(Minghui.org) La Sra. Huo Runzhi se mostraba incoherente y estaba cubierta de hematomas cuando la trasladaron a su hogar en una ambulancia desde la prisión. Todos los días gritaba a causa de los dolores que padecía. No habían pasado ni siquiera dos meses desde su liberación cuando falleció.

Esta vecina del condado de Nong'an fue arrestada en marzo de 2016, por negarse a renunciar a Falun Gong, una disciplina espiritual que es perseguida por el régimen comunista chino. Rápidamente fue condenada a tres años en la cárcel de mujeres de la provincia de Jilin.

Era sometida a varias formas de vejaciones físicas y mentales durante su encarcelamiento. Recibía tan fuertes palizas que tenía todo su cuerpo recubierto de heridas, y llegó a perder todos sus dientes. También contrajo hipertensión y, posteriormente, le diagnosticaron cáncer de colon.

La Sra. Huo, poco después de morir.

Las heridas en sus tobillos.

La prisión no informó a sus familiares de que le habían diagnosticado cáncer de colon hasta el pasado abril. Sus seres queridos inmediatamente solicitaron que la liberaran, pero fue en vano.

Su hijo la visitó en la cárcel varias semanas después y le recomendaron que presentara una petición de puesta en libertad condicional por motivos médicos para su madre. Una guardia le dijo que no quería ver cómo su madre moría en la prisión.

No obstante, la petición de libertad condicional tenía una condición: La Sra. Huo debía firmar una declaración en la que prometía renunciar a Falun Gong. Como se negó a firmarla, las guardias agarraron una de sus manos y la forzaron a garabatear su nombre en el documento.

La Sra. Huo fue conducida a casa el 16 de agosto y murió el 14 de noviembre. Tenía 72 años.

Su muerte ponía fin a décadas de torturas por su fe. Antes de que la arrestaran esta última vez, ya había sido detenida muchas veces, y en una ocasión le impusieron 15 meses de trabajos forzados.