(Minghui.org) Hace dos años, una empresa me contrató y me nombró responsable de desarrollo de producto. Algún tiempo después me arrestaron por entregarle una copia de Los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista a un universitario. Permanecí 15 días detenido. Pasé las fiestas de Año Nuevo en el centro de detención. Me despidieron.

Encontré otro trabajo tan pronto como me liberaron. Me encargaron elaborar un libro de texto. Muchas empresas como esta, en China, no tratan muy bien a sus empleados. Tienen que cumplir objetivos cada hora, cada día e incluso cada mes, pero solo les pagan en torno a 2.000 yuanes.

Una mañana, después de tener una reunión, uno de mis colegas llamado Wang decidió renunciar a su puesto. Estaba tan molesto que ni siquiera se lo notificó al gerente. Estalló de ira en cuanto salió por la puerta. La oficina se quedó en silencio. Con este compañero, ya eran 17 las personas que había visto dimitir debido a la tremenda presión que se sentía en este trabajo.

Yo también empezaría a notar esa presión poco después, porque el director general, apellidado Liu, me humilló verbalmente delante de mis compañeros y subordinados. Aunque se hizo un silencio absoluto y nadie sabía qué decir, yo permanecí inafectado. Estaba seguro de que a pesar de que los argumentos de Liu no sonaran razonables, llevaba toda la razón. Así que cuando acabó, le agradecí sus comentarios y le prometí que mejoraría. Se quedó sorprendido al ver mi reacción. Asintió con la cabeza y abandonó la sala.

La presión originaba altercados de este tipo habitualmente. Algunos los tomaban con resignación, mientras que otros lo soportaban como podían. Mi punto de vista era diferente. Seguía las enseñanzas de Falun Dafa: “Difícil de soportar, se puede soportar”.

Tomo cada conflicto como una oportunidad para aprender y elevar mi xinxing. La mayoría del tiempo, estaba muy tranquilo e intentaba hacer mi trabajo lo mejor posible. Todos decían que poseía un buen estado mental.

Seis meses después, me ascendieron a jefe de equipo. Mi paga aumentó hasta los 4.000 yuanes. Seis meses después, debido a que trabajé realmente duro y aprendí a hacerlo cada vez mejor, me convertí en el eje central de mi proyecto poco antes de que fuera cancelado. Con la experiencia que había logrado en este trabajo, me resultó facilísimo encontrar uno nuevo inmediatamente.

Mi nuevo trabajo consistía principalmente en dar clases. Me retenían la mitad de la paga mensual hasta que el 60% de los alumnos hubieran pasado las pruebas de admisión para el curso. Mi mujer no quería que aceptara el trabajo. Muchos de los trabajadores se marchaban antes de cumplir un mes. Mi modo de enfocar la situación no sería el mismo, y decidí que 4.000 yuanes al mes no estaba mal. En mi primer pensamiento me pregunté cómo podría ser digno de aquella paga.

Acepté el trabajo, en contra de la opinión de mi esposa, e intenté hacerlo lo mejor posible, a pesar de las constantes quejas de mis colegas. Hice un buen trabajo impartiendo las clases. Antes de concluir el curso, empecé a colaborar con el departamento de investigación para desarrollar nuevos recursos educativos. Mi nuevo jefe estaba intentando formar un equipo pero le estaba resultando difícil encontrar a gente cualificada. La empresa me contrató para formar parte del grupo de trabajo. Me convertí en un empleado muy respetado. Fui ascendido en poco tiempo a un cargo de dirección y mi salario se incrementó hasta alcanzar los 8.000 yuanes.

Honestamente, tengo que decir que era nuevo en este campo y no tenía mucho talento. Lo que marcó la diferencia fue que nunca dejé de leer, con regularidad, Zhuan Falun. Siempre pienso primero en los demás y cuando me encuentro con conflictos, miro hacia dentro. Me comporto bajo la guía de los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.