(Minghui.org) En el verano de 2016 me pusieron en libertad después de haber sido sometida a sesiones de lavado de cerebro. Todos mis libros de Dafa, ordenador, teléfono móvil, carné de identidad, dinero y mis tarjetas de crédito fueron robados y me quedé sin ningún tipo de ayuda económica. Debido a la inmensa presión bajo la que me encontraba en el centro de lavado de cerebro, cedí y escribí las tres declaraciones para dejar de practicar Falun Dafa. Durante los seis meses siguientes, debido a los remordimientos, no pude superar mi depresión.

Animado por mi familia y mis compañeros practicantes, finalmente regresé a casa y empecé a hacer llamadas telefónicas a los empleados del sistema judicial para aclararles los hechos sobre la persecución.

Pasiva y deprimida

En 2014, yo era una de las coordinadoras de nuestro proyecto local que se encargaba de realizar llamadas telefónicas a la gente que trabajaba en la comisaría, los tribunales y la fiscalía. Después de que me liberaron del centro de lavado de cerebro en 2016, me di cuenta de lo importante que era contactar con ellos para aclararles la verdad. Al llegar a ellos, no solo estábamos salvando a los perpetradores y deteniendo la persecución, sino que también estábamos rescatando a otros practicantes.

El año pasado, se establecieron dos equipos más en nuestra área. Poco después de que me liberaran del centro de lavado de cerebro el coordinador local le pidió a mis compañeros que me incluyeran para trabajar con su equipo. Sin embargo, cuando discutieron el proyecto, lo hicieron en otra habitación con la puerta cerrada.

No me pidieron ayuda. Estaba muy triste y deprimida, y me culpaba. Pensé que, como había firmado las declaraciones de renuncia a Falun Dafa en el centro de lavado de cerebro, no me consideraban lo suficientemente confiable como para participar en el proyecto.

Unos años antes, había trabajado con dos practicantes de unos setenta años de edad para hacer llamadas telefónicas al personal del departamento judicial. Hicimos un buen trabajo juntos y nuestro equipo obtuvo los mejores resultados. Pero esta vez no me pidieron ayuda. Lloré durante varios días.

Un día, recordé algo que dijo el Maestro en " Enseñanza del Fa dada a los practicantes Australianos". La idea era que, si otros no estaban dispuestos a trabajar con alguien porque pensaban que era un espía, todavía podía salvar a la gente repartiendo folletos. Es decir, aunque no se me permitió ayudar con este proyecto, todavía podía salir y hablar con la gente. Ya que todos vinieron aquí para ser salvados, ¿no era mi responsabilidad salvarlos?

Así que decidí empezar por hacer llamadas telefónicas a la gente. Pero cuando levanté el teléfono, mi mente se quedó en blanco.

Fui al sitio Web de Minghui para buscar sugerencias sobre qué decir. Pero la mayoría de la gente aún colgaba después de haber dicho una o dos frases. Ni siquiera pude hablarles de Falun Dafa, ni sugerirles que se retiraran del partido.

Estaba muy molesta y pensé: "¡He hecho algo tan malo que he perdido la virtud de poder salvar a las personas! ¿Qué debo hacer?".

Solía asistir al estudio de Fa de nuestro grupo local con mis compañeros de proyecto. Pero después de que comenzaron a aclarar la verdad a los empleados del departamento judicial, mis compañeros crearon un grupo de estudio del Fa por separado y no me invitaron a asistir.

Como iba sola al grupo local de estudio del Fa. Cada vez me preguntaban por ellos. Me sentí incómoda y busqué en mi interior: me di cuenta de que estaba apegada a depender de mis compañeros y a tener una buena reputación. También me preocupaba que los practicantes locales supieran lo que había hecho en el centro de lavado de cerebro y que perdiera mi dignidad. No podía calmarme.

Cada vez que los compañeros practicantes regresaban de aclarar la verdad al personal judicial, cerraban la puerta y hablaban en privado. Lloré en mi habitación. Le pregunté al Maestro: "Maestro, cometí un error, pero quiero corregirme y hacerlo mejor. "¿Cómo debería comenzar?".

