(Minghui.org) La mayoría de los practicantes que componen mi grupo de estudio del Fa tienen entre setenta y ochenta años. Durante mucho tiempo solo leíamos un capítulo de Zhuan Falun cuando nos reuníamos.

Un artículo de la página web de Minghui me hizo pensar hace poco. El autor preguntaba: “Si tomamos a dos personas, con la misma cualidad de iluminación, y una lee un capítulo de Zhuan Falun al mes mientras que la otra lee un capítulo a la semana, dentro de diez años, ¿cuanta distancia habrá entre sus niveles?”.

Rápidamente me dirigí al practicante encargado del grupo de estudio del Fa. Le sugerí que leyera este artículo de Minghui para que estudiáramos dos capítulos de Zhuan Falun cada vez que nos reuniéramos.

Uno de los practicantes octogenarios pensaba que leer un capítulo ya era trabajar duro; pasaba la mayor parte de su tiempo disfrutando de una vida fácil y cómoda. No hacía los ejercicios en el exterior si pensaba que pasaría frío. Un día, justo antes de empezar a estudiar el Fa, se enfureció al conocer que cambiaríamos la forma del estudio del Fa. Se alzó, me apuntó con su dedo y gritó: “Nunca estaré de acuerdo con este cambio. ¿Quién te ha dado permiso para cambiar lo que hemos hecho aquí desde siempre? Me has echado de este grupo. ¡Estoy fuera!”.

A pesar de que los demás practicantes trataron de consolarlo no consiguieron impedir que se marchara. Le pregunté qué estaba pasando al practicante que se encargaba del grupo, y me respondió que no había encontrado el momento de discutir el cambio con aquel practicante.

Si aquello era cierto, entonces ¿cómo sabía que había sido yo quien sugirió el cambio? No sabía qué estaba pasando realmente, y esto no me hacía sentir nada bien. Aunque sentí vergüenza en ese momento, intenté mantener la tranquilidad delante de todos.

En aquel momento recordé las palabras del Maestro y enseguida supe cómo actuar:

“Por supuesto, no se te avisará antes de que la tribulación o el conflicto aparezca, porque si se te cuenta todo, ¿qué xiulian harás? Esto tampoco sirve. El conflicto frecuentemente aparece de repente, solo entonces puede probarse el xinxing del hombre, hacer que el xinxing del hombre obtenga la verdadera elevación y ver si alguien es capaz o no de preservar el xinxing, solo así uno puede darse cuenta; por eso, cuando aparece un conflicto, no existe por casualidad” (Zhuan Falun).

Reconocí que era una prueba que necesitaba superar. Así que decidí hacerlo bien.

Me puse en pie y estudié el Fa apaciblemente, sintiendo agradecimiento hacia aquel practicante. Me di cuenta de que el Maestro había arreglado que ese practicante, y otros, me ayudaran a mejorar mi xinxing.

El Maestro dijo:

“Por supuesto que el fo no se ocupará, esa tribulación la preparó justamente él con el propósito de elevar tu xinxing, para que te eleves en medio del conflicto” (Zhuan Falun).

No podía dejar escapar esta gran oportunidad de mejorarme. Le dije al practicante encargado: “En cuestiones de intereses personales y conflictos, un practicante debería tener el coraje de dar una paso atrás. Esto no es síntoma de debilidad, sino una manifestación de gran tolerancia. Han Xin es respetado por hacer gala de su aguante, como enseña el Maestro en Zhuan Falun: 'Han Xin era un hombre común, pero nosotros somos cultivadores, nosotros debemos ser mucho mejores que él'. Entiendo que la calidad del estudio no depende del número de veces que leamos el libro, sino de si somos capaces de mantenernos concentrados durante su lectura”.

El practicante a cargo se alegró al escuchar esto. Encontramos una solución al conflicto.

Siendo practicantes al final de la rectificación del Fa, deberíamos aprovechar cada oportunidad que se nos brinde para mejorarnos. Estos conflictos son recursos de un valor incalculable que el Maestro emplea para que nos cultivemos. Deberíamos recordar lo que el Maestro nos ha enseñado y aprovechar cada oportunidad que nos concede para mejorar nuestro xinxing.