(Minghui.org) En una sociedad con una moralidad en declive, evitar que el corazón de los niños sea dañado y contaminado, para que puedan desarrollarse saludables, se vuelve una necesidad. Este es un asunto que los padres y la sociedad deberían considerar seriamente.

En los últimos años, cuidé a dos niños de distintas familias. Durante tres años, atendí a uno que cursaba preescolar hasta que entró en la escuela primaria y durante cuatro años cuidé a otro que estudiaba secundaria hasta que fue a la universidad.

Durante el tiempo que pasé con ellos llegué a entender un principio: Un corazón bondadoso y decente debe ser nutrido desde una edad muy temprana. También pude presenciar cómo la naturaleza bondadosa obtiene sus recompensas.

Un niño desobediente adopta los valores tradicionales

En 2013, comencé a cuidar al pequeño de cuatro años. Aunque era algo travieso y temperamental poseía un gran sentido de la justicia. Su maestra de preescolar me confió: "Los padres de este chico deberían ir preparándose, porque de mayor será una persona problemática".

Entonces lo observé. Permanecía de pie, quieto, mientras los demás niños bailaban juntos. Su maestra no le insistía. Cuando lo recogí a la salida de la escuela, todos los de su clase habían realizado trabajos manuales de papel, menos él. Cuando le pregunté a su maestra, me respondió: "Se niega en redondo. No sé qué voy a hacer con él”.

Su hermana me comentó que no obedecía a nadie. Su padre tampoco lo logró a pesar de haberlo intentado muchas veces. Así que me reuní con su maestra y conversamos intentando encontrar la mejor forma de hacerlo entrar en razón.

Pocos días después, el muchacho quería comer algo que no le iba a sentar bien. No se lo permití, así que comenzó a llorar ruidosamente. No dejé que me conmoviera, sin importar lo mucho que llorara. Paró de llorar cuando se sintió agotado. Entonces, lo rodeé con mi brazo y le di suaves palmadas mientras le cantaba la canción "Falun Dafa es bueno”. Se quedó profundamente dormido.

Me di cuenta de que aquel chico requería el amor de su madre. Como ella debía ausentarse durante largos períodos de tiempo, le faltaba el amor y el calor que necesitaba.

Como sigo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, creí que conseguiría ofrecerle al pequeño todo el amor del que carecía, de forma altruista. Sabía que en un ambiente armonioso, este niño podría crecer saludable y feliz. Cuando le canté "Falun Dafa es bueno", nos sumergimos en un ambiente armonioso, de pura compasión. Mientras se quedaba dormido, sonreía. Pude sentir que en aquel momento se encontraba feliz.

Después de aquello, nos volvimos inseparables. Comenzó a confiar en mí y dejó de mostrarse tan temperamental como antes. Lo traté como a mi propio nieto y lo cuidé, con ternura, durante tres años. Le contaba cuentos, casi todas las noches, antes de irse a dormir. La mayoría de las historias que le contaba pertenecían a nuestra cultura tradicional.

Poco a poco, el muchacho desarrolló su propio estándar de buen comportamiento y fue capaz de llegar a distinguir el bien del mal, a reconocer las bondades de Falun Dafa y, de forma natural, desarrolló una personalidad cordial. Incluso a una edad tan temprana, era tolerante, honesto y respetaba a los ancianos, a sus padres y a sus maestros.

Dejó de provocarle problemas a su maestra en el jardín de infancia. Era muy cooperativo y activo. Su maestra mencionó que cuando la mayoría de los niños intentaban entrar los primeros a las aulas, él se quedaba quieto y les cedía el paso. Y añadió que cuando, a veces, compraba helados o bocadillos para sus alumnos, él era el único que le mostraba su aprecio.

Actualmente se encuentra cursando la escuela primaria. Lo visité hace unos días. Su madre me contó lo fuerte que se había vuelto. A pesar de haber ganado algunos premios en competiciones de Taekwondo, cuando sus compañeros de clase lo intimidaban, no se defendía. Su padre se molestó al conocer esta situación y le explicó que debía defenderse porque si no nunca dejarían de acosarle. Pero esto no cambió su actitud.

El chico que antes hacía llorar a otros estudiantes del jardín de infantes había cambiado. Los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia realmente habían echado raíces en su corazón. Creo que un niño tan bueno recibirá bendiciones.

