(Minghui.org) Yo solía ser impaciente y tener muy mal genio. Después de casarme, conocí verdaderamente a mi marido. Solo pensaba en divertirse. No le importaba nuestra familia en absoluto. Teníamos discusiones frecuentes.

Una vida familiar miserable

Después de que nació nuestro hijo, necesitaba que mi esposo me ayudara a cuidarlo. Pero siempre me ignoraba y hacía lo que le daba la gana. Cuando nuestro hijo estaba enfermo, tenía que apañármelas sola. Esto me molestó mucho, y por cualquier cosa comenzábamos una pelea.

Nuestra relación empeoró aún más. Con frecuencia, mi marido se iba directamente del trabajo a los bares o a lugares donde jugar al Mahjong, y pasaba allí toda la noche.

Me sentía muy agraviada. Además, tenía que mantener a la familia yo sola. Pensaba para mí: “¿Cómo terminará todo esto?”.

Cuando ya no pude soportar más el sufrimiento, fui a visitar a mi suegra para quejarme de mi marido. Inesperadamente, se puso de su lado y terminó haciéndome reproches. Sus palabras me hirieron. A mis ojos, ambos eran mis enemigos; se habían convertido en el blanco en el que desahogar mi furia.

En 1998, cuando tenía treinta y siete años, empecé a buscar el divorcio. Fui a ver a un adivino para que me predijera el destino. Me dijo que se desencadenaría muy pronto. Esto me hizo muy feliz, ¡pensé que mis días de dolor finalmente estaban llegando a su fin!

Dafa salvó a mi familia

Pero dejé de pensar en el divorcio, porque tuve la suerte de obtener Falun Dafa. Después de acabar de ver las nueve conferencias del Maestro Li Hongzhi [fundador de Falun Dafa], muchas preguntas que albergaba sobre la vida me habían sido respondidas. Todo se redujo al hecho de que el maltrato se debía a las relaciones predestinadasy las deudas contraídas en el pasado. Las deudas había que devolverlas.

A través del estudio del Fa, llegué a entender la profundidad de Falun Dafa, por qué algunas personas eran ricas y otras pobres, y cómo conducirme apropiadamente en el futuro. Al elevarse mi reino, a través del continuo estudio del Fa y de la práctica de los ejercicios, mi actitud hacia mi esposo y su madre cambió.

Cuando me trataban mal, podía controlarme, deshacerme de la ira y mirar hacia adentro, en vez de enojarme. Mientras tanto, mi cuerpo experimentaba tremendas transformaciones. Mis enfermedades, incluyendo dolores de cabeza, dolores de estómago, hernia discal e inflamación ginecológica, desaparecieron. Mis manos que solían estar siempre muy frías, ahora se tornaron calientes. Durante el tiempo en que el Maestro estaba limpiando mi cuerpo, podía sentir el Falun girando en mis manos, cabeza y parte inferior del abdomen. Al estar libre de enfermedades, me volví más alegre. Cada día podía sentir la inmensa alegría de sentirme inmersa en la gracia salvadora del Maestro.

Dejé de odiar a mi esposo y a mi suegra, y olvidé la idea de divorciarme. Mis días se llenaron de alegría y me volví muy enérgica. Cuando los dos me vieron así, no podían entenderlo y exclamaron: “¿Es, realmente, Falun Dafa tan milagroso? ¿Cómo te has convertido en una persona tan agradable? Antes tenías tan mal genio, ¿cómo has cambiado tan rápido?".

No pueden entender lo maravillosa que es la Ley Buda, o la actitud bondadosa de los cultivadores después de haber obtenido el Fa. Evidentemente, Les tomó por sorpresa mi actitud tolerante y compasiva.

Un día, otro practicante y yo salimos a repartir los nuevos artículos del Maestro. Por lo que llegué tarde a casa. Cuando mi esposo, hambriento, vio que no había preparado la comida, se enfadó mucho y empezó a maldecirme. Si esto me hubiera pasado antes de practicar Falun Dafa, no habría cocinado.

Como nos enseñó nuestro Maestro en un ocasión: “Mientras soportaron todo esto, ustedes no se rebajaron a su nivel, y su corazón estuvo muy calmado. No devolvieron el golpe ni insulto a su agresor” (Exponiendo el Fa en Sídney).

Comprendí que los practicantes debían comportarse siempre con estándares aún más altos. Este es solo un ejemplo de cómo los cultivadores actúan de forma diferente a como lo haría una persona común. Le dije con una sonrisa en mi rostro: “La haré de inmediato. Tómalo con calma”. Esto lo tranquilizó.

Cada vez que pasaba por una prueba o una tribulación, podía sentir la felicidad que provocaba la elevación de mi xinxing. Siempre que daba un gran salto en mi cultivación, me sentía así. Sin pérdida, no hay ganancia. Los principios de Dafa me han ayudado a obtener una mayor comprensión de todo cuanto me rodea.

Mi esposo empieza a cultivar Dafa

Mis cambios produjeron un gran impacto en mi marido. Intentaba entender qué me había hecho cambiar. Comenzó a leer a Zhuan Falun cuando yo no estaba en casa. A raíz de eso, dejó de fumar (llevaba fumando más de treinta años). Viendo todos estos cambios, mi suegra también decidió comenzar a cultivar Dafa. Toda nuestra familia se vio sumergida en la gracia salvadora de Falun Dafa.

