(Minghui.org) Tan pronto como un practicante empieza a transitar su camino de cultivación, el primer obstáculo que encuentra es el apego a la lujuria. En las vías de cultivación del pasado, pertenecientes al budismo y al daoísmo, se trataba el asunto de la lujuria con mucho rigor. La primera de las pruebas para un cultivador consistía en superar el apego a la lujuria, en abandonar este deseo de la gente común. Si un practicante no puede superar esta prueba inicial, entonces arrastrará este problema durante el resto del camino, y las dificultades aumentarán. Los dioses y los fo no tienen esta cosa de la lujuria de los seres humanos. Los seres humanos no podemos cultivarnos hasta convertirnos en seres divinos si seguimos apegándonos a la lujuria. Por lo tanto, a niveles altos, este tema se considera algo muy serio. Esos seres perversos que intentan dañar a Dafa, también intentan aprovechar las brechas de los practicantes de Dafa, tentándolos para que caigan.

Quisiera compartir con ustedes mi experiencia y algunos de mis entendimientos al respecto. Debido a las limitaciones de mi nivel, ruego a los compañeros practicantes que me indiquen dónde me quedo corta.

Cuando era alumna de la escuela primaria, pensaba que la gente noble, las personas que eran muy cultas también debían ser puras, y no debían albergar emociones y deseos humanos. Coincidió que en cuanto me convertí en universitaria, mis padres dejaron de llevarse bien. Mi padre siempre fue una persona muy temperamental que le encantaba discutir, así que nuestra casa no era un lugar tranquilo. Discutía con mi padre a diario. Por aquel entonces, empecé a salir con un chico más joven que yo. Mi vida amorosa siempre estuvo plagada de tribulaciones antes de que empezara a practicar Falun Gong. Sufría mucho en lo emocional: soportaba grandes penalidades. Quizás atravesar estas situaciones era también como un proceso de cultivación para ayudarme a eliminar parte del sentimentalismo y de la lujuria.

No comencé a practicar Falun Gong hasta septiembre de 1998. Ya que pienso que obtuve el Fa un poco tarde, lo atesoro mucho y soy bastante diligente. En un primer momento, sentí que tenía demasiados problemas, y que estos me impedirían superar la prueba de la lujuria. Fallaba cada vez que se me ponía a prueba en los sueños y cuando despertaba, me lamentaba mucho. Sentía, verdaderamente, vergüenza de mi. La primera vez que fallé, reflexioné: “Mantendré mi xinxing a la altura la próxima vez”. Recité, una y otra vez, las palabras del Maestro de Zhuan Falun: “... si es difícil de tolerar, trata de tolerar; si parece difícil de realizar y dicen que es difícil, entonces prueba un poco, a ver si realmente va o no va” (Novena Lección, Zhuan Falun). Mientras soñaba, volví a fallar una segunda vez. Parecía incapaz de superar este obstáculo. Cuando desperté volví a sentir muchos remordimientos. Entonces, decidí que la próxima vez que se me pusiera a prueba, la pasaría y así lo hice. Pero en la siguiente prueba volví a fallar de nuevo. Así que a veces fallaba y a veces la superaba. Seguí adelante, sin desfallecer, con perseverancia, hasta que un día conseguí superarla definitivamente.

Después del 20 de julio de 1999, debido a que no renuncié a practicar Falun Gong, mi padre comenzó a maldecirme y golpearme habitualmente. En una ocasión, le dijo a mi hermana mayor que iba a romperme una de mis piernas para que dejara de asistir a la universidad. En aquella época, estaba cursando un doctorado y pensé: “Si me caso, no podrá volver a decirme lo que tengo que hacer, nunca más”. Estaba saliendo con un compañero de mi clase, que cuidaba mucho de mi, y que mostraba un buen entendimiento sobre Dafa, así que no me pareció una idea descabellada casarme con él. Un día se organizó una fuerte discusión, todos empezaron a criticar y hablar mal de Falun Gong. Aunque todos estaban de acuerdo y atacaban a un compañero practicante por su creencia, cuando le preguntaron se negó a hablar en su contra. Eso me emocionó profundamente, así que empecé a fantasear con abandonar mi casa e irme a vivir con él.

