(Minghui.org) En honor al 25.° Aniversario de la introducción al público de Falun Dafa, me gustaría compartir algo de mis experiencias recientes de cultivación. Soy un médico de 56 años y vivo en un pequeño pueblo rural de Taiwán. Obtuve el Fa en 1999. Por mi récord académico me habilitaron para asistir a la universidad más prestigiosa de Taiwán, donde se nutrieron mis primeros intereses en la religión y prácticas de cultivación.

Empecé la facultad de medicina en 1999 y posteriormente me uní a la sociedad budista del campus. Estudié las escrituras budistas en serio por varios años. A pesar de que los maestros eran decentes, el Budismo no alivió mi depresión crónica o insomnio.

En 1999 un terremoto en Taiwán mató a más de tres mil personas. Ese incidente me hizo reconsiderar cuán frágil es la vida. Luego encontré a Falun Dafa. La primera vez que leí Zhuan Falun, estaba sorprendido por encontrar respuestas a las preguntas que tenía aún después de aprender las escrituras Budistas. Fue luego que resolví cultivarme en Falun Dafa.

Buscando internamente

Tuve una aparición repentina de dolor abdominal a principios de 2015 que me dejó incapaz de pararme o sentarme. Aislado en la cama, constantemente me movía y giraba porque estar en una posición por más de algunos minutos, me resultaba en un dolor insoportable. El dolor continuó por 24 horas.

Durante todo ese tiempo, recité la frase “Falun Dafa es bueno”. Mi familia y otros practicantes me alentaban a sentarme y enviar pensamientos rectos. Finalmente, para el día siguiente, el dolor había desaparecido.

Buscar mis deficiencias fue clave para superar esta tribulación. Por muchos años, la animosidad entre dos parientes mayores y yo estaban sin resolver. Además, para evitar este problema, me aparté deliberadamente de ellos. Mientras buscaba dentro en medio de mi dolor, resolví enfrentar el problema. En ese instante mis síntomas se desvanecieron.

Al día siguiente, hice un viaje especial para visitar a mis parientes ofreciéndoles unas sinceras disculpas por mi error. De esta manera, nuestra relación fue restaurada.

Debido a que rara vez me sentía mal, solía ser cortés e indiferente hacia los practicantes que me buscaban para obtener consejos sobre sus enfermedades y tribulaciones. El sufrimiento de esta experiencia me hizo sentir avergonzado de la manera dura con la que había tratado a esos practicantes.

Creo que la razón por la que algunos practicantes siguen plagados por el yeli de enfermedad, es que no hubo apoyo oportuno proporcionado por otros practicantes. Luego de mi recuperación, cambié la forma de tratar a los practicantes que estaban lidiando con yeli de enfermedad. Además de discutir nuestro entendimiento del Fa en profundidad, me aseguré de invertir tiempo estudiando el Fa y enviando pensamientos rectos juntos.

Dejando ir apegos

A lo largo de los años, aunque tomé el trabajo de coordinación para un número cada vez mayor de proyectos de aclaración de la verdad, mi nivel de cultivación se mantuvo bajo porque no puse como prioridad máxima el mirarme internamente. Confiado en mis habilidades, rechacé todas las demás opiniones y traté a los disidentes con hostilidad. Mi complacencia sólo aumentaba si el resultado demostraba que mi sugerencia había sido la más efectiva. Una serie de errores costosos resultaron de mi orgullo.

Otro practicante y yo estábamos coordinando un proyecto importante. Este practicante a veces tenía fuertes opiniones de sí mismo, y encontraba tremendamente dificultoso trabajar con él. Los conflictos resultantes me hicieron dar cuenta de los errores en mi actitud.

Traté de postergarlo en el tiempo cuanto fuera posible. Sin embargo, mi poca tolerancia no mejoró mi nivel de cultivación, ni mejoró nuestras interacciones.

En diciembre de 2016, nuestra acritud se intensificó hasta el punto de que empezó a comportarse irracionalmente. Aunque yo no estaba equivocado, con el fin de poner fin al conflicto, le concedí su opinión y me disculpé. Sin embargo, más tarde, al examinar mi comportamiento, me di cuenta de que había involuntariamente alentado su comportamiento incorrecto.

En una sesión posterior de intercambio de experiencias, me puse de pie y resalté mis deficiencias, que incluían apegos al conflicto y beneficios materiales, una naturaleza competitiva, orgullo y una tendencia a mirar a los demás con inferioridad. Me disculpé públicamente con el practicante con el que había estado trabajando y expresé la esperanza de dejar de lado nuestras diferencias pasadas y trabajar juntos para completar nuestro proyecto en beneficio de los otros practicantes.

Esto dio lugar a una mejora importante en nuestra relación de trabajo, y la actitud dominante del otro practicante comenzó a ablandarse.

Durante los últimos 17 años, he madurado desde ser una persona débil e introvertida a un practicante de Dafa física y mentalmente saludable. Con gratitud al Maestro por su infinita compasión, seguiré esforzándome por cumplir con los requisitos de un practicante de Dafa del período de la rectificación del Fa.