(Minghui.org) Soy un practicante relativamente nuevo, comencé a practicar Falun Dafa en 2014.

Después de obtener el Fa, me compadecí de los chinos que fueron envenenados por la propaganda del partido comunista chino (PCCh) desde que eran jóvenes.

Yo también había sido engañado por las mentiras del partido y trataba de evitar a los practicantes de Falun Dafa. No quería escuchar sus aclaraciones sobre la verdad; no sabía que arriesgaban sus vidas para que la gente pudiera oír la verdad sobre Dafa y la persecución.

Competí y manipulé para obtener beneficios personales como todos los demás. El dinero y los beneficios materiales eran mis objetivos más importantes. Como resultado, desarrollé muchas enfermedades y gasté los ahorros de mi vida en gastos médicos. Con el tiempo me volví discapacitado y perdí las ganas de vivir.

Obteniendo el Fa

Un practicante me presentó Falun Dafa en 2014. Lamenté haber creído las mentiras del PCCh y deseé haber empezado a practicar Dafa mucho antes.

Poco después de obtener el Fa, todas mis dolencias desaparecieron. Ahora, ya no estoy confundido. Es un gran alivio dejar de sufrir enfermedades. Mi deseo es que todos los chinos puedan renunciar al PCCh y conocer la bondad de Falun Dafa.

Era un practicante nuevo, así que actué como un toro joven que no le temía a nada. Aclaré la verdad con practicantes veteranos pero aún no sabía acerca de enviar pensamientos rectos. Sin embargo, el Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) siempre estaba vigilándome y ayudándome cada vez que me enfrentaba a algún peligro.

Eliminando el miedo

En ese momento, de repente empecé a desarrollar miedo, y como no envié pensamientos rectos para eliminarlo, mi campo de energía acumuló muchas sustancias malas. Pensé que todos los que conocía tenían mal carácter. Por lo tanto, pensé en dejar mi casa porque no me sentía seguro. Mi pensamiento siempre fue negativo y de la noche a la mañana muchos de mis cabellos se volvieron blancos.

Sin embargo, esto no me impidió cultivarme. Shifu vio que era firme, así que me encontré con practicantes diligentes que me ayudaron a cambiar las cosas.

Mejoré muy rápido en mi camino de cultivación y pude cruzar mis piernas para la meditación de una hora en poco tiempo. A menudo, podía sentir una corriente caliente que bajaba de la cabeza a los pies; transpiraba y lloraba.

Siempre que mi estado de cultivación mejoraba, salía a hablar con la gente sobre Dafa y la persecución. Sin embargo, todavía no había abandonado completamente mi apego al miedo. No sabía cómo rechazarlo y todavía estaba inmerso en pensamientos negativos. Incluso afecté negativamente a una compañera.

Cuando esta practicante me visitó, parecía nerviosa y dijo que había un policía en el pasillo. En realidad, esa persona era un reparador del sistema de calefacción y llevaba un abrigo con el emblema de la policía en la manga. Las viejas fuerzas habían creado una ilusión para engañar a cualquiera que tuviera apego al miedo.

Me culpó por ser responsable de su miedo y me dijo que no volvería a visitarme. Esto me hizo sentir mal. Entonces, me di cuenta de que si no hubiera estado practicando Falun Dafa, habría muerto por mis enfermedades. Shifu me está cuidando. ¿De qué tengo miedo? Luego me quedé dormido.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, me sentí muy ligero.

Shifu dijo:

“Como he dicho, todo lo que pasa hoy en la sociedad común es el resultado de los apegos de los Dafa dizi. A pesar que las viejas fuerzas existen, si ustedes no tienen aquellos apegos, ellos no pueden hacer nada” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Filadelfia, Estados Unidos, 2002).

El Fa del Maestro me mostró que mi miedo era una ilusión y que no valía la pena preocuparse por nada. Lloré e hice una reverencia frente a la foto de Shifu. Él me había quitado el miedo.

Shifu dijo:

“Cuando tienes tus pensamientos rectos y firmes, y cuando puedas eliminar esas cosas, yo te las saco poco a poco: cuanto más puedas hacer, más sacaré para ti y reduciré para ti” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Chicago, 2004).

A partir de ese momento, cada vez que estudiaba el Fa, cada palabra se fundía en mi corazón. Solía sentir que mi cerebro estaba cubierto por un caparazón que me impedía absorber el Fa. Ahora, mi miedo se ha ido, ¡y realmente me siento diferente!