(Minghui.org) Obtuve el puesto de gerente en 2003 antes de que cumpliera 30 años. El mismo año comencé nuevamente a practicar Falun Dafa.

Ya han pasado 15 años y en este tiempo “Verdad, Benevolencia y Tolerancia” me han guiado en el trabajo para ser una buena persona, protegiéndome de la moral distorsionada de la sociedad.

Devolviendo el dinero de un teléfono móvil

El director de nuestro departamento quería darme un bono porque sentía que trabajaba duro, que había establecido una buena relación con los miembros de mi equipo y que constituíamos un buen equipo. Muchas veces, trató de pagar la gasolina de mi auto o trató de compartir los regalos que había recibido. Rechacé educadamente cada vez que me ofrecía algo, porque recordaba el principio de "sin pérdida, no hay ganancia".

Durante un tiempo estuvimos muy ocupados. Mi carga de trabajo era considerablemente más pesada de lo normal. Después, el director quiso darle a varios empleados bonos por el trabajo extra que estaban realizando. Se ofreció a darme varios miles de yuanes, pero me negué como siempre. Cuando vio que mi celular era viejo, usó el dinero de la bonificación para comprarme un celular nuevo muy bonito, que costó alrededor de 3.000 yuanes.

Me sentía en una posición incómoda. El director ya había pagado el teléfono celular, así que me pareció descortés negarme de nuevo. Todos los demás también pensaron que debía tomarlo. No sabía qué hacer, así que tomé el celular. Pero luego leí:

“Siendo un cultivador, ya no puedes requerirte según el estándar de la gente común. Si la gente común dice que este asunto es correcto y entonces tú actúas de acuerdo con esto, eso no va para nada. Lo que la gente común dice que es bueno, no necesariamente es bueno; lo que la gente común dice que es malo, no necesariamente es malo” (Cuarta lección, Zhuan Falun).

Sabía que estaba mal tomar el celular. Necesitaba comportarme basándome en los requisitos de un cultivador. Usar el dinero de la compañía en comprar un teléfono celular para mi uso personal estaba mal, pero no podía devolver el teléfono porque lo había usado. Así que decidí devolver el dinero al lugar de trabajo.

Cuando intenté devolverle el dinero a mi director, él no lo aceptó. Realmente no me entendía por qué quería hacer eso. Así que decidí darle algo de tiempo y le dije que le devolvería el dinero más tarde.

Le conté lo que aprendí practicando Falun Dafa. Le dije que el Maestro nos ha enseñado a no ser codiciosos y a no aprovecharnos de los demás. Unos seis meses después, le devolví los 3.000 yuanes. Estaba conmocionado, pero lo aceptó. Creo que lo entendió.

Desde entonces, este director me ha elogiado delante de los altos directivos. Cuando contrataron a un nuevo gerente, él elogió mi trabajo primero, y luego le dijo al nuevo gerente cómo los gerentes anteriores me habían protegido de la persecución.

Un colega va al trabajo conmigo en mi auto

Teníamos una nueva persona que realizaba sus prácticas profesionales en la compañía. Había sido oficial. Como vivía cerca de mí casa, a menudo lo llevaba al trabajo. Después de un tiempo, la gente bromeaba diciendo que yo era su chofer. Mientras conducíamos, le hablaba de Falun Dafa, él no sabía nada del tema. Él me contó que algunos de sus amigos se peleaban a menudo. A veces robaban o estafaban a la gente. Cuando trabajaba en otros departamentos, se iba cuando quería y nadie se atrevía a decirle nada. De hecho llegó a nuestra área para su pasantía porque otros departamentos no lo querían.

Sentí mucha pena por él y por sus padres, porque no sabía distinguir lo bueno de lo malo. También pensé que tenía una relación predestinada con Falun Dafa. Después de todo, dijo el Maestro:

“Por supuesto, ya que hacemos el xiulian en la sociedad de la gente común, respetar a nuestros padres y educar a nuestros hijos son todos deberes; en todos los ambientes hay que ser bueno y benevolente con los demás, y más aún con tus parientes. Debemos tratar a todos por igual, ser buenos con nuestros padres e hijos y ser considerados con los demás en todos los aspectos; así, este corazón ya no es egoísta, son todos corazones de bondad y benevolencia, es misericordia”. (Sexta Lección, Zhuan Falun)

Me pregunté cómo lo trataría si fuera mi hijo. Así que le pagué él desayuno por la mañana cuando íbamos camino al trabajo, porque sabía que no ganaba mucho, solo era un interno y creció en un hogar donde su mamá era soltera. Mientras íbamos en el camino puse grabaciones de historias tradicionales en el estéreo del coche y le conté historias sobre practicantes de Falun Dafa.