Perseverando en medio de la persecución

Sin embargo, este período no duró mucho. La persecución comenzó el 20 de julio de 1999, y pronto se extendió por todo el país. Por miedo, mi marido dejó de practicar. Aunque había estado practicando diligentemente, cuando vio la falsa propaganda fabricada por las televisiones que difamaba a Dafa, se asustó. Algunas personas cuyas mentes habían sido envenenadas por las mentiras de la propaganda se declararon en nuestra contra y comenzaron a atacarnos. La gente nos miraba de forma extraña y decían de nosotros todo tipo de cosas sarcásticas.

Alguien me preguntó: "¿Todavía practicas? Se están involucrando en política. Han asediado el recinto del gobierno chino".

Le respondí: “Todo eso son calumnias que difunde la televisión. Nos conocemos, ¿qué dirías de mí? ¿He mejorado o empeorado? ¿Prefieres creer las mentiras inventadas por el partido comunista chino (PCCh)? Por favor, piensa en eso".

Contestó finalmente: "Tienes razón".

No aflojé durante el tiempo en que la persecución era más desenfrenada y severa. Fui a mi unidad de trabajo para aclarar los hechos sobre Dafa. Todos me mostraron su simpatía y me brindaron su apoyo. Algunos estaban muy preocupados por mí: “Ten mucho cuidado. El PCCh es malvado. No permitas que te hagan daño”.

En aquel entonces, dos practicantes y yo fuimos a Beijing para exigir justicia para Falun Dafa, al gobierno central. Nos detuvieron ilegalmente. Terminamos siendo internados en un centro de detención. Después nos trasladaron a un campo de trabajo forzado. Fueron momentos muy difíciles.

Después de ser liberada, las autoridades locales intentaron transformarme. Un día vinieron algunos oficiales de la oficina 610 y de la comisaría de policía local, a pedirme que asistiera a la llamada sesión de "Bienvenida a casa". Dos días después, nos reunieron a varios practicantes en una gran sala de conferencias.

Uno de los funcionarios de su personal grabó la sesión en video. Hicieron que todos declararan su postura hacia Falun Dafa frente a la cámara. Cuando llegó mi turno, no estaba nerviosa para nada. Recorrí la sala de reuniones con la mirada y afirmé calmadamente: "Todas las personas que están aquí son de mi ciudad natal, todos ustedes son mis amigos. Así que tengo que decir la verdad, ¿correcto?".

El jefe de la oficina 610 asintió con la cabeza.

Entonces dije: "Tengo cerca de cuarenta años. Tuve algunas enfermedades hace unos años, dolores de cabeza, de estómago. Me sentía cansada durante todo el día. Sinceramente, después de que empecé a leer Zhuan Falun todas mis enfermedades se curaron".

Estaba hablando con mucha calma, pero sentía que todo el mundo me escuchaba.

Proseguí: “Notar estos cambios milagrosos me hicieron afianzar mi creencia en Dafa. Eso es todo lo que deseo decir”, concluí mi discurso.

En ese momento, recibí un caluroso aplauso. La persona que sujetaba la cámara no sabía si debía cortar la grabación, y acabó dejándola en el suelo. Desistieron de su intento de transformarme.

Durante los años siguientes me persiguieron numerosas veces. En una ocasión, los agentes de la comisaría vinieron a mi casa, me detuvieron y me condujeron a un centro de lavado de cerebro. Sin importar lo duro que pudo llegar a ser, me mantuve firme en mi creencia.

Otro día, cuando llegué al trabajo, el gerente me dijo que les había complicado la existencia al negarme a renunciar a mi práctica de cultivación de Dafa. Le contesté: “El año pasado, cuando los oficiales de policía vinieron al trabajo a acosarme, no te atreviste a detenerlos. Si yo hubiera desaparecido entonces, ¿cómo se lo hubieras dicho a mi familia?”.

A continuación, añadí: “Soy su empleada. ¿No tiene que hacerse responsable de mí? Si me defendiera y respaldara, ¿se habrían atrevido a hacer lo que quieren? La última vez no me protegió, y ahora me ha expulsado de la empresa. Nadie debería pasar por esto".

Mis palabras, llenas de rectitud, tuvieron un gran impacto en él. Rápidamente me susurró: "Trataré de revertirlo". La secretaria del comité PCCh de nuestra empresa también expresó: “No se preocupe. Haremos todo lo posible. Puede irse a casa y esperar a saber de nosotros”. Entonces, me acompañaron hasta la puerta.

Sabían que no debían haberme despedido así. ¿Qué tiene de malo practicar Dafa? Con este pensamiento, volví a mi compañía, otra vez, para aclarar la verdad sobre Dafa a todo aquel con el que me encontrara. Poco tiempo después volví al trabajo.

Durante mis años de cultivación, el camino ha sido un poco accidentado. Sin embargo, a pesar de la dificultad, continuamente he intentado elevarme a través de mi cultivación y el estudio del Fa.

En consecuencia, mi entorno familiar ha cambiado a mejor. Mi esposo pasó de tener miedo del PCCh a colaborar con Dafa. Además, animó a sus familiares y amigos a que practiquen Falun Dafa. En ocasiones me ayudaba a hacer el trabajo de Dafa. Mi hijo a veces también me acompaña a distribuir materiales informativos de Dafa.

Aunque he sido perseguida durante muchos años, nunca me arrepentí de haber practicado Falun Dafa. Y no tengo miedo de enfrentarme a ningún tipo de adversidad. Realmente siento que: “Falun Dafa es muy beneficioso para la sociedad y para quienes creen en él”.