(Minghui.org)

1. Una vida difícil

Guihua nació en un antiguo templo durante los tres años de desastre (esto se refiere al período de 1959 a 1961 en China continental, en el que más treinta millones de personas murieron de hambre). La desgracia siguió sus pasos. Su padre murió antes de que ella naciera. Su madre dio a luz a una hija seriamente discapacitada, Guihua, y murió un par de años después por una enfermedad. Guihua y su hermano, que era cuatro años mayor que ella, dependían el uno del otro para sobrevivir. 

Por la seriedad de su discapacidad casi no podía moverse. Su cabeza estaba torcida e inclinada hacia un hombro. Su boca estaba permanentemente ulcerada y babeaba constantemente. Tenía la ropa en el área del pecho siempre empapada de saliva. Su cuello estaba hinchado y agrandado por estar siempre mojado. El brazo derecho estaba torcido y deformado, y no podía estirar un dedo de la mano derecha. Tenía solo control parcial sobre la pierna derecha y una cojera prominente. Se caía con frecuencia después de dar un par de pasos, y a menudo tenía la nariz ensangrentada y la cara hinchada por la caída. A veces, cuando su condición se agravaba, solo podía gatear. A menudo tenía los pantalones sucios y mojados porque perdía el control de los esfínteres. 

La lastimosa Guihua se convirtió en el blanco de los niños de la aldea que la perseguían, golpeaban y maldecían. Incluso los adultos se burlaban de ella. Junto a su hermano vivían una vida empobrecida sin suficiente comida ni ropa. No fue fácil. Entonces el hermano se casó y parecía que la familia tenía alguna posibilidad de sobrevivir. Sin embargo, el infortunio para ella continuaba. No mucho después de que el hermano se casó, su cuñada la trataba como una carga, con frialdad, la golpeaba y maldecía. Con frecuencia no le daba comida. Al final, el hermano y la cuñada la encerraron en un cuartito sin darle comida durante días y noches. Por suerte, una vecina bondadosa la encontró y la ayudó a escapar.

A la edad de 19 años, se casó precipitadamente en otro pueblo, con un hombre 20 años mayor que ella. Finalmente tuvo su propio hogar y disfrutó poco tiempo de paz mental. Sin embargo la buena vida no duró mucho. El sexto día después de casarse, su marido la golpeó. Soportó la paliza con lágrimas y esperó que a través de sus esfuerzos, tras un periodo de tiempo su esposo la tratara bien. Pero estaba equivocada. Desde un principio no le gustó a la suegra quien a menudo la maldijo por asuntos triviales. Guihua solo podía tragarse sus lágrimas.

Cuando estaba en su octavo mes de embarazo, su esposo la golpeó brutalmente por un asunto trivial hasta dejarla sangrando seriamente. Fue muy peligroso para ella y para el bebé que llevaba dentro. El cruel marido no la llevó al hospital. Por un milagro, la madre y el bebé sobrevivieron a la paliza. El día anterior a que pariera a su bebé, la suegra la presionó para trabajar en el campo durante medio día. Cuando dio a luz al bebé, su esposo no estaba con ella. La suegra a propósito salió y la dejó sola. Dos ancianas bondadosas en el pueblo la ayudaron a dar a luz al bebé. Alguien encontró al marido y le pidió que regresara a casa. La actitud de su marido mejoró un poco cuando vio que era un niño. Un día de invierno, el bebé estaba mamando. Justo después de que el esposo regresó a casa, la suegra calumnió a Guihua, diciendo que estaba teniendo una aventura con otro hombre. Sin averiguar la validez de estas afirmaciones, de inmediato su marido le dio una brutal golpiza.

Después de toda esta humillación, Guihua se sintió totalmente desesperanzada. El dolor físico y la tortura mental le hicieron sentir que había sido olvidada por el mundo y que su existencia era un error. En este mundo, no tenía nada a lo que aferrarse, excepto a su bebé. Besó al bebé en sus brazos y bebió media botella de productos químicos venenosos de la granja. Habiendo escuchado que el licor aceleraría el efecto del medicamento, bebió un poco de licor y esperó morir más rápido. Sin embargo, el destino quiso que se recuperara después de dos días. Pero Guihua estaba decidida a morir. La segunda vez que intentó suicidarse, saltó a un pozo. La tercera vez, saltó a un río. 

