(Minghui.org) Soy una practicante de 23 años de edad, que nació en la casa de practicantes de Dafa. De niña: “Falun Dafa es bueno” estaba profundamente arraigado en mi corazón.

Aprendiendo Dafa desde pequeña

Mi madre comenzó a practicar Falun Dafa en 1997 cuando yo era muy pequeña. Le dije a mi madre: “Madre, por favor practica diligentemente Dafa. He visto (probablemente tenía el tianmu abierto) que el Maestro Li Hongzhi te ha dado muchas cosas buenas”.

Al escuchar mis palabras, mi madre creyó firmemente que Dafa era el verdadero Fo Fa. Junto con decenas de practicantes, mi madre y yo íbamos al centro a hablar con la gente sobre la bondad de Dafa y los beneficios de hacer los ejercicios. Cuando la gente pasaba, decían: “Mira. ¡Esta niña pequeña está haciendo los ejercicios!”. En ese tiempo, me sentía muy pacífica en mi corazón.

Apartándome de Dafa en la escuela

En julio de 1999, comenzó la persecución a Falun Dafa. Alrededor de esa época alcancé la edad de escuela primaria y me enviaron a un internado. Mi vida escolar comenzó, y sin mi madre alrededor, caí dentro de la gran tina de tintura de la gente común. Después de eso, fui a una escuela secundaria, y a los ojos de la gente común, yo estaba en un “estado de rebeldía”.

No trabajaba duro en la escuela y caí en los todos los problemas de la adolescencia junto con mis supuestos “buenos amigos”. Hacíamos todo al extremo. Durante este periodo, mi madre estaba muy ansiosa por mi mejoramiento, pero no me corregía usando los principios de Falun Dafa.

Eventualmente, fui a la universidad, donde las emociones de la gente común y los conflictos entre los compañeros eran desenfrenados. Me enamoré de un joven, pero la relación terminó en nada. Esta experiencia me puso muy triste y no podía dormir de noche. Además, mis padres no parecían mostrar mucha preocupación por mí. Caí en un estado muy malo sintiendo que el cielo era gris.

En ese tiempo, una sensación tan terrible me envolvía. Comencé a sentirme deprimida y me preguntaba: “¿Para qué vivo?”. Parecía como si ya hubiera experimentado todo, y me sentía cansada. No podía encontrar esperanza.

Regresando a Dafa

Una vez fui a casa durante las vacaciones de invierno. Por instinto –o por un deseo desde lo profundo de mi corazón– le pregunté a mi madre: “¿Tienes las grabaciones de las enseñanzas de Shifu? ¿Me dejarías grabarlas en una tarjeta de memoria para que las pueda escuchar cuando regrese a la escuela? Me voy a comprar un pequeño reproductor”.

Mi madre estaba sorprendida por mi pedido, pero me dijo inmediatamente: “¡Sí, te las daré!”. Después de regresar a la escuela, compré un pequeño reproductor. Tan pronto como prendí el reproductor y escuché la voz de Shifu, comencé a derramar lágrimas. La voz de Shifu era como la voz más familiar de una distancia remota, penetrando mi cuerpo en cada nivel desde lo profundo de mi corazón.

Desde entonces, he escuchado las enseñanzas de Shifu todos los días. Solo quiero escuchar la voz de Shifu, me hace sentir en paz.

Desde entonces, dejé de preocuparme y recuperé mis energías con una perspectiva positiva de la vida. Luego comencé a eliminar ye con sangre en mis heces. No tuve miedo porque sabía que esto era para eliminar yeli. La relación con mis compañeros de habitación mejoró, porque me pareció que sufrir pérdidas no era nada y tenía que perdonar a estas personas. Shifu nos enseña cómo ser buenas personas y que nos importen menos las cosas personales. Al hacer esto, mi vida se ha hecho más pacífica.

Tribulaciones con mis padres

En 2015 fui a mi casa por las vacaciones de verano. Mi madre me dijo que estaba por escribir una carta para demandar a Jiang Zemin, el exlíder comunista, y me preguntó si yo quería escribir una y acepté. Luego escribí la carta y la firmé con mi nombre real y la envié.

En septiembre, mi familia me llamó y me dijo: “La policía local te está buscando y quiere que regreses a casa”. En ese momento, los inescrupulosos policías amenazaron a mis padres diciendo: “Su hija ha escrito esto, lo que afectará su futuro. Le informaremos a la comisaría cercana a la universidad de su hija y ellos la arrestarán inmediatamente”. Queriendo protegerme, mis padres estaban tan asustados que me pidieron que regresara.

