Comandante del ejército muere a causa de los abusos recibidos mientras cumplía su segunda pena de prisión por su fe

(Minghui.org) Un comandante del ejército murió el 1 de julio de 2017, mientras cumplía una condena de seis años por negarse a renunciar a su creencia en Falun Gong, una disciplina espiritual que es perseguida por el régimen comunista chino.

El Sr. Wang Youjiang, de 48 años, ha sido sometido a varias formas de abuso desde su ingreso en la prisión de Lanzhou, el 17 de marzo de 2014. Lo golpeaban muy seguido, lo electrocutaron con picanas eléctricas, lo obligaron a trabajar duro sin remuneración y a permanecer de pie por largos períodos de tiempo, tampoco le dejaban dormir ni usar el baño y le negaron tanto las visitas famliares como la compra de artículos en el economato de la prisión. A veces, los guardias de la prisión solo le daban para que comiera un pan al vapor y un vaso de agua en todo el día.

El comandante Wang Youjiang.

Cuando el Sr. Wang protestó por el trato inhumano que recibía, fue confinado en solitario y dispusieron que algunos reclusos lo vigilaran día y noche. No se le permitió comunicarse con ningún otro detenido.

Los abusos prolongados afectaron la salud del Sr. Wang. Sufrió una hemorragia cerebral, el 2 de julio de 2015, y fue trasladado de urgencia al hospital local. Las autoridades de la prisión no informaron a su familia hasta que el hospital emitió la noticia de que se encontraba en estado crítico diez días después.

El jefe de equipo, al mando del Sr. Wang, engañó a sus familiares para que firmaran una autorización con la esperanza de que se les permitiera visitarlo. Aunque sus familiares firmaron el consentimiento nunca les permitieron ver a su ser querido en el hospital. Supieron más tarde que la mitad izquierda del cuerpo del Sr. Wang se quedó paralizada después de sufrir la embolia. Había quedado completamente inválido.

El padre del Sr. Wang recibió una llamada telefónica desde la prisión, el 24 de junio de 2017. Le informaron de que el Sr. Wang solo padecía una hemorragia masiva. El anciano corrió al hospital donde solo pudo presenciar la muerte de su hijo una semana después.

A la muerte prematura del Sr. Wang la había precedido una década de reclusión y torturas por su fe. El exteniente Wang, comandante del Departamento de Comunicaciones del Comando Militar de la Ciudad de Lanzhou, empezó a practicar Falun Gong en 1998. Cuando el régimen chino comenzó su campaña contra Falun Gong un año después, nunca rehuyó de contarle a la gente la verdad sobre la persecución y su ilegalidad.

Sus esfuerzos pidiendo justicia para Falun Gong lo llevaron a permanecer bajo custodia policial en múltiples ocasiones. Fue condenado a 10 años de prisión el 3 de julio de 2001 y sufrió torturas salvajes durante su encarcelación.

A finales de 2014, las manos del Sr. Wang empezaron a perder sensibilidad y su cuello se volvió rígido. Como no podía caminar permanecía postrado en la cama. Le diagnosticaron espondilitis anquilosante (una artritis inflamatoria que afecta a la columna vertebral y a las articulaciones grandes). Los guardias lo trasladaron al hospital cuando empeoró su estado, pero lo volvieron a llevar a la prisión en cuanto se encontró mejor.

Cuando el Sr. Wang fue liberado, el 9 de enero de 2011, podía caminar un poco pero se encontraba en situación de discapacidad debido a que su columna vertebral se había deformado y a la rigidez que padecía en el cuello. Todavía fue capaz de leer los libros de Falun Gong y su salud mejoró.

La policía nunca rebajó el control que mantenía sobre  él . En repetidas ocasiones lo acosaban en su hogar. Vigilaban cada uno de sus movimientos. Los oficiales lo arrestaron de nuevo, el 28 de abril de 2012, y el tribunal local lo juzgó el 24 de noviembre de 2012, sin comunicárselo a su abogado ni a sus familiares. Su familia protestó por las violaciones de los procedimientos legales que llevaron a cabo las autoridades, pero sus reclamaciones no recibieron respuesta.

Fue condenado a seis años de reclusión, el 24 de septiembre de 2013, y enviado a la misma prisión donde había cumplido su primera sentencia de cárcel. Los guardias lo sometieron a los mismos tipos de torturas, hasta arrebatarle finalmente la vida.

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