(Minghui.org) Tengo 66 años y comencé a practicar Falun Dafa en 1995. Nunca fui a la escuela y no podía leer, pero poco tiempo después de convertirme en practicante logré leer los libros de Dafa.

Una vida amarga

Era la hermana mayor entre nueve hermanos. Tenía que cocinar para toda la familia cuando tenía 6 años. Había mucho trabajo en la casa y la granja además de tener que cuidar a mis hermanos menores y mis padres. Por eso, no pude ir a la escuela.

No me veía como parte de la familia en la que nací desde muy pequeña. Sabía que mi hogar estaba en el Cielo y muchas veces me imaginaba regresando allí.

Tenía el tianmu abierto y cada noche veía en mi puerta a dos guerreros con caras atemorizantes y armas en sus manos. No me atrevía a mirarlos o decirles nada. Ahora tengo el entendimiento de que ellos eran guardianes del Fa.

Me fui de casa cuando tenía 14 años para trabajar en el campo. Era muy capaz y podía hacer el mismo trabajo que un hombre. Le daba mis ganancias a mi madre. Me casé con un carpintero cuando tenía 20 años. Después de tener tres hijas, quiso divorciarse porque era el único hombre de la familia y quería un hijo para pasarle el apellido. Me golpeó cuando me negué. Pero, finalmente tuvimos un hijo.

Unos años después, mi salud se deterioró. Sufrí de artritis, enfermedad al corazón, insomnio y más. El pensamiento de morir siempre estaba en mi mente y el enojo contra mi familia llenaba mi corazón.

Mi salud mejora después de practicar Dafa

Sentía que la vida no tenía sentido debido a mis problemas de salud, así que fui a un templo a buscar guía espiritual. Conocí a una monja, que me presentó Falun Dafa. Tomé prestado sus videos con las lecciones y los escuché muchas veces. Después de eso, dejé de visitar el templo. Era 1995 y había encontrado verdaderamente la práctica de cultivación que había estado buscando. Todos los pensamientos sobre la muerte desaparecieron de mi mente.

Un día, vi la foto del Maestro Li en la casa de un practicante. Vi varias estrellas resplandecientes sobre Él. Esa noche tuve un sueño en que Shifu purificaba mi cuerpo. Unos días después de eso, mis pies levitaban cuando caminaba, y cuando dormía, mi cuerpo también se elevaba. Sentí frío y tuve fiebre todo el tiempo. Tenía la boca y la nariz llena de ampollas. Cinco días después del sueño, me recuperé de todas mis enfermedades.

En el invierno limpiaba la nieve del sitio de práctica antes de que lleguen todos para hacer los ejercicios. Siempre ponía un cartel anunciando la práctica para que más gente se entere. Escuchaba repetidamente las lecciones de Shifu, mi entendimiento del Fa se elevaba diariamente.

Leyendo Zhuan Falun sola

Cuando en 1995 se publicó oficialmente Zhuan Falun, obtuve una copia. Sin embargo, me di cuenta de que no podía leer y comencé a odiar a mis padres por no dejarme ir a la escuela cuando era pequeña. El estudio del Fa grupal era en mi casa, lo cual me ayudó enormemente. Cuando todos leían el Fa, podía escucharlos y comparar cada palabra con los caracteres en el libro.

La forma en que reconocía los caracteres chinos era diferente de los demás. Entendía primero el contenido antes de relacionar el significado a la forma del ideograma. Casi nunca tenía que preguntar el significado o sonido de cada ideograma.

Shifu dijo:

“Hay individuos que incluso se duermen y cuando termino mi lección se despiertan. ¿Por qué? Porque tienen enfermedades en sus cerebros y hay que hacer ajustes para ellos. Cuando su cerebro es ajustado y corregido, él no puede aguantarlo en absoluto, por lo tanto, hay que hacer que entre en un estado de anestesia para que no se dé cuenta. No obstante, algunos no tienen problemas con el oído, duermen plácidamente pero escuchan todo sin perderse una sola palabra; desde entonces se sienten mentalmente renovados y ni siquiera tienen sueño si pasan dos días sin dormir” (Zhuan Falun).