Mi novio también empezó a practicar Dafa en 1994, pero como no podía pasar la prueba de la lujuria, acabó por abandonar la práctica. Cuando salíamos juntos, debido a mi limitado conocimiento del Fa, no podía mantener mis pensamientos y acciones rectas, en un estándar alto. Después de que él me lo propuso en varias ocasiones, accedí y nos fuimos a vivir juntos, bajo la promesa de casarnos en el futuro. Cada vez que manteníamos relaciones sexuales, sentía un enorme arrepentimiento, pero al mismo tiempo, me excusaba pensando que no debía darle demasiada importancia, ya que nos íbamos a casar. Ahora, cuando lo pienso, siento un gran pesar por no haber sido lo suficientemente estricta conmigo. Me consideré una persona común e hice cosas perversas, que no deben hacer los cultivadores. Mirando hacia atrás, comprendo perfectamente que las tribulaciones que experimenta un practicante de Dafa, suceden por alguna razón. En 2001, me arrestaron cuando repartía materiales de aclaración de la verdad, y me detuvieron ilegalmente durante seis meses. Este suceso le provocó a mi familia una presión y un sufrimiento terribles. Ahora, mirando hacia dentro, reconozco que en la superficie parecía que me habían detenido por repartir materiales de aclaración de la verdad, pero fue por no haber eliminado el deseo de lujuria. Por tal razón, las viejas fuerzas pudieron tomar ventaja de mi brecha y someterme a la persecución.

Después de padecer una persecución tan severa, mi mente se volvió clara. Empecé a percibir los asuntos con mucha más racionalidad, especialmente todo lo relacionado con la lujuria. Me volví más serena, y traté más estrictamente la manera en que me comportaba. Mi marido tenía un deseo de lujuria tan intenso, que ni siquiera le permitía dormir bien. Su deseo se acabó convirtiendo en un gigantesco obstáculo en mi camino de cultivación. A medida que nos cultivamos, vamos avanzando hacia niveles altos, y nuestros cuerpos también se van volviendo cada vez más puros. No obstante, también debemos prestar atención a los compromisos sociales, porque vivimos en una sociedad de gente común, así que también debemos desempeñar bien nuestros roles como gente común, y dejar un camino recto para las futuras generaciones.

Cuando su deseo de lujuria emergía, aunque sentía que no quería cooperar con él, también me sentía incapaz de rechazarlo. En ese momento, siempre empezaba a enviar pensamientos rectos. Le pedía al Maestro que me fortaleciera, para poder eliminar el demonio y el deseo de la lujuria que existían detrás de él. A veces, por las noches, cuando mi marido acostaba a nuestros hijos, también enviaba pensamientos rectos. De esta manera, continué eliminando y eliminando el demonio de la lujuria que lo manipulaba. Seis meses después, el Maestro me mostró en un sueño, que la mitad de su deseo de lujuria ya había sido erradicado. De hecho, el problema era mucho menos serio que al principio.

A mediados de marzo, contrajo una enfermedad de la piel. Sus nalgas se infectaron por la tiña que le provocó una gran escama. Aunque se aplicara medicina sobre ella, no se sanaba ni se reducía la enfermedad. Comprendí que el Maestro estaba limpiando su cuerpo. Con el tiempo su estado empezó a mejorar poco a poco. Entonces, intenté hablar con él sobre hacer los ejercicios. Aunque no se opuso, le resultaba difícil mantener mi ritmo. Ya que no disponía de mucho tiempo, dejé de dormir la siesta para hacer los ejercicios con él, al mediodía. Al ver esto, se emocionó. Hacíamos los ejercicios todos los días, con mucha diligencia. Mientras escuchaba la música, cargada de serenidad y pureza, muchas de sus malas nociones se iban limpiando. Además, después de terminar los ejercicios, caía dormido con mucha facilidad y no dejaba entrever ni el menor rastro de lujuria. A veces, cuando afloraba su deseo, le hacía recordar, le pedía que mantuviera su xinxing a la altura, para poder superar la prueba. Hoy en día, casi nunca manifestamos ese tipo de comportamiento propio de la gente común. En su lugar, han aparecido una armonía y un entendimiento mutuos de gran pureza. Esto es un ejemplo real de: “... la luz del fo ilumina todo y hace la moral armoniosa y pura” (Sexta Lección, Zhuan Falun).

La razón por la que comparto todo esto con los compañeros practicantes es para recordarnos que debemos prestar mucha atención a este asunto, y al mismo tiempo, que debemos enviar pensamientos rectos constantemente para eliminar al demonio de la lujuria. Estos demonios no solo interfieren con la cultivación de los practicantes de Dafa, sino que también dañan a la gente del mundo, causando que la moralidad de la sociedad humana se deteriore. No debemos seguir siendo indulgentes con el demonio de la lujuria. Ha llegado el momento de eliminarlo definitivamente.

(Publicado en su versión original en chino en 2006).