(Minghui.org) Empecé a cultivarme cuando era muy joven, siguiendo el ejemplo de mis padres comencé a estudiar las enseñanzas del Fa y a hacer los ejercicios. Pero en cuanto crecí, ingresé en un internado y, gradualmente, perdí el interés en la cultivación. Solo la retomaba cuando regresaba a casa durante los días festivos o las vacaciones.

Un recordatorio importante

Descubrí la seriedad de la cultivación en el justo momento en que empecé a padecer ye de enfermedad. Esto me hizo comprender que había llegado el momento de cultivarme diligentemente y que debía evitar que me arrastrara la corriente. Antes de aquello, nunca había admitido el hecho de que era un cultivador. Todo lo que había hecho hasta ese día, lo había hecho con un solo propósito: Evitar la persecución.

Encontrando mi problema

Un día, mientras veía la entrevista de un practicante en la televisión, le oí decir que cuando comenzó la cultivación, se postró delante de la foto del Maestro y tocó el suelo con la frente en señal de respeto tres veces, para demostrar que se había comprometido a cultivarse. En aquel momento, me dije: “¿Es necesario hacer algo así? ¿Qué impedimentos ve? Solo tiene que cultivarse y ya está. ¿A qué viene tanta formalidad?”.

Hace relativamente poco, caí en la cuenta de cuál era exactamente mi problema. Aunque había empezado a cultivarme en mi más tierna infancia, en ningún momento había sentido que hubiera un punto de inicio. En cambio, ahora que había crecido, debía saber qué estaba haciendo.

Otra joven, también, compartió su experiencia. Desde que empezó a cultivarse cuando era casi una niña, a menudo se preguntaba: “¿Por qué me cultivo? ¿Quiero realmente cultivarme o simplemente estoy copiando las cosas que hace mi madre?”.

Nunca me había parado a pensar seriamente por qué razón me cultivo. Era evidente, que no había abandonado la práctica pese a que la persecución era cruenta, pero ¿por qué? ¿Me limitaba a seguir los pasos de mis padres? ¿Sentía que el Maestro era único? ¿Comprendía las enseñanzas desde la razón o solo las aprendía superficialmente?

Entendí que nunca había desarrollado una conciencia clara, que me diferenciara de los pensamientos y el comportamiento de una persona común. Nunca había tenido un conciencia clara de mi identidad como un cultivador que se ha adherido a los tres principios universales de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Abandónalos

Tuve un sueño vívido hace un año aproximadamente. Vi un gran quemador de incienso, y muchos compañeros practicantes lo rodeaban y quemaban su propio incienso. Cuando me tocó el turno, intenté tomar algunos palitos de incienso, pero en cuanto los agarraba se rompían.

Viendo mi situación, el Maestro se acercó a mi. Ni siquiera me quedaban fuerzas para llorar cuando llegó hasta mi, sonrió y dijo en voz baja: “Abandónalos”.

Esta palabra expresada por Shifu, restalló en mis oídos con el sonido del trueno. Entonces comprendí que me pedía que abandonara mis apegos y me convirtiera en un cultivador genuino.

¿Soy un verdadero cultivador? ¿Atesoro mi cultivación? ¿Me esfuerzo por hacerlo cada vez mejor? El Maestro nos explicó que no le da importancia a las formalidades, sino al cambio que se produce en los corazones de las personas. Nunca traté mi cultivación como una formalidad. Pero no me tomaba las cosas en serio, y sencillamente seguía a mis padres. Ahora ha llegado, definitivamente, el momento de experimentar un profundo cambio en mi corazón.

Agradezco la protección que me ha brindado el Maestro durante todos estos años. Me ha estado esperando, en ningún momento me abandonó y siempre me ayuda a iluminarme al Fa.

La cultivación es un asunto serio. El camino que debe seguir un practicante es completamente diferente del que toma una persona común. En cuanto un practicante toma la decisión de cultivarse genuinamente, su camino se convierte en una oportunidad, en su destino. Necesito rectificarme hasta convertirme en un verdadero practicante de Falun Dafa. Transitaré el camino arreglado por el Maestro y cumpliré con mis obligaciones como debe hacer un practicante. ¡Haré las tres cosas bien y atesoraré esta oportunidad tan preciada!