(Minghui.org) La noche del 5 de agosto de 2017, llegué a casa del trabajo y vi un vehículo de la policía aparcado enfrente de mi casa.

Dos policías bajaron del coche. Les dije: “Han pasado casi 20 años desde la última vez que fui arrestada por la policía. Bueno, ya que han venido, vayamos a hablar adentro de mi casa”.

Los dos policías eran hombres jóvenes. Puede que tuvieran alrededor de 20 años de edad.

Me gustaría compartir la conversación que tuve con el jefe de policía:

Yo: “Por qué están aquí?".

Policía 1: “Solía practicar Falun Gong. ¿Aún lo sigue practicando?".

Yo: “Si no practicara Falun Gong, no habrían venido hasta aquí. Sabe que la Constitución ofrece libertad de creencia espiritual. Podría optar por no contestar a sus preguntas, ya que los ciudadanos tenemos el derecho de guardar silencio”.

“Deseo hablar con usted, no obstante, podemos hablar sobre algo más provechoso. La persecución a Falun Gong, puede que no esté informado, fue una decisión personal de Jiang Zemin”.

"El consejo estatal publicó la ley de servicio civil en 2014, que establece que los funcionarios públicos deberán asumir sus responsabilidades ante la ley, incluso después de su jubilación”.

"El exsecretario de seguridad pública Zhou Yongkang, Guo Boxiong y Su Rong, están en prisión ahora porque siguieron a Jiang Zemin, cuando este lideraba la persecución contra Falun Gong”.

Policía 2: “El principal motivo por el que estamos aquí es que pronto será el 19.º congreso nacional. Está bien que haga los ejercicios de Falun Gong en casa, pero no se le permite reunirse con otros practicantes”.

Yo: “La última vez, la policía le dijo a mi padre que yo había cometido un crimen, porque estaba tratando de derrocar al gobierno. Soy solo una persona sencilla que trabaja para ganarse la vida. ¿Cómo puedo derrocar al gobierno e influir en el congreso nacional? ¡Que ridículo!”.

Policía 2: “Hágase cargo de lo difícil que es nuestro trabajo. Por favor, firme aquí, déjenos tomarle una foto y grabar en video su declaración. Entonces nuestro trabajo estará hecho. De lo contrario, no podremos completar las órdenes de nuestro jefe”.

Yo: “¿Qué le parece esto?: Llame a su jefe ahora, y yo hablaré con él".

Policía 2: “Muy bien, así lo haré”.

El oficial llamó a su superior por teléfono y encendió el modo altavoz.

Yo: “Buenas noches señor. Vamos directo al grano: Que sus oficiales me acosen no fue una orden emitida por el actual líder del gobierno. Proviene de los seguidores de Jiang Zemin”.

"Ahora escuche atentamente, ya que esto es importante: el Muro de Berlín en Alemania separó Alemania del Este de Alemania Occidental. La mitad oriental era una sociedad dirigida por un dictador comunista, mientras que la mitad occidental era una sociedad libre. Cualquier persona del este que quisiera trepar por el muro e ir hacia el oeste sería fusilada por un soldado que estaba siguiendo las órdenes”.

Cuando el muro de Berlín fue demolido, los soldados que se limitaban a cumplir órdenes, fueron juzgados. Los soldados intentaron defenderse diciendo que simplemente estaban ejecutando las órdenes de sus superiores.

El juez, sin embargo, dijo que a pesar de que estaban siguiendo órdenes, matar seguía siendo un crimen. Los soldados fueron condenados.

Jefe de policía: “De acuerdo, pero las órdenes vienen de nuestro superior. Así que firme y diremos que usted se atiene a la ley y ama al partido comunista chino y a China “.

Yo: "Somos descendientes chinos, no descendientes de Marx”.

Los dos policías en la sala se echaron a reír.

Jefe de policía: “No le estamos obligando a firmar ni a que se saque una foto. Estoy simplemente hablando con usted, ¿no es verdad?”.

Yo: “También quiero que sepa que al final de la revolución cultural, 810 oficiales de Beijing, quienes habían seguido las políticas de la revolución cultural, fueron llevados a Yunnan y fueron asesinados en secreto. Avisaron a las familias por carta de que habían muerto cumpliendo su deber".

"No olvide que tras cada movimiento político, el partido comunista siempre asesina a un número de personas para aliviar la ira pública. No permita que usted o sus subordinados se conviertan en carne de cañón. No violen la ley si saben que están equivocados".

Jefe de policía: “Vale, vale, deténgase aquí”.

El jefe de policía colgó y el oficial guardó el teléfono.

Policía 1: “Firme”.

Yo: “¿No ha escuchado lo que acabo de decir por teléfono? Su jefe se ha quedado mudo. ¿Aún sigue queriendo que firme? Deme el bolígrafo, escribiré algunas palabras”.

Me dio un bolígrafo y escribí: “Sin causa existente. Investigación ilegal”.

Policía 2: “¿Puede simplemente firmar?”.

Yo: “No. He escrito algo para ti. Es una aviso para que no violes la ley”.

Policía 1: “Esta bien. Ya enviarán a alguien más aquí la próxima vez. Podríamos todavía necesitar seguir en contacto con usted en el futuro por nuestro propio bien”.

Yo: “Sin problemas. Vivimos en el mismo municipio. Sería un placer volver a charlar con usted. Puede venir a tomar una taza de té cuando quiera”.

Los oficiales se marcharon de mi casa.