(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en abril de 1998. Antes de cultivarme en Dafa, pasé tres años postrada en la cama, debido a que padecía graves dolencias. Además de la hipertensión y una afección cardíaca, sufrí varias enfermedades ginecológicas. Intenté distintos métodos de tratamientos convencionales, tanto de la medicina china como de la occidental, antes de recurrir a las alternativas espirituales, e incluso a la adivinación. Ninguno de mis intentos tuvo éxito.

Leyendo Zhuan Falun a pesar de ser casi analfabeta

En 1998, me enteré que un familiar había comenzado a practicar Falun Dafa. Después de aprender esta práctica de qigong, su enfermedad coronaria considerada grave había desaparecido. Intrigada, le hice una visita y me prestó un ejemplar del libro Zhuan Falun. Sentí una abrumadora sensación de familiaridad al ver la imagen del Maestro Li Hongzhi (el Fundador de la práctica) que contiene el libro. Este sentimiento reforzó mi determinación de leer el contenido de Zhuan Falun, a pesar de mi relativo analfabetismo. Como dedicaba mucho tiempo a consultar palabras en el diccionario, solo conseguía leer unas diez páginas diarias.

Aprendiendo los ejercicios

Después de leer la mitad del libro, decidí buscar un sitio de práctica donde aprender los ejercicios. Al principio tuve que vencer una serie de dificultades. Mis piernas eran débiles e inestables, y cada tanto sentía la urgencia de ir al baño. Sin embargo, decidí superar aquellas limitaciones, y me obligué a ignorar mis impulsos y el cansancio.

Mi perseverancia se vio pronto recompensada. ¡A la semana siguiente, pude cargar nuestra pesada garrafa de gas del segundo al primer piso! Esta hazaña fue considerada un milagro por mi suegra, quien comentó: "¡Falun Dafa es realmente bueno!”.

Después de practicar los ejercicios durante algún tiempo, me uní a un grupo de practicantes en sus sesiones regulares de estudio del Fa. La diligencia de los practicantes más veteranos motivó mi determinación de cultivarme mejor.

Aclarando la verdad en Beijing

En abril de 1999, después de escuchar en las noticias que varios practicantes de Falun Dafa habían sido arrestados en Tianjin, viajé a Beijing para exigir su liberación y tratar de aclarar la verdad sobre Falun Dafa al gobierno central. En cambio, la represión fue en aumento hasta que el 20 de julio de 1999, momento en que el partido comunista chino (PCCh) prohibió la práctica.

Entristecida por la decisión del gobierno, viajé a Beijing con la esperanza de presentar una reclamación a las autoridades. Sin embargo, fui arrestada por la policía local y puesta bajo detención ilegal. Me liberaron en cuanto comencé una huelga de hambre. Debido a que Dafa me había salvado la vida, estaba decidida a convencer a las autoridades de la bondad de Falun Dafa. Intenté varias veces visitar Beijing, pero era arrestada cada vez que lo intentaba. Después me mantenían detenida por algún tiempo, antes de ser liberada.

Tras varios intentos fallidos, decidí hablar a la gente sobre Falun Dafa cerca de casa. Un compañero practicante me enseñó cómo acceder a algunos sitios web, y a imprimir materiales informativos de clarificación de la verdad. Distribuyendo estos folletos, corregíamos los conceptos erróneos que había formado la gente sobre Dafa.

Debido a mi analfabetismo, aprender a descargar e imprimir estos materiales fue un reto. Sin embargo, persistí tenazmente, haciendo todo lo posible para producir los que me solicitaban lmis compañeros. Con el tiempo, también enseñé a otros  practicantes a descargarlos  e imprimirlos.

Resistiendo la persecución y haciendo progresos en la cultivación

Una vez, mientras iba a comprar víveres, vi que la policía arrestaba a un compañero. Di un paso adelante en un intento por rescatarlo, pero también fui arrestada por la policía. Durante mi detención, me declaré en huelga de hambre. En represalia, los policías me alimentaron a la fuerza. Luego, me enviaron al hospital donde me ataron a una cama y me inyectaron grandes cantidades de fármacos.

A lo largo de tan terrible experiencia, siempre me mantuve firme en mi fe. "¡Mi vida fue salvada por el Maestro de Falun Dafa! ¡Compartir con el mundo las bondades de Falun Dafa es mi responsabilidad!”. Mientras permanecí detenida, comencé a buscar mis carencias y encontré que me apegaba a las emociones humanas. Poco después, las autoridades me hicieron pasar un reconocimiento médico integral. Tras determinar que me encontraba al borde de la muerte, me dejaron marchar. Recuperé mi salud dos semanas después de ser liberada.

Debido a que Falun Dafa me salvó la vida, mi esposo continuó apoyándome para que siguiera practicando. Mi hija y mi yerno también apoyaron mi decisión de continuar con practica.

Mi regreso a casa y una recuperación tan milagrosa solo sirvieron para confirmar el poder y la bondad de Falun Dafa. Como resultado, mis padres y hermanos también se convirtieron en practicantes. Ahora incluso me ayudan a producir materiales de aclaración de la verdad. Mi nieta también es practicante. Cuando en su escuela comenzaron a difamar a Dafa, habló a la gente de su entorno de Dafa y ayudó a varios de sus compañeros de clase a renunciar al PCCh.

¡Espero seguir mejorando en mi práctica de cultivación y contribuir a que más personas despierten a las bondades de Dafa!