(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1995, pero hasta este mismo año no he conseguido deshacerme de uno de mis mayores apegos.

Sufría de estreñimiento y solo conseguía evacuar cada seis días. Le resté importancia hasta que cambié de casa en 2017. Entonces, pasé un período de mes y medio sin realizar ninguna deposición. Me empecé a poner nervioso, así que fui a comprar miel y caballa en escabeche. A menudo los usaba como cura contra el estreñimiento.

Todavía pasaron algunos días hasta que logré evacuar. Los compañeros practicantes bromeaban diciendo que había batido mi propio récord, alcanzando la cifra de 36 días.

Pero después de aquello mi situación no mejoraba. La consideré una prueba y la toleré. Incluso empecé una dieta de adelgazamiento. Fue una época difícil. Pero todo cambió en agosto, después de leer el semanario Minghui y estudiar este Fa del Maestro:

“A excepción de estudiantes nuevos, desde el 20 de julio de 1999 en adelante, Shifu no ha creado para ustedes ningún tipo de pruebas de cultivación personal, eso se debe a que en el aspecto global, la cultivación personal ha cambiado en dirección de salvar a seres conscientes y validar a Dafa” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).

Comprendí que había tomado el camino equivocado, así que empecé a negar los arreglos de las viejas fuerzas y trabajé duro hasta conseguir hacer bien las tres cosas. También retomé mi dieta habitual.

Mirar hacia dentro

Algo dentro de mi decía que todo esto debía haber ocurrido por alguna razón. Comencé a mirar hacia dentro. No me resultó nada fácil, porque pensaba que era muy diligente. Incluso mis compañeros practicantes lo pensaban.

Todas las mañanas, leía uno o dos capítulos de Zhuan Falun. Por las tardes, salía a la calle para hablarle a la gente de Dafa y la persecución. Además, siempre hacía los ejercicios y enviaba pensamientos rectos en los horarios establecidos.

En realidad, en cuanto busqué profundamente, encontré mi problema. Cada día, antes de salir de casa, hacía una pausa, y me relajaba mirando competiciones de ajedrez o de póquer. Decidí dejar de hacerlo, porque consideré que era un reflejo de que no me estaba tomando en serio hacer bien las tres cosas y porque parecía un síntoma claro de que estaba aflojando.

Encontré que mi problema era más serio de lo que había pensado, así que decidí ser estricto conmigo mismo. Dejé de hacer pausas para relajarme viendo la televisión, leyendo periódicos o siguiendo competiciones. En cuanto empecé a concentrarme completamente en hacer las tres cosas mi salud mejoró.

Aprendí la lección. No podemos aflojar. Debemos ser practicantes diligentes. Creer en el Maestro y en el Fa. Todos los practicantes, y en especial los veteranos, no debemos olvidar esta enseñanza del Maestro:

“...cultivarse como si recién se empezara...” (Enseñando el Fa en el Fahui internacional de Gran Nueva York 2009).