(Minghui.org) Vivo en una zona rural y tuve el honor de descubrir en 2002 un libro divino: Zhuan Falun. La primera vez que lo abrí, me quedé muy asombrada al contemplar que la foto del Maestro emitía la luz del Fo. Desde aquel mismo momento, atesoré este libro y supe que la práctica de la cultivación no es algo trivial.

Leí, de principio a fin, Zhuan Falun en dos días. Poco después de empezar a practicar Falun Dafa, mi intensa envidia y todas mis enfermedades desaparecieron. Me deshice de un cesto lleno de medicinas. Comprendí que había sido salvada y ¡me sentí la persona más feliz del mundo!

Iluminándome y eliminando las nociones humanas

Mi hijo vive en la ciudad, y voy a su casa para cuidar de mi nieto con frecuencia. Vive en la quinta planta. Cada día tenía que subir y bajar escaleras siete u ocho veces, lo que hacía que sintiera mis piernas muy cansadas y doloridas. Pero un día este Fa del Maestro apareció súbitamente en mi mente: “... al subir la escalera, no importa cuan alto es el edificio, no te cansas” (Octava Lección, Zhuan Falun).

De repente entendí que el “cansancio” es una noción humana y ¡no la quería! También pensé que el subir y bajar escaleras repartiendo materiales de aclaración de la verdad, era hacer la cosa más sagrada del universo. En ese momento descubrí que esto había dejado de representar un problema para mí. En cuanto cambió mi pensamiento, empecé a subir y bajar escalones fácilmente a toda velocidad.

Otro día, necesitábamos subir algunas cosas escaleras arriba desde la planta baja. Subí y bajé siete u ocho veces transportando objetos pesados. No me sentía cansada, me encontraba bien. Sin embargo, mi hijo y mi cuñada aunque solo subían objetos ligeros, se encontraban exhaustos. Necesitaban pararse a descansar cada vez que subían. Les dije que podía hacer todo esto debido al poder de Dafa.

Las adversidades se superan si nuestros pensamientos están en línea con el Fa

Experiencias similares me ocurrieron en el campo. Por ejemplo, en una ocasión el campo de maíz necesitaba ser fertilizado, pero como había llovido ininterrumpidamente durante varios días el suelo estaba embarrado. Cada saco de fertilizante pesaba 50 kilogramos (unas 110 libras) y debíamos transportarlos hasta el campo de maíz. La carretilla de mano que usábamos habitualmente no se podía utilizar con tanto barro. Así que empecé a pensar en formas de resolver el problema.

Me di cuenta inmediatamente de que necesitaba cambiar mi noción y mi pensamiento: “Puedo llevar los sacos yo misma hasta el campo de maíz”. Le pedí ayuda al Maestro. Acto seguido, le pedí a mi marido que cargara uno de los sacos sobre mis hombros. Se negó, y me miró perplejo: “¿Vas a transportarlo?”. Le respondí con firmeza: “Puedo hacerlo”.

Así que yo, una mujer de 50 años, empezó a transportar un saco de fertilizante de 50 kilogramos por el campo enlodado. Mi marido se sintió muy orgulloso de mi, así que agarró también otro saco y me siguió. Hicimos varios viajes. ¡Esto volvió a demostrar la milagrosa naturaleza de Dafa! Desde entonces, cada vez que mi marido regresa a casa del trabajo, grita tan pronto como abre la puerta: “¡Falun Dafa es bueno!”.

El Maestro me traslada escaleras arriba hasta la quinta planta

En otra ocasión, cuando eran casi las 9:00 p. m. le pedí al Maestro: “Quisiera salir esta noche y mantener pensamientos rectos mientras reparto materiales de aclaración de la verdad para salvar a la gente. Por favor, protéjame. También espero volver a casa lo antes posible”. Aquella noche, distribuí todos los materiales sin ningún problema. Cuando regresaba a mi edificio, saqué la llave para abrir la puerta de entrada. Mi mano derecha aún estaba girando la llave, cuando de repente, en un abrir y cerrar de ojos, me encontré en el quinto piso. Comprendí que el Maestro me estaba alentando.

Maestro, ha dado tanto a esta dizi suya, y he devuelto tan poco a Dafa. Mi gratitud no puede ser expresada con palabras. Lo que puedo hacer es estudiar más el Fa, cultivarme bien, hacer las tres cosas bien y cumplir mi promesa para regresar a casa con Usted.