Lloré tanto que tenía ojeras bajo los ojos. Evitaba a mis compañeros, y ellos también eran muy cuidadosos con lo que me decían y cómo me trataban.

Me deprimí tanto que a veces dormía durante varios días seguidos. Si me pedían que me levantara, rompía a llorar y gritaba que me dejaran en paz. Me negué a hacer los ejercicios con ellos. Sabía que el mal estaba poniendo malos pensamientos en mi mente, y traté de eliminarlos. Aunque ya no estaba en la cárcel, me sentí como que todavía me perseguían.

Empezar de Nuevo

El Maestro dijo:

“[La gente mala] produce escrituras falsas, no les permiten dormir a los estudiantes, fabrican cargos, engañan a los estudiantes, difunden mentiras y así sucesivamente. Al ser amenazados severamente, engañados y puestos bajo gran presión por todos aquellos medios indecentes, algunos estudiantes han escrito cosas como las llamadas “garantías para dejar de practicar” o “declaraciones de arrepentimiento” cuando fueron forzados y no cuerdos en la mente. Ninguna de ellas fueron expresiones genuinas en los corazones de los estudiantes; fueron hechas contra su voluntad. Aunque sí tenían apegos, el mal momentáneamente tomó ventaja de ellos, e hicieron lo que un cultivador no debería, un cultivador debe ser visto en su totalidad. No reconozco ninguna de aquellas cosas. Cuando recobren el sentido, inmediatamente empezarán hacer nuevamente lo que un estudiante de Dafadebería hacer durante este tiempo y mientras tanto, declararán nulo y sin valor todo lo que dijeron yescribieron cuando no estaban bien en la mente debido a la intensa persecución, y declararán que están decididos a continuar la cultivación” (La coerción no puede cambiar el corazón de la gente, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).

Cuando leí este pasaje, tenía lágrimas en los ojos. Y pensé: "Yo soy discípulo del Maestro. Ya que el Maestro negó todo esto, ¡yo también lo haré! Enredarme en el ciclo de culparme y lamentarme son nociones humanas. No seguiré con esto. Nada puede impedir que supere mi depresión y me cultive firmemente".

Al día siguiente, al regresar a casa después de estudiar el Fa con el grupo local, uno de los practicantes que integran el proyecto me dijo: "El coordinador me pidió que vinieras con nosotros para aclarar la verdad al personal judicial. Has sido asignada a nuestro equipo para unirte al grupo de estudio del Fa de fin de semana. Por favor, ven con nosotros la próxima semana".

En silencio le di las gracias al Maestro: sabía que era su arreglo.

Esa noche, tres personas que trabajaban para el poder judicial acordaron renunciar a las organizaciones del partido comunista después de escuchar las llamadas de nuestro equipo.

Hace unos años ayudé a una practicante anciana a escribir un artículo corto para exponer la persecución. Ella me dijo: "¿Sabes que el Maestro te ha concedido una pluma divina? Deberías usarla bien".

Animada por sus palabras, había escrito varios artículos. Ya que después de ser liberada del centro de lavado de cerebro, el miedo me había impedido seguir escribiendo.

Esta vez escribí un artículo sobre cómo fui perseguida. Mientras escribía, podía sentir mi miedo siendo disuelto y completamente eliminado.

Así que comencé a escribir de nuevo. Escribí artículos que exponían la persecución, artículos para rescatar a los practicantes detenidos, un guión para nuestro equipo de llamadas telefónicas y mensajes de texto para ayudar a rescatar a los practicantes encarcelados. También escribí en mensaje de texto en una declaración legal sobre la campaña "Knocking on Doors" (Golpeando en las puertas) que estaban llevando a cabo agentes de policía en todo el país, y lo enviaba todos los días.

Mientras escribo este artículo, estoy llena de agradecimiento hacia el Maestro. Lo único que puedo hacer es atesorar mi tiempo, cultivarme sólidamente y hacer todo lo posible por salvar a las personas. Tengo que caminar bien este sendero del Fa y aferrarme fuertemente a la mano del Maestro para regresar a casa.