(Minghui.org) Una colega de la escuela donde enseño, preguntó hace poco, refiriéndose a una pintura al óleo de un artista chino: "¿Para qué desperdiciar tanto tiempo creando estas obras de arte tan realistas?. Si iba a recrear algo con tanto detalle, ¿por qué no le tomó simplemente una fotografía?".

Su falta de conocimiento en el campo de las artes me perturbó, y le repliqué: "Lo preguntas porque no sabes nada sobre pintura".

"Para crear una obra de arte, uno necesita poseer una mente tranquila y un corazón sereno. Por ejemplo, tú tienes una hija que es hiperactiva e incapaz de tranquilizarse, ¿como iba a ser capaz de crear una pintura al óleo?".

Cuando me crucé con ella al día siguiente en el trabajo, parecía disgustada y me dirigió una sonrisa forzada.

Pensé: "¿Qué le pasa? Ayer, la ayudé con sus tareas docentes y en lugar de agradecérmelo, ¡se enfada!". Me tranquilicé y miré adentro, pero no encontré lo que fallaba.

Algunos minutos después, su hija entró en la oficina, parecía muy abatida. De repente, comprendí lo que pasaba. Le dije que su hija sería incapaz de crear pinturas al óleo porque era hiperactiva. Básicamente las había insultado, debido a mi mentalidad competitiva.

Entonces, me iluminé al hecho de que el Maestro había arreglado que me encontraran para poder salvarse.

Por tanto, cabía la posibilidad de que sus partes conscientes en otras dimensiones estuvieran decepcionadas por la manera en que estaba gestionando esta relación predestinada. ¡Por eso parecían tan desesperanzadas! En lugar de usar la sabiduría que el Maestro me concedió para salvarlas, la usaba para insultarlas.

Si debido a mis nociones humanas un solo ser consciente perdía la oportunidad de ser salvado, ¡¿podía ser considerado algo sin importancia?!

También descubrí que las había mirado con altanería y competitividad debido a mi interés personal y a mi deseo de fama. Incluso que sentía envidia por la atención que recibían de las personas de nuestro entorno.

A veces intentaba evitarlas, porque no quería creer que el Maestro hubiera arreglado que las salvara. Pero esta mentalidad de rechazarlas, envidiarlas y competir con ellas desapareció rápidamente después de mirar adentro.

Ahora, ¡mi corazón está repleto de compasión cuando las veo o hablo con ellas!