(Minghui.org) Desde que era una niña me preguntaba por qué los seres humanos están en este mundo, de dónde venimos y a dónde vamos. ¿Teníamos que seguir el camino de nacer, casarnos, tener hijos, envejecer, tener enfermedades y morir? ¿Quién arregló las cosas para que fueran así? ¿Para quién existe todo en este mundo? No tenía las respuestas a estas preguntas y tampoco me las podía dar nadie.

A pesar de ser joven sentía que la vida no tenía sentido. Lloraba por cosas triviales. No era despreocupada como se supone que los niños de mi edad deben ser.

Encontrando Falun Dafa

Mis padres murieron cuando yo tenía 26 años. Mi marido trabajaba en otra ciudad para ganar dinero extra para pagar nuestras deudas. Sentía que todo era frágil e inestable. Para mí la vida no tenía esperanza y lloraba constantemente.

Mi hijo tenía poca salud y necesitaba tratamiento médico cada mes, además las cosas eran financieramente ajustadas. Sentía que mi vida era miserable.

Para aumentar nuestras ganancias mi familia se mudó a la ciudad donde vivía mi hermana e iniciamos un pequeño negocio.

Un día a principios de 1996 vi a una clienta sujetando un libro envuelto en un pañuelo. Lo sostenía de forma muy cuidadosa. Tenía curiosidad y le pregunté cuál era el tesoro que  estaba sujetando. Dijo que era un libro llamado Zhuan Falun. Por alguna razón quise leerlo. 

Mi hermana dijo que su compañero del trabajo le habló sobre este libro y que era muy bueno así que compramos una copia en la librería local.

Decidimos ir al sitio de práctica de Falun Dafa el día siguiente. Estaba tan expectante que no pude dormir en toda la noche. Estaba muy emocionada y la noche se me hizo muy larga. Un tiempo después, leyendo el Fa, comprendí que hemos pasado enormes pruebas y tribulaciones vida tras vida para ser capaces de encontrar a Dafa y ser salvados por el Maestro Li (El Fundador).

Viví una vida más feliz después de que comencé a practicar Dafa. Todas las mañanas temprano practicaba los ejercicios con otros practicantes en la plaza local. Después leía y memorizaba el Fa por mi cuenta durante el día y estudiaba  con otros practicantes por la noche. A veces, recitaba el Fa cuando dormía.

Fuimos a los condados vecinos y a las aldeas para hacerle saber a la gente lo maravilloso que es Falun Dafa y todo lo que se pueden beneficiar practicándolo.

Todas mis preguntas sobre la vida fueron respondidas por Falun Dafa. Le agradecí al Maestro Li por haberme escogido, remodelado, señalado una dirección en la vida para mí y guiado para regresar a mi hogar original.

Campos de trabajo forzado

Fui a contarle a la gente los hechos sobre Falun Dafa después  que se iniciara la persecución a los practicantes de Dafa el 20 de julio de 1999. Fui detenida varias veces y enviada a campos de trabajo forzado dos veces.

Fui torturada de varias maneras. En una ocasión no tuve permitido dormir, comer, beber ni usar el baño por nueve días y ocho noches. Los guardias metieron mi cabeza en un cubo lleno de agua. Me echaron agua helada por encima. Me pusieron bolsas de plástico en la cabeza para asfixiarme. Vertieron vinagre en mis fosas nasales y quemaron mis piernas con bobinas de lámparas anti mosquitos. También me esposaron a los tubos del calefactor así que estaba en una posición estática, sin poder ponerme de pie o de cuclillas. Entonces dos guardias patearon repetidamente las esposas de mis muñecas lo que me dejó cicatrices permanentes. También me solían patear hasta tirarme al suelo y luego volverme a levantar, una y otra vez.

Sin embargo, no cooperé con ellos y no les di ninguna información sobre los otros practicantes. También escribí artículos sobre cómo estaba siendo maltratada y logré que los sacaran secretamente de la prisión y enviaran a la web  Minghui para su publicación.

Donde vivía los practicantes locales distribuyeron mis artículos a gran escala. Esto conmocionó a la policía local, quienes no se atrevieron a perseguir a los practicantes tan severamente. Ningún practicante fue enviado a un campo de trabajo forzado de 2004 a 2006.

Regresando a casa y a hablar con la gente sobre Dafa.

Cuando regresé a casa después de ser liberada, vi que estaba sucia y desordenada así que le di una buena limpieza.

También comencé a hacer los ejercicios diariamente. En varios días recuperé mi salud y pude comer cualquier comida.

Mi marido se veía mayor para su edad debido a la presión de mi encarcelación y al trabajo duro. Su pelo se había vuelto gris. Él tenía muchas quejas hacia mí y parecía que ya no le importaba como antes.

Le dije: “No podemos vivir así. Sé que tu vida no es fácil. Trabajas duro y tienes que aguantar mucho. Tuviste que cuidar de tus padres que no tienen ningún ingreso por tu cuenta mientras estaba en el campo de trabajo. Entiendo que estés resentido pero no deberías guardar rencor a Falun Dafa o a nuestro Maestro. Somos inocentes. No creo que tu quisieras que tu esposa sea falsa o cruel. He llegado a ser una buena esposa, madre y nuera después de comenzar a practicar Falun Dafa. Tu sabes mejor todo lo que he cambiado desde que practico Dafa”.

Él lloró, mi hijo lloró y yo también derramé lágrimas. Los malos elementos que habían influenciado a mi marido fueron eliminados así que él me volvió a tratar bien. Nuestra armonía familiar fue restaurada.

Encontré un trabajo para ayudar a mi familia y ahora le cuento a la gente en el lugar los hechos sobre Dafa y la persecución.

También he puesto un centro de producción de materiales de información en mi casa y produzco folletos para que los practicantes locales los distribuyan. Cuando tengo tiempo, también voy con ellos y le hablo a la gente sobre Falun Dafa.

A lo largo de los años he descubierto muchos de mis apegos, viejas nociones y pensamientos negativos. Uno de mis peores apegos era mirar hacia afuera para resolver mis problemas. Era buena en señalarles a otros practicantes sus defectos en lugar de mirarme hacia adentro. También me gustaba ser halagada.

He perdido muchas oportunidades para cultivarme. Le pido disculpas al Maestro porque no me he cultivado bien y juré hacerlo mejor.

Mirando hacia atrás a los últimos 20 años de cultivación, comprendí que el Maestro cuida de mí y soporta mucho dolor por mí en cada paso al progresar. Mi gratitud está más allá de las expresiones humanas. Mi vida tiene un significado gracias a Dafa.

Continuaré rectificando mis defectos, dejando ir las nociones humanas y cultivándome bien.