(Minghui.org) Una mañana de agosto, un compañero practicante y yo fuimos a aclarar los hechos sobre Falun Gong a la gente. Un hombre de mediana edad se acercó y tomó nuestros materiales sin decir nada. Sentimos que algo no estaba bien, por lo que nos sentamos para mirar hacia adentro y ver si teníamos  apegos.

Un poco más tarde, llegó una patrulla de policía y algunos oficiales descendieron. Caminaron hacia nosotros, sosteniendo los materiales que habíamos entregado y nos pidieron revisar nuestros bolsos. Cuando vieron los materiales, nos llevaron a la comisaría para interrogarnos.

En la estación, vaciaron las carteras y muchos policías se acercaron a leerlos. Aprovechamos la oportunidad para aclararles los hechos, contarles sobre las maravillas de Falun Dafa y que la práctica se había diseminado en todo el mundo. También les hablamos de la puesta en escena de la “auto-inmolación” en la Plaza Tiananmen y la sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Gong.

Al final, les dijimos que solo mostrando bondad hacia Falun Dafa podían ser bendecidos con felicidad y seguridad, y obtener promociones y fortuna.

Después de conocer la verdad, varios oficiales expresaron con confianza: “¡Falun Dafa es bueno!” Otros, dijeron que les gustaría leer los materiales detenidamente. El jefe de la comisaría también los observó.

“Parece que Falun Gong realmente es bueno”, manifestó.

A la hora del almuerzo, nos dieron dos bollitos de harina de maíz negro. No los comimos, por el contrario le pedimos al Maestro que nos proteja. Casi de inmediato, sentimos una corriente cálida corriendo a través de nuestros cuerpos, y dejamos de sentir sed o hambre.

Alrededor de las 6:40 p.m., un policía que estaba leyendo los materiales de aclaración de la verdad se ofreció para llevarnos a casa. Rechazamos su oferta y salimos de la comisaría de manera digna bajo la protección del Maestro.