Después de entender el significado del Fa de Shifu, me daba cuenta que la misma cosa me había pasado a mí. Miraba cada ideograma y recordaba cómo lucían. El ideograma de “xiu” parecía una belleza celestial balanceando sus largas mangas, descartando cosas malas. El ideograma tenía colores brillantes. Los espacio vacíos en el libro estaban llenos de Falun o estrellas.

Para enfocarme en aprender cada ideograma en el libro, dejé de ir al sitio de práctica por seis meses. Luego, podía leer todas las palabras en Zhuan Falun y logré estudiar el Fa independientemente. A veces no pronunciaba una palabra correctamente, pero los practicantes en el grupo me corregían.

Shifu dijo:

“Todos estos asuntos vamos a enmendarlos, reteniendo lo bueno y eliminando lo malo, de manera de garantizar que de ahora en adelante puedas realizar el xiulian, pero tiene que ser para quienes vienen realmente a aprender Dafa” (Zhuan Falun).

Pronuncié mal una palabra y un practicante con un tono no amable me corrigió: “¿Qué estás leyendo? ¿Qué pasó?”. Me sentí mal por leer mal el Fa porque hay seres divinos detrás de cada palabra. Le agradecí al practicante que me corrigió y mejoré mi xinxing.

Desplegando la bondad de Dafa

Mi esposo era un apostador y muchas veces me pedía más dinero. Después de tener inflamación de ovarios, no pude satisfacer más sus necesidades sexuales, así que se divorció. Le dieron la custodia de nuestros cuatro hijos, pero me negué a dejar a mis hijos. Los cuatro viven conmigo.

A mi exesposo le diagnosticaron cáncer diez años después del divorcio. Renuncié a mi trabajo para cuidarlo en el hospital, lo cual no fue fácil porque él era mucho más grande. Comenzó a llorar y dijo que se sentía terrible por lo que nos hizo a mí y a nuestros hijos. Le presenté Falun Dafa y los ejercicios. Me quedé en el hospital por ocho meses hasta que murió. Gasté casi todo mis ahorros en sus cuentas médicas. Lo que hice por mi esposo e hijos conmovió a los médicos, enfermeras y pacientes, y todos me respetaron. Aclaré la verdad de Dafa a todos ellos, y algunos comenzaron a practicar.

Dejando el qing

Después que mi esposo murió, recordé a un joven que había conocido antes de casarme. Era muy amable y siempre estaba allí cuando lo necesitaba. Me pidió que fuera a Beijing pero me negué, pensando que mis padres no estarían de acuerdo. Me dijo que nunca se casaría si yo no me casaba con él.

Regresé a casa cuando mi esposo murió, conocí a uno de sus amigos y me enteré que él aún estaba soltero. Mis amigos me alentaron a que lo buscara en Beijing. Me imaginé que si iba, probablemente haría algo no permitido por el Fa y por eso no fui.

Sin embargo, después que mis hijos crecieron y se fueron de la casa, me sentí sola, y no podía dejar de pensar en él. Luego, escuché la voz de Shifu en un sueño: “No puedes sublimarte si tienes cualquier noción humana”. Desde entonces, dejé de extrañarlo.

Recordando el Fa durante tribulaciones

Estoy en mis sesenta y la mayoría de la gente a mi edad espera que sus hijos los cuiden. En vez de eso, yo cuidaba de todas sus necesidades cuando venían a visitarme. Cuando me cansaba quería parar. Recordaba lo que dijo Shifu: “Difícil de soportar, se puede soportar; difícil de hacer, se puede hacer” (Zhuan Falun).

Cuando mi hija mayor entró a la universidad, le dije que ayudaría a su hermano menor a pagar la matrícula y que debería pedirle a su padre para pagar la de ella. Se enojó pensando que tenía preferencia por su hermano y se negó a hablarme por nueve meses. También dijo cosas para enojarme. Yo no estaba enojada o triste, pensando que quizás le debía de otra vida. Además, cuando ella estaba enojada e intentó lastimarme, de hecho, me estaba ayudando a eliminar mi yeli. Shifu dijo: “…porque a quienquiera que le cae el yeli siente malestar; está garantizado que es así” (Zhuan Falun).

Cuando terminó el año, me compró unas botas con el dinero de su beca. Se disculpó y yo le dije que no estaba enojada. Desde entonces, comenzó a leer los libros de Falun Dafa y a aclarar la verdad a la gente que conocía.