Cada vez, encontró gente bondadosa que la rescató. Guihua se preguntó: ya que es tan difícil para mí vivir, ¿Cómo es que también es tan difícil para mí morir? La cuarta vez que lo intentó, fue a un castaño lejos del pueblo y ató una cuerda al árbol. Justo antes de que se atara la cuerda al cuello, un anciano salió de la nada y le quitó la cuerda. Sin embargo, toda esa gente buena no pudo evitar el salvajismo de su marido. Finalmente, después de una terrible paliza, Guihua no pudo tolerar más y se escapó de su casa. Corrió a una fábrica local, encontró al gerente de la fábrica, le contó sobre su vida miserable y le pidió formalmente que la dejara trabajar allí. El amable gerente la ayudó de inmediato. Decidió dejarla hacer trabajos de mantenimiento y organizó el alojamiento para ella. Al tercer día, regresó a su casa para recoger algo de ropa de cama y su esposo la rechazó. Ella dijo: "Me gustaría ganar algo de dinero para pagar la deuda de la familia. Si no me dejas ir, ¿cómo puedo ganar dinero?". El marido tuvo que aceptar.

2. Practicando Falun Dafa, su vida cambió

En el invierno de 1996, una compañera de trabajo le dio a conocer Falun Gong, también conocido como Falun Dafa. Después de escuchar sobre ello, Guihua comenzó a practicar de inmediato. Aun en sus sueños más extravagantes, no podría haberse imaginado que en ese momento su destino había cambiado. Al estar seriamente incapacitada de su lado derecho le hizo muy difícil hacer los ejercicios de Falun Dafa. Sin embargo, no se desanimó en absoluto. Cuando estaba haciendo el tercer ejercicio, sintió que su mano derecha estaba siendo sostenida por una cálida mano y levantada con firmeza. Su brazo se sentía muy cálido y confortable. Cuando sostenía la rueda delante de su cabeza, sentía una fuerte corriente energética fluyendo entre sus brazos. Su brazo discapacitado no se cansaba en absoluto después de media hora. Cuando escuchaba las conferencias de Shifu, sentía que muchos cambios estaban ocurriendo en su cuerpo. Todo su cuerpo se sentía increíblemente cálido. Tenía una sensación rara alrededor de la boca que le daba mucha comezón. Ella entendió que su cuerpo estaba siendo ajustado. De inmediato, su úlcera en la boca desapareció y ya no babeaba. Su cabeza torcida volvió a su posición normal.

Menos de dos meses después de comenzar a practicar y a cultivar su carácter, su vecina tuvo un incendio repentinamente. Sin pensarlo, olvidó por completo que estaba discapacitada. Llevó dos cubos de agua y corrió hacia la casa de su vecina. Una vez que llegó allí, tiró el agua al fuego. La gente que la vio estaba impresionada: "Guihua, llevaste dos cubos de agua. ¿Tu brazo está bien? ¿Puedes correr? ¿Qué está pasando?". Guihua descubrió que su brazo, que antes estaba torcido, podía estirarse y que podía controlar su pierna derecha. En ese momento estaba demasiado emocionada para hablar. No se atrevió a creer el milagro que le había sucedido.

Más tarde, cuando el coordinador local organizó a los practicantes para estudiar juntos e intercambiar experiencias, el coordinador le pidió a Guihua que hablara sobre los enormes cambios físicos y mentales que experimentó después de practicar Dafa. Cuando habló de su experiencia, estiró el brazo para que los demás practicantes vieran, pero tres dedos en su mano derecha aún no podían enderezarse. Pero esa noche, ella lentamente enderezó sus dedos, que no se habían enderezado en 36 años. Los practicantes presentes presenciaron el evento y todos se asombraron del gran poder de Dafa. En ese momento, las manos que aplaudían sonaban como un trueno. Los ojos de Guihua estaban llenos de lágrimas. Después de cultivar Dafa, 36 años de tortura mental y física desaparecieron como un vapor. Finalmente probó la sensación de salud. Entonces derramó lágrimas felices y agradecidas. Incluso el lenguaje más bello no podía expresar su gratitud hacia el Maestro Li.

