(Minghui.org) Antes de comenzar a practicar Falun Dafa, tenía muchas dolencias y enfermedades, lo que me tuvo once años en cama. La gente de mi entorno sabía que tenía hernia de disco lumbar, gastritis, úlcera gástrica y un tumor intestinal. Todos los días tenía dolores desde la garganta hasta el estómago. No podía ingerir nada más que un poco de caldo de arroz. Ninguna terapia funcionó.

Perdí mucho peso, y la situación tocó fondo en 1996. Nada podía hacer, solo esperar la muerte. Un día mi hermana vino a verme. No se atrevió a acercarse a mi cama. Al irse, les dijo a mis hijos que se preparen para el funeral. Los médicos también expresaron que solo tenía dos meses de vida.

En mayo de 1996, una vecina me presentó a Falun Gong. Me contó de muchos milagros médicos que les sucedieron a practicantes de la disciplina. Le manifesté que también quería practicar. Luego, me trajo una copia de Zhuan Falun (el libro principal de Falun Gong) y leyó una lección cada día.

Fue sorprendente que después que lo terminamos, pude levantarme, caminar dentro de la casa y comer algo. También fui capaz de hacer los ejercicios de Falun Gong con ella.

Estaba muy feliz, y pasé todo el tiempo practicándolos. Después de unas pocas semanas, el tumor en mis intestinos había desaparecido. Durante ese tiempo pude sentir que mi cuerpo estaba siendo purificado y los elementos tóxicos eliminados poco a poco. Me sentí relajado, y muy saludable.

Una noche tuve un sueño. Vi al Maestro Li Hongzhi (el Fundador de Falun Gong) sacando cosas oscuras de mi pecho. Tomó mucho tiempo. Finalmente, el Maestro agitó su brazo y arrojó una cosa oscura como una soga sobre el suelo. Era una persona oscura, delgada y seca. El Maestro me dijo: "Mira, este es el viejo tú". Lucía como el viejo yo cuando estaba enfermo.

Cuando desperté, me sentí muy a gusto. Sabía que el Maestro Li había purificado mi cuerpo. No pude evitar llorar, y le agradecí por renovar mi vida.

Después de eso me recuperé por completo. Han pasado 22 años, y desde entonces nunca tuve un problema de salud. La gente vio los cambios en mí y fue testigo del asombroso poder de Falun Dafa. Todos lo apoyan y algunos también comenzaron la práctica de cultivación.

Falun Dafa no solo renovó mi vida, también trajo felicidad a mi familia. Cuando estaba en cama enfermo,  habían gastado miles de yuanes en tratamientos. Necesitaban cuidarme las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Sin embargo, en los últimos veintidós años, cuidé a tres de mis nietos y hago los quehaceres domésticos. Por lo tanto, mis hijos, pudieron trabajar en las grandes ciudades. Nuestra situación financiera mejoró radicalmente. Nuevamente, le doy el crédito al Maestro Li.

Toda mi familia le agradece. Hace algunos años, mi hija mayor comenzó a practicar Falun Dafa.