(Minghui.org) Los practicantes de Falun Gong de Dinamarca y Suecia organizaron una concentración en la Plaza del Ayuntamiento en Copenhague, el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. Generaron conciencia sobre los 18 años que Falun Gong lleva siendo perseguido por el partido comunista chino (PCCh), y en particular sobre la sustracción forzada de órganos a practicantes, de la muy lucrativa industria del trasplante de órganos aprobada y regulada por el régimen chino.

El Sr. Chen Yangchao, un escritor chino residente en Dinamarca, habló durante la concentración y se mostró solidario: “Los derechos humanos en China han llegado hasta este punto. ¿Cómo podría considerarse correcto que no expresáramos nuestra preocupación e hiciéramos este llamamiento?”, manifestó.

Los practicantes realizaron una demostración de los ejercicios de Falun Gong.

El escritor chino Chen Yangchao habló durante la concentración para demostrar su solidaridad.

Los sobrevivientes de la persecución relatan sus experiencias

La Sra. Chen, practicante de Falun Gong, relató los siete años de suplicio que pasó en una cárcel china por creer en Falun Gong. La Sra. Bao mencionó dos situaciones en las que estuvo a punto de ser víctima de la sustracción forzada de órganos.

La Sra. Chen relató sus siete años de suplicio en una cárcel china.

La Sra. Bao expuso cómo llegó a convertirse en una víctima potencial de la sustracción forzada de órganos.

La Sra. Bao recordó las dos veces en las que fue sometida a un reconocimiento físico especial que se hacía a las practicantes de Falun Gong, cuando se encontraba recluida en la cárcel de mujeres de Shanghái. Describió cómo los órganos de las practicantes eran examinados cuidadosamente, y cómo las sometían a varios análisis y pruebas. “Resultaba chocante que, por un lado, a las practicantes de Falun Gong se las torturara brutalmente y, por el otro, se les hiciera un reconocimiento médico tan detallado”, mencionó. “Algunas de las practicantes arrestadas, que se habían negado a declarar sus nombres (debido a la política de implicación adoptada por el régimen), desaparecían después de ser examinadas. Probablemente han sido asesinadas por sus órganos”.

Un residente de Copenague: “La sustracción forzada de órganos a personas vivas afecta a todo ser humano de este planeta”

Zeenshan, residente en Copenague, expresó: “Me causó gran conmoción el asunto que me explicaron estas señoras y este señor. Es completamente devastador que algo como esto esté sucediendo en China. Concierne a toda la humanidad, no solo a China. Afecta a todo ser humano de este planeta”.

Muchos se estremecían, al igual que Zeenshan, al conocer el crimen de la sustracción forzada de órganos y, se asombraban al descubrir que el propio estado la aprueba y regula. Una gran cantidad de personas firmó una petición para exigir que se ponga fin a tal atrocidad.

Antecedentes

Falun Gong se difundió al público en 1992, y muy pronto se propagó a través de toda China debido a sus efectos beneficiosos para la salud y la moralidad. Cerca de 100 millones de personas lo practicaban en 1999. Jiang Zemin, exlíder del partido comunista chino, por celos y por miedo a perder el control sobre la población, inició la persecución a Falun Gong el 20 de julio de 1999.

La persecución ha provocado la muerte de muchos practicantes de Falun Gong en estos últimos 18 años. Muchos han sufrido torturas por su creencia. El PCCh incluso está sustrayendo forzadamente órganos a personas con vida, en una muy lucrativa industria del trasplante que es aprobada y regulada por el propio estado.

Jiang Zemin es el responsable directo, del inicio y mantenimiento, de tan salvaje persecución. Bajo su dirección personal el partido comunista chino estableció, el 10 de junio de 1999, un organismo de seguridad, por encima de la ley, la oficina 610. Dicha organización ignora tanto a las fuerzas policiales como al sistema judicial, para dar cumplimiento a la directiva emitida por Jiang sobre Falun Gong: Arruinen su reputación, quiébrenlos financieramente y destrúyanlos físicamente.

Debido a la censura informativa que ejerce el PCCh, la cantidad exacta de practicantes asesinados durante la persecución se desconoce.