(Minghui.org) Una compañera practicante viajó recientemente a Hong Kong durante sus vacaciones. Cuando regresó, describió lo que había visto: en una acera se encontraban los practicantes en silencio, repartiendo materiales informativos sobre Falun Dafa o aclarando la verdad a los peatones. En la otra acera un grupo de miembros del partido comunista chino alzaban un retrato desfigurado del Maestro Li y retransmitían propaganda difamatoria.

Me sorprendí al escuchar aquello y pregunté: “¿Por qué se dejan intimidar así los practicantes de Hong Kong? ¿Por qué no eliminan la perversidad enviando fuertes pensamientos rectos para que esos matones sufran retribución? ¡Lleva tantos años ocurriendo lo mismo!”.

Pero, en cuanto empecé a compartir con la practicante me di cuenta  que me había equivocado. Debido a la influencia de la cultura del partido, juzgué sin compasión y me limité a reclamar venganza. Eso está muy alejado de la manera de pensar y actuar de los practicantes de Hong Kong.

Recuerdo que el Maestro menciona a los practicantes de Hong Kong muchas veces y afirma que lo están haciendo bien. ¿Cómo había podido obviar las palabras del Maestro? Incluso llegué a pensar por un momento: “No existe ninguna persecución sistemática en Hong Kong. Son solo un grupo de matones y agitadores. Si estuviera allí, me encargaría de todo”. Cuando miré hacia dentro, encontré el apego a contender y al ‘yo’. Comprendí que los practicantes de Hong Kong no poseían estos elementos tan negativos. El hecho de ser capaces de mantener la calma para salvar a la gente en una atmósfera como aquella, me pareció un claro reflejo de sus niveles.

Entiendo que la perversidad siente temor ante la compasión, no ante la vileza.

El Maestro enseñó:

“Los fo son bondadosos, y eso es seguro. Pero esa compasión es una manifestación del gran poder de FOFA. Sin importar cuán mala es una persona o cuán vicioso es algo, cosas tan fuertes como el hierro y el acero se derretirán ante el poderoso poder y la compasión de FOFA. Por eso es que los demonios se asustan cuando lo ven; se asustan realmente. Ellos se derretirán y desvanecerán. Esto es absolutamente diferente de lo que el hombre se imagina” (Exponiendo el Fa en el Fahui del Oeste de los Estados Unidos).

Lo que la compañera practicante pudo observar en Hong Kong es solo la manifestación en esta dimensión, pero puede resultar ser algo tremendamente complicado en otras dimensiones. Al igual que en China continental, todas aquellas dificultades requieren que los practicantes las gestionen adecuadamente para provocar avances. En un entorno tal, los practicantes de Hong Kong pueden aclarar la verdad y salvar a la gente; y mejorarse durante el proceso. El Maestro nos aseguró que la Rectificación del Fa será un éxito. Nosotros solo tenemos que continuar haciendo lo que debemos hacer.

Hong Kong es un sitio especial, que se presta a que muchos chinos pueden conocer los verdaderos hechos de la persecución a Falun Dafa. Pero, frecuentemente, algunos guías desaniman a los turistas, diciéndoles que les requisarán en la aduana los folletos y cualquier otro material informativo de Falun Dafa. Algunos quedan tan asustados que los vuelven a dejar después de leerlos.

Algunos de los practicantes de China continental que se van de vacaciones a Hong Kong no toman ningún contacto con los practicantes locales, mientras que otros se acercan a hablar con ellos e incluso participan en desfiles y otras actividades. Hay de todo.

A continuación les expongo dos ejemplos que demuestran que no debemos apegarnos a los conflictos sino cultivar la compasión:

Trasladaron a un practicante detenido a la comisaría. Al llegar empezó a aclararle la verdad a uno de los oficiales, pero este le paró, alzando la voz: “¡Déjalo ya! Si vuelves a atreverte a decirme algo así, te prometo que no vuelves a casa hoy”. Cuando miró hacia dentro, el practicante, comprendió que había perdido la calma y la compostura. Así que cambió su actitud y comenzó a describirle al policía cómo Falun Dafa había cambiado su vida y cómo sus compañeros de trabajo habían sido testigos de su transformación. Mientras le dejaba marchar, el oficial, le dijo: “Respeto a las personas como usted”.

Otro practicante fue a aclarar la verdad a otra comisaría. Un policía lo amenazó: “¿Sabe que puedo arrestarle basándome en lo que me ha contado?”. El practicante respondió: “Sí, lo sé. Pero no creo que quiera hacer eso”. El oficial le preguntó: "¿Por qué no?".  El practicante dijo: “Porque sé que no es una mala persona. Elegí venir aquí, para ofrecer mi ayuda a personas bondadosas como usted”. El funcionario se conmovió. Su actitud cambió.

Cuanto más compasivos seamos mejor nos ajustaremos al Fa, y más fácil nos resultará salvar a la gente.