Guihua había cambiado. No solo estaba sana, sino que también estaba llena de alegría en su corazón. Entendió por qué le sucedieron tantas tribulaciones y entendió muchas preguntas que antes la habían desconcertado. Se disciplinó estrictamente de acuerdo con el estándar de "Verdad, Benevolencia y Tolerancia" y siempre pensaba primero en los demás. En casa, no se preocupó más por sus conflictos anteriores. Cuidó a su suegra anciana, trató a su esposo con tolerancia, se esmeró en cuidar a su hijo y ordenó la casa dentro y fuera para que estuviera agradable y limpia. La actitud de su esposo y suegra cambiaron mucho. Con un semblante saludable y entusiasta, Guihua regresó a su ciudad natal y visitó a su hermano y su cuñada, a quienes no había visto en muchos años. Cuando entró en el pueblo que no había visto desde que se había casado, oyó a alguien decir desde lejos: "¿Es Guihua? ¿Por qué no se ve igual?". Otra persona dijo: "¿Cómo puede ser Guihua? ¡Estaba gravemente discapacitada y debió haber muerto hace mucho tiempo!". Cuando confirmaron que era Guihua, todos estaban muy asombrados.

En su empleo, trabajaba muy diligentemente. Llegaba temprano y se iba tarde y se disciplinó estrictamente. Un día, encontró 50 yuanes mientras montaba su bicicleta de camino al trabajo [500 yuanes es igual al salario mensual promedio de un trabajador urbano en China]. Aunque tenía muchas dificultades financieras, comprendió que era una practicante y no debía aprovecharse de otra persona. La persona que había perdido el dinero debía estar muy preocupada. Pensando esto, dio el dinero a la oficina de la fábrica. La fábrica publicó un gran cartel rojo para ensalzarla. Guihua encontró de inmediato a la persona responsable del cartel y le explicó que lo hizo porque practicaba Dafa y entendía los principios de ser una buena persona. Todos sus compañeros de trabajo la respetaban. 

En 1998 la fábrica redujo su tamaño y perdió su trabajo. Su suegra sufría de demencia. Guihua no solo tenía que cuidar a su suegra, que necesitaba a alguien que lo hiciera, sino que también cuidaba a su vecino, un anciano que vivía solo. Si compraba una comida especialmente buena, no la comía y la dejaba para su suegra, esposo, hijo y el anciano. Después de que el anciano murió, una pareja de más de 80 años se mudó a esa casa. No había nadie que pudiera hacerse cargo de esta pareja. Con determinación y honor, Guihua con su bondadoso corazón, asumió la responsabilidad de cuidar a esta pareja. Les llevaba agua y comida y les lavó la ropa. Hizo esto por dos años. Ella trataba a esta pareja incluso mejor que la forma en que la hija de la pareja lo hacía. Entonces esta pareja falleció. 

Debido a la precaria situación económica de su familia, tuvo que pedir prestada una gran cantidad de dinero para su suegra y esposo enfermo, para sus medicinas y para llevarlos al doctor. Para pagarlo, Guihua aceptó trabajar 9 mu de tierra [un mu equivale a 668 metros cuadrados], incluidos 4,5 mu de castaños y 4,5 mu de tierras de cultivo, más 2 mu de huertos y un jardín de molienda. Su carga de trabajo era equivalente a la de 2 personas. El poder de Dafa se reflejó plenamente en ella. Aún más de 2 personas no podrían haber hecho lo que ella hizo. Después de llegar a casa en la noche, todavía estudiaba el Fa y hacía los ejercicios a diario. Al día siguiente, volvía a estar llena de energía y comenzaba otro día lleno de ocupaciones.

3. Guihua aclara la verdad

El régimen de Jiang comenzó a perseguir a Falun Dafa en 1999. Su casa se convirtió en el blanco de los policías. Amenazas y el registro de su casa no pudieron mover a la firme Guihua. Un policía preguntó: "Dices 'Falun Dafa es bueno', ¿dónde está la parte buena?". Guihua dijo: "Practicar Dafa me ha hecho pasar de ser una persona discapacitada a una persona saludable. Puedes ver que mi cabeza ya no está inclinada, mi brazo puede moverse, ya no cojeo y ya no babeo más. ¿Dime qué parte de Dafa no es buena?". El policía no tuvo nada que decir a eso. La persiguieron en muchas ocasiones. Cada vez, les contó los enormes cambios que experimentó después de haber practicado Dafa. Guihua triunfó en su fe firme en Falun Dafa. Nadie la volvió a perseguir.

Hoy, Guihua aún aclara los hechos de Falun Dafa a las personas usando sus propias experiencias, y así desenmascara la persecución. Sabe que los enormes cambios físicos y mentales que experimentó dan fe de la verdad. Espera que más personas escuchen su historia, para que más personas puedan experimentar el poder curativo de Falun Dafa.

Nota del editor:
Publicado en el libro: Vida y esperanza renovadas: El poder curativo de Falun Dafa
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