Un día me dijo que quería quedarse en mi departamento. Después de un tiempo, dijo que sus amigos pensaron que había empezado a practicar Falun Dafa porque a menudo les contaba las historias que escuchaba en mi auto. Cuando sus amigos no lo entendían, él les decía: "No puede estar mal ser una buena persona". Muchos de ellos renunciaron al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones gracias a él.

Él cambió. Un día me dijo: "Haré una buena obra cada día". Otra vez, alguien escupió de una ventana y cayó el escupitajo sobre su cabeza. En el pasado habría hecho un gran alboroto por ello, pero lo dejó pasar.

Nos fuimos juntos durante más de tres años hasta que se compró su propio coche.

Es un honor para mí servirte

En 2015, presenté una denuncia penal contra el expresidente chino Jiang Zemin por iniciar la persecución contra Falun Gong. Como resultado, la policía me visitó en el trabajo. Me llamaron para ver al director de recursos humanos, con quien había tenido muy poco contacto ya que trabajábamos en diferentes áreas.

El director me dijo: "No sabíamos que practicabas Falun Gong. Todo estaría bien si hubieses renunciado a la práctica. Ya que no has dejado la práctica, tienes que afiliarte al PCCh y retirarte".

Yo le contesté: "No renunciaré. Falun Gong me ha dado un cuerpo saludable y me ha enseñado a ser una buena persona sin importar dónde esté. Nadie dice que una buena persona tiene que perder su trabajo. Renunciaré al PCCh; lo haré ahora”.

Le conté más sobre Falun Gong y la persecución. Cuando me pidió que firmara, me negué. Después de eso, cada vez que lo veía y lo saludaba, nunca me respondía ni siquiera me miraba.

Poco después, me pusieron a cargo de un nuevo proyecto que me obligó a mantenerme en contacto con los altos ejecutivos y otros altos directivos. Durante aproximadamente un mes, mi carga de trabajo fue 3 ó 4 veces mayor de lo normal. Como era un proyecto nuevo para todos, pasé mucho tiempo considerando todos los aspectos de cada detalle. Cuando la dirección no podía tomar una decisión, investigué y les proporcioné datos. A menudo llegaba tarde a casa y trabajaba horas extras después de la cena.

Pensé en tomármelo con calma, pero recordé: "Cuando realizamos un proyecto de investigación científica, en cuanto a las tareas asignadas por los superiores o con respecto a cumplir algún trabajo, hacemos todo muy bien, con mucha racionalidad y lucidez" (Novena lección, Zhuan Falun). Sabía que no podía holgazanear en el trabajo porque era un cultivador. Como resultado de mis esfuerzos, el proyecto salió muy bien.

Una vez, nuestro departamento tenía algo de dinero extra. La dirección decidió distribuirlo entre los empleados y me pidió que elaborara un plan. Sabía que este dinero no debía ser usado en los empleados, pero también sabía que entregarlo era una decisión de la gerencia. No podría pedirle a la gente común que se conformara con el estándar de un cultivador. Así que se me ocurrió un plan para distribuir el dinero basado en la contribución de todos en el trabajo.

Llevé el plan con mi jefe para que lo aprobara. Él me preguntó: "¿Cómo es que no tomaste nada?". Le dije que yo era un practicante de Falun Dafa y que tenía que seguir estándares altos.

Un día, la gente de la oficina 610 vino a mi trabajo. El director de recursos humanos me llamó y me pidió que fuera a verlo a su oficina. Cuando llegué, las autoridades ya se habían ido. Le pregunté: "¿Lo han vuelto a molestar?". Él sonrió y dijo: "No hay problema. Es un honor servirle".

El año pasado tuve un nuevo colega con el que había hablado de Falun Dafa. Un día, cuando salimos juntos del edificio, le conté más sobre los practicantes. De repente me dijo: "Jefe, debe tener muy buenas conexiones". Viendo mi confusa expresión, me explicó: "Los practicantes de Falun Gong han sido severamente perseguidos, pero usted no parece ser afectado en absoluto en nuestra empresa estatal".

Entendí lo que quería decir.

Le sonreí y le dije: "Tengo a mi Maestro".

(Presentado al sitio web Minghui para “Celebrar el Día Mundial de Falun Dafa”).