Durante ese periodo, había dos practicantes conmigo. Ellas compartieron sus entendimientos conmigo usando los principios del Fa: “Primero, no has hecho nada malo al escribir esa carta para demandar a Jiang. La policía te pidió que regreses. ¿Vas a regresar? Si lo haces, ¿no estarías aceptando sus arreglos? Segundo, ya que has estudiado el Fa, tu futuro ha sido arreglado por Shifu. Lo que ellos dicen no cuenta. ¡Tenemos que negarlos y escuchar los arreglos de Shifu!”. Entonces le dije a mi madre por teléfono: “No he hecho nada malo, ¿por qué tendría que volver?”.

Cuando la policía acosó repetidamente a mi familia, mis padres estaban preocupados y vinieron a mi universidad a buscarme. Les dije: “Por favor, vayan a casa, no volveré con ustedes. No he hecho nada malo”. Cuando vieron que me negué a volver, mis padres fueron a ver al jefe de mi departamento para pedirle ayuda. Pero no lo encontraron en ese momento y no contestaba el teléfono. Mis padres, desesperados, fueron a casa y me amenazaron con cortar toda relación conmigo.

Le pedí a una practicante: “¿Estoy haciendo algo mal? ¿Por qué me tratan así mis padres?”. Ella me contestó tranquila: “En realidad, el mal se ha aprovechado de tus padres. No fueron tus padres que dijeron esas palabras, fue la maldad. No lo tomes en serio. Eso es lo que el mal quiere ver, arruinar una familia de practicantes”.

Sus palabras me hicieron dar cuenta qué palabras tenía que decirles a mis padres. Le envié un mensaje a mi padre: “Tengo libertad de creencia. ¿Por qué no estás contento cuando quiero ser una buena persona? Es el partido comunista chino que persigue a Falun Dafa. Por tantos años, tú también has estado en contacto con los practicantes que son buenas personas. Sé que la policía va a nuestra casa a acosarlos muy a menudo. Con decirles que no sabes dónde estoy está bien. Sin importar qué, eres mi padre y te respeto”.

Luego le dije a mi madre: “Como eres practicante, no puedes escuchar y confiar en la hipocresía del mal. ¿Pensaste que era una cosa simple pedirme que regrese? Lo que estás haciendo es un pecado con los numerosos seres conscientes detrás de mí. ¿Has pensado cómo compensarás por lo que has hecho?”. Al final, mi madre comprendió y dijo: “Por favor, no regreses sin importar qué”.

En ese momento me di cuenta que no hay nadie en el mundo en quién confiar y el apego al amor es la cosa menos confiable. Debo confiar en mi Shifu. Leyendo Zhuan Falun y con el aliento de los practicantes, he atravesado este momento más difícil de mi vida.

Dafa enraizado firmemente en mi corazón

Después de mi graduación de la universidad, encontré un trabajo de inmediato. En el ambiente donde trabajo, me he encontrado con un montón de practicantes que me tratan como a su propia hija. Estudiamos el Fa juntos y compartimos nuestras experiencias. Durante este tiempo, he hecho cosas inapropiadas, pero con la ayuda de los practicantes, he sobrepasado y Dafa ha echado raíces en mi corazón. Sin importar dónde voy, nunca dejaré este Fa de nuevo.

Después de tantos años de idas y vueltas, finalmente he regresado a Dafa, pero he gastado mucho tiempo valioso. Pasé tantos años involucrada con cosas de la gente común. Pero con el cuidado compasivo de Shifu, finalmente he regresado a Falun Dafa.

Me gustaría recordar a los practicantes que tienen hijos que sus hijos todos han venido para obtener el Fa. Por favor no los malcríen como gente común y no dejen que hagan lo que quieran. Una persona común tiene un gran cuerpo celestial detrás de él o ella, ni hablar de los niños de los practicantes de Dafa. Si sus hijos no han empezado a estudiar el Fa aún, por favor presten atención y ayúdenlos a obtener el Fa.

También me gustaría alentar a los practicantes que sean diligentes en el xiulian. Todavía hay una oportunidad antes de que este asunto termine y Shifu nos está esperando. Por favor regresen a Dafa tan pronto como sea posible. Nosotros tenemos que cultivarnos bien y hacer bien las tres cosas.