(Minghui.org) Aunque he practicado Falun Dafa por más de diez años, mi esposo no me ha ayudado. A menudo decía cosas negativas sobre el Maestro Li (el fundador de Falun Dafa).

Trató de evitar que practicara, y se ponía furioso cuando mencionaba las palabras "Falun Dafa". No pude mejorar el ambiente de mi hogar durante mucho tiempo.

En el mes de mayo del año pasado, mi esposo se cayó y se rompió la espalda. La caída hizo que una lesión de espalda anterior recurriera. Fue a tres hospitales, pero ninguno pudo ayudarlo. Los médicos le advirtieron que podría empeorar y le sugirieron permanecer en cama.

Al regresar a casa, le hice escuchar el seminario de Shifu. Se quedó dormido y despertó tres horas después para beber un poco de agua. Le hice un arroz congee y le di de comer. Una semana más tarde ya podía comer gachas por sí solo.

Atenderlo no fue fácil, y en ocasiones perdía la paciencia. Por suerte mi madre, que también practica Falun Dafa, me ayudó. Teníamos que darle la vuelta constantemente y frotarle la espalda. La constante permanencia en la cama le produjo úlceras, y también tuvimos que aplicarle medicamentos todos los días.

Durante el día era soportable, pero las noches sin dormir fueron lo más difícil de sobrellevar. Me despertaba tan pronto como quedaba dormida, y me sentía muy molesta.

Entonces recordé las palabras de Shifu: 

«Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer» (Zhuan Falun).

Las palabras de Shifu me calmaron. Traté de ser paciente y cocinar lo que me pedía.

En una ocasión, tuve un dolor de estómago muy fuerte que me impidió comer por varios días. Me dejó muy débil y sin energía. Mi esposo estaba con diarrea, y tuve que limpiarlo varias veces y ayudarlo a ponerse los pantalones. La bolsa de basura se llenó rápidamente, y la saqué al contenedor.

Tan pronto como regresé, mi esposo necesitó evacuar de nuevo. Así que puse una lámina de plástico y preparé más papel higiénico para limpiarlo.

Yo me encontraba enferma y agotada y todavía tenía que ayudarlo. Traté de no mostrar mi disgusto, aunque mi tono de voz no era muy agradable.

Inmediatamente entendí que debía dejar de quejarme y poner primero a los demás. Recité repetidamente uno de los poemas de Shifu, y mi corazón se sintió más tranquilo.

Mi esposo me dijo: "En el hospital, hubo muchos practicantes amables que vinieron a visitarme. Me cargaron y me pasearon, y no pidieron ninguna compensación. ¿Los practicantes de Falun Dafa siempre son tan amables con todos?". Le dije que Shifu nos enseña a ser buenas personas.

Desde entonces, mi esposo cambió su punto de vista sobre Falun Dafa. No solo no me impidió practicar, sino que pidió a mi madre que leyera en nuestra casa. Esto fue algo que no pude imaginar. Una situación adversa se convirtió en algo positivo.