(Minghui.org) Tengo 73 años y me he cultivado en Falun Dafa desde junio de 2005. Algunos meses atrás, bajo la protección del Maestro, sobreviví a dos experiencias cercanas a la muerte.

Arrollada por un gran camión

Mientras caminaba, en el otoño pasado, un gran camión aceleró hacia mí. Antes de darme cuenta estaba sobre el suelo. De alguna manera, me las arreglé para ponerme de pie. No podía quedarme quieta y tenía mucho dolor.

Recordé que soy una practicante de Falun Dafa y me dije: “Solo yo puedo decidir cómo debe estar mi cuerpo. Todo el dolor debe detenerse. Estoy cultivando Falun Dafa. Mis cosas solo las puede arreglar mi Maestro y nadie más”.

Continué diciendo: “¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!”. Pronto el dolor desapareció, como si nada hubiera pasado.

La gente en mi pueblo detuvo el camión y llamó a mis familiares. El conductor estaba asustado.

“No se preocupe”, le dije: “Practico Falun Dafa. Mi Maestro me está protegiendo. Estaré bien. Él siempre nos enseña a pensar en los demás. Usted no lo hizo intencionalmente. No le crearé problemas”.

Mi sobrina dijo: “Tía, mire la huella de la rueda en su espalda. ¡Es realmente terrible!”.

Me saqué el abrigo y la observé. La impresión del camión estaba clara. Otros me instaron a ir al hospital. Les agradecí y les dije que estaría bien.

Todo lo que tenía en mi mente eran las palabras del Maestro:

Con los dizi repletos de pensamientos rectos, el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo” (Bondades entre el Shifu y los dizi, Hong Yin (II)) y

“…si uno oye el Fa por la mañana, puede morir por la tarde…” (Fundiéndose en el Fa, Escrituras esenciales para mayor avance)

Dejé ir al conductor. También lavé mi abrigo para que mi esposo no se preocupara por mí.

Esa noche vi una escena cuando estaba haciendo la meditación sentada. El camión estaba pasando por mi cuerpo. Realmente, el Maestro me había insinuado en mi sueño no salir antes del accidente, pero no lo entendí. Si no hubiera sido por el Maestro, hubiera muerto bajo las ruedas de un camión.

Enfermedad mortal

Dos meses después, una mañana, me sentí muy mal cuando estaba haciendo los ejercicios. No pude ponerme de pie para continuar sosteniendo la rueda en el segundo ejercicio.

Se suponía que en la tarde iría a la casa de un practicante a estudiar en Fa. Sentí que no era capaz de caminar. Luego me dije: “No, esto no está bien. Debo ir. Es un nuevo sitio de estudio del Fa y debo estar allí”.

Le pedí al Maestro que me fortalezca. Entonces  fui.

Me sentí muy enferma en mi camino a casa. Le pedí nuevamente al Maestro que me fortalezca. Me las arreglé para llegar e ir a la cama.

En la mañana me levanté para hacer los ejercicios. Cuando llegó el de “mantener la rueda sobre la cabeza”, mi cuerpo estaba temblando y no tenía fuerzas para estar de pie. Me senté en una banqueta. Luego me desmayé. Cuando volví en mí, me encontré sobre el suelo, y me senté para enviar pensamientos rectos.

Caminé hasta la cama y me recosté. Fue terrible. Sentí que el mundo estaba girando y vomité bastante.

Recordé el poema del Maestro: “Eliminando por completo todo lo decadente y desviado” (Pensamientos rectos, Hong Yin IV- Traducción no oficial)

Sentí que ya había eliminado todas las cosas decadentes y desviadas, por lo que me dije: "No vomites más". Después de ese pensamiento, dejé de hacerlo. Limpié el desastre. Cuando me acosté a descansar, recordé que no había completado los ejercicios. Me puse de pie e hice los restantes.

Luego volví a la normalidad.

Bajo la protección del Maestro, sobreviví a otro ataque mortal.