(Minghui.org) Después de saber la verdad sobre Falun Gong, muchos policías en China dejaron de participar en la persecución y comenzaron a apoyar a los practicantes. A continuación ofrecemos dos de estas experiencias presentadas por nuestros lectores.

Calendario de Minghui

Un día de diciembre del año pasado, otra practicante y yo repartimos calendarios de Minghui en un mercado agrícola. Dos policías se acercaron y tomaron los tres calendarios que tenía en la mano. Mientras la otra practicante se alejaba, el policía más joven de los dos, me dijo que entrase en el patrullero. No me resistí, ya que pensé que en la comisaría iba a poder hablar con más policías.

Ejemplo de un calendario de Minghui. Los practicantes en China a menudo utilizan estos calendarios para contarle a las personas sobre Falun Gong y la actual persecución.

Dentro del coche, el policía de mayor edad me preguntó si no nos conocíamos de mi lugar de trabajo. Para evitar problemas esquivé la pregunta y simplemente respondí: “Como sea, ya que estoy aquí podemos hablar si tienen alguna pregunta”.

El policía más joven preguntó por el precio de los calendarios. Dije que eran gratis: “Algunos practicantes con ingresos estables los imprimen para que sean distribuidos sin costo. Como saben, se aproxima el año nuevo. Solo queremos que todas las familias tengan paz y felicidad".

El patrullero se detuvo a pocos kilómetros. El policia joven puso al tanto a su supervisor: “Tengo a una mujer octogenaria. Parece que tiene dificultades para caminar. Solo contaba a otros que Falun Gong es bueno; nada más”.

Una voz en el teléfono fijo: “Si es así, pueden dejar que se marche”.

Después de terminar la llamada el policía se volteó hacia mí y me dijo: “Ya puede irse a casa”.

Les agradecí y me bajé del auto. “Sé que son buenas personas. Serán bendecidos por ayudar a los inocentes”, les dije.

Cuatro policías encubiertos

Un día, mientras dos mujeres practicantes de la provincia de Sichuan hablaban a las personas sobre Falun Gong en la calle, se encontraron con cuatro hombres.

Una de las practicantes contó a uno de los jóvenes sobre los crímenes cometidos por el partido comunista chino y trató de convencerlo para que renunciaran a su afiliación al partido. El joven no les respondió directamente y le dijo que no estaba interesado. Pero la practicante no se di0 por vencida y continuó explicándole sobre la importancia de renunciar.

El joven le enseñó su credencial de policía. Sin inmutarse, la practicante le dijo: “Un policía también necesita un futuro seguro, ¿no es así?”.

A la larga, el policía cedió y estuvo de acuerdo en renunciar.

Durante esta charla, la otra practicante enfrentó a los otros tres jóvenes. Luego de hablar unos pocos minutos con ellos, todos estuvieron de acuerdo en renunciar al partido y tomaron volantes. No fue hasta entonces que también supo que eran policías encubiertos.