Me dijo que no le dejaron participar en una competencia de matemáticas. Así que le pidió al fundador de Falun Dafa, el Maestro Li Hongzhi, en su corazón: “Maestro, quiero ganar este concurso". Ese mismo día, su profesora cambió de parecer y, le preguntó si quería unirse a la competencia. Obtuvo el primer premio.

Compartió conmigo otra experiencia parecida. Aunque no había sido convocado para participar en cierta carrera, a nivel de ciudad, la víspera le pidieron que participara en ella. Se encontraba en desventaja porque el resto de competidores habían estado entrenando durante mucho tiempo. A la mañana siguiente, antes de ir a la carrera, recordó las enseñanzas del Maestro:

“Si las manifestaciones de los seres humanos en el mundo humano hacia Dafa pueden reflejar la debida devoción, respeto e importancia, esto traerá a los humanos, a las naciones o a los países, felicidad, buena fortuna o gloria” (Lunyu).

Le dije al chico que se sentara y repitiera diez veces: "Falun Dafa es bueno". Siguió mi consejo. Ganó uno de los premios. Su maestra y sus padres se entusiasmaron enormemente.

Durante los tres años que cuidé de él, solo visitó el hospital una vez, y fue el día que llegaba por primera vez a la casa. Su padre tuvo que llevárselo corriendo porque estaba tosiendo mucho y le administraron una inyección. El chico tosía sin cesar antes de que me hiciera cargo de él. Gracias a la protección del Maestro, su enfermedad desapareció completamente. El muchacho pudo experimentar una recuperación milagrosa. Un año, insistió en enviarle una tarjeta de felicitación al Maestro que decía: "Feliz Cumpleaños".

Chico de secundaria premiado por respetar y reverenciar a Dafa

Hace diez años, aproximadamente, estuve al cuidado de un estudiante de secundaria. Sus padres se habían divorciado. Su padre y su madrastra estaban trabajando en el extranjero.

Cuando empecé a cuidar de él, estaba preparando el examen de ingreso a la secundaria. Se encontraba bajo mucha presión por que se trataba de una escuela secundaria prestigiosa, pero su rendimiento académico no era muy bueno.

El muchacho tenía una visión positiva sobre Falun Dafa. Le pedí que estudiáramos un párrafo de Fa todas las tardes. Aprovechaba la hora del desayuno y de la cena para hablarle de Dafa. Se mostraba muy a favor de que yo practicara Dafa. Cuando hizo el examen de acceso, la escuela que él quería lo admitió. Obtuvo una calificación de 120 puntos superior al estudiante promedio.

Al principio, no podía seguir el ritmo de clase. Además, siempre se lamentaba porque su madre le había abandonado cuando tenía cuatro años. Cada vez que pensaba en esto se sentía tan agraviado como melancólico y su conducta se volvía un tanto errática.En aquel momento, intenté utilizar el Fa y resolver sus conflictos con buenos pensamientos.

Ahora, su madre, sin embargo, no quería que estudiara. Incluso intentaba evitar que se preparara los exámenes de ingreso a la universidad. Una vez, lo avergonzó frente a sus compañeros de clase. Se presentó en la escuela, tomó su mochila y se la llevó. Al día siguiente, el chico, no quería levantarse de la cama para ir a la escuela.

Utilicé los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia para guiarlo y ayudarlo a disolver sus conflictos con su madre. Le animé a que continuara con sus estudios. Enumeré sus virtudes. Le convencí para que se levantara de la cama y fuera a la escuela, diciéndole: "Aunque otros no puedan hacerlo, tú podrás hacerlo. Y una vez que lo hagas, tus compañeros te admirarán. Piensa: ¿Podría una persona corriente sobreponerse a una humillación como la de ayer? No podría. Pero, ¿eres una persona normal? Absolutamente no."

Se levantó y me pidió que le trajera una bolsa de plástico. Encontré una que no estaba mal y se la llevé. Introdujo sus libros de texto y se marchó a la escuela aunque sabía que llegaba tarde. Sus compañeros de clase se quedaron asombrados y admirados al verlo entrar. La experiencia lo animó mucho.

Debido a que su rendimiento académico fue inferior al que esperaba, consideró no realizar el examen de ingreso a la universidad. Entonces, tuvo un sueño en el que el Maestro de Falun Dafa le explicó que respetar y proteger a una practicante de Dafa era algo meritorio y virtuoso, y que sería admitido por una buena universidad. Este sueño se hizo realidad. Fue a una destacada universidad y encontró un trabajo bien remunerado, en una gran ciudad, después de graduarse.