Unos años atrás mi hijo menor sacó un préstamo para su casa nueva porque se estaba por casar. Luego perdió su trabajo. Le dije que podía vender mi casa y ayudarlo a pagar su hipoteca. Realmente no quería hacerlo, pero sabía que tenía que dejar ir mi apego a esa propiedad.

Mis hijas se quejaron de nuevo de que tenía preferencia por él. No presioné a mi hijo a que encontrara un trabajo inmediatamente sino que le dije que mejorara sus conocimientos durante este tiempo. Aprobó algunos exámenes y obtuvo tres certificaciones. Encontró rápidamente un trabajo con el triple del sueldo que tenía. Dejé de tener presión financiera.

Mis hijos vieron que yo renuncié verdaderamente a cada cosa secular por ellos y sabían que era por las enseñanzas de Dafa. Desde entonces, mis hijos apoyan Falun Dafa y aclaran la verdad a la gente que conocen.

Ayudando a todos como si fueran mi familia

Cuando comenzó la persecución a Falun Gong, la policía saqueó mi casa y me vigilaban. Me arrestaron y detuvieron, pero no tenía miedo. Por eso, no tuve muchos problemas durante la persecución. Shifu dijo: “…cada persona en el mundo entero fue en algún momento parte de mi familia…” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).

Como trataba a todos amablemente, como si fueran mi familia, y les conté la verdad, simplemente no podían ser malos conmigo.

Hacía todo lo que podía por aclarar la verdad, colgar banderas, entregar volantes, y hacer llamados. Una practicante estaba encarcelada y sin importar cómo sus padres le rogaran que renuncie a la práctica, ella se mantuvo firme.

Le conté a su hermano que las máquinas en los hospitales usan diferentes tipos de energía para detectar y curar las enfermedades. Sin embargo, la energía de un practicante mata los gérmenes sin que el practicante tenga que ir a un hospital. Le dije que por eso su hermana nunca renunciaría a la práctica. Él era ingeniero en electrónica y también practicó taiji. Entendió inmediatamente, fue a su casa y persuadió a sus padres para que dejen de interferir con la práctica de Dafa de su hija.

La mayoría de la gente con la que he hablado de Dafa, renunció al partido comunista. Como no podía escribir, dejaban sus nombres en una libreta que siempre tengo conmigo.

Un amigo mío era una muy buena persona. Ayudaba a todos. Sin embargo, se negó a renunciar al PCCh sin importar lo que le dijera. Adoraba a los líderes del PCCh. Un día, cuando estaba postrado en cama y al borde de morir, envié pensamientos rectos en su casa y mantuve las palabras de Shifu en mi mente: “Las plumas divinas estremecen a humanos y demonios” (Estremece y atemoriza, Hong Yin (II)).

Antes de irme, le dije que era una muy buena persona y no podía dejarlo sufrir el mismo destino que el PCCh.

“Tengo que decirte la verdad. No vendré a verte mucho y espero que escuches: renuncia al partido. Si estás de acuerdo, simplemente asiente”. ¡Lo hizo! Un mes después murió.

Un día mientras meditaba, un hombre emergió del piso con solo su parte superior. Tenía atuendo militar y le faltaba su rostro. Sabía que vino a mí por una razón y le pregunté si quería renunciar al PCCh. Asintió. No entendí su nombre. Pregunté si alguien conocía a un hombre que murió siendo soldado.

Encontré a su hermana que me dijo que vino a su casa durante un feriado y salió con sus amigos. Lo chocó un camión cuando iba en su bicicleta y lo arrastró por una distancia larga. Perdió su rostro. No queriendo asustarla, le dije que vi a su hermano en mis sueños. Aceptó que lo ayudemos a renunciar al partido. Luego le pregunté a ella y su esposo si querían renunciar: “Incluso una persona muerta quiso renunciar. Los que están vivos tienen que mantenerse a salvo”.

He hecho llamados para ayudar a la gente a renunciar al PCCh desde 2013. Cada día ayudo de treinta a sesenta personas a renunciar. Mi entendimiento es que tengo que tener un pensamiento sincero en el corazón y pensamientos rectos para ayudar efectivamente a la gente a renunciar.