas diferentes de saludar a una persona. Necesitas tocar el corazón de las personas”. Sonreí y dije: “Creo que hablas de mi cultivación. Pero la compasión no es algo que se pueda expresar en palabras habladas”.

Recientemente, he estudiado mucho el Fa; como resultado, cuando alguien señalaba mis defectos frente a los demás, lo supiera o no, no me sentía avergonzada o humillada. De hecho, estaba agradecida por la ayuda del practicante.

De cualquier forma, Awen me animó a seguir realizando mis llamadas. No rechacé la idea como normalmente lo hubiera hecho. Sentí que esta calidez debía venir de lo más profundo de mi corazón y tocar el alma de las personas. Aferrándome al teléfono, le dije al Maestro en mi mente: “quiero hablar con fuerza y compasión”. Entonces, comencé.

Sentí que esta vez mi frase “Hola. ¿Cómo le va?”, fue diferente que antes. Llevaba todo mi esfuerzo y esperanza de que la otra persona tuviera un buen futuro. Tan pronto como la frase salió, la otra persona respondió energéticamente. Reconoció cada frase que dije. Ni siquiera tuve la oportunidad de hacer una pregunta y ya me había proporcionado su nombre. No solamente accedió a renunciar el PCCh sino que fue receptivo a la bondad de Dafa.

Hice numerosas llamadas ese día y todas fueron positivas. Pude claramente sentir que era el resultado de la compasión del Maestro. El Maestro sabía que acepté sinceramente las sugerencias de Awen y vio mi corazón queriendo salvar gente. El Maestro estaba dándome valor.