¡¡Gracias Shifu!! ¡¡Gracias compañeros practicantes!!

Mi nombre es David y soy un practicante de España que obtuvo el Fa hace algo más de cuatro años. Antes de empezar a practicar padecía ciática, dolores agudos en la zona lumbar de mi espalda que me impedían dormir más de cuatro horas seguidas por las noches y otras afecciones. Incluso no podía permanecer de pie por más de 10 minutos sin sentir agudos pinchazos en las plantas de mis pies. También me encontraba habitualmente en un estado triste y melancólico, nada tenía sentido para mí, ni tampoco tenía ganas de vivir. 

En este estado fui adquiriendo algunos vicios como beber y fumar habitualmente, también tomaba toda clase de drogas de vez en cuando. Poco a poco me fui apartando cada vez más de mi familia. Aunque me sometí a varias terapias, leía mucho acerca de enseñanzas espirituales y probaba todo tipo de prácticas de meditación, nada me funcionaba y mi situación empeoraba.

Todo cambió un día, cuando encontré en Internet que un Maestro había popularizado un qigong en China, llamado Falun Gong (también conocido como Falun Dafa). Cualquiera podía practicarlo, constaba de enseñanzas y ejercicios, y todo el material se ofrecía totalmente gratuito en la web, así que me dije que no tenía nada que perder. Dos semanas después de comenzar a practicar Falun Dafa, todas mis enfermedades desaparecieron. Retomé la relación con mi familia, que por cierto, es estupenda. 

Mi mente y mi cuerpo no han dejado de experimentar drásticas mejoras en estos cuatro años. Sé que no me es posible agradecer a Shifu Li tanto como ha hecho por mi, pero entiendo que puedo demostrar gratitud al ser más diligente y hacer mejor las tres cosas en mi camino de cultivación. 

Verdadera cultivación

Hace casi un año, llegué a un punto en el que me encontraba totalmente perdido. Parecía que nada funcionaba, aunque en la superficie me cultivaba y refinaba, enviaba pensamientos rectos a las horas globales y salvaba a la gente tanto en mi vida diaria como tomando responsabilidades en algunos proyectos. Me encontraba falto de ánimo y hacía todo esto como inmerso en una especie de rutina. Sentí que mientras transitaba mi camino de cultivación no había ido descartando apegos ni deseos y que por el contrario, solo me había enfocado en completar el trabajo de Dafa dizi. 

Noté que mis corazones de apego y mis deseos llegaron a ser tan fuertes que ni siquiera me permitían concentrarme en la lectura del Fa. Solo podía actuar como un Dafa dizi en la superficie mientras que mis pensamientos no solo no eran rectos, sino que eran realmente malos. Con la excusa de trabajar para Dafa descuidé mi xiulian, y mi conciencia principal se fue debilitando.

No leía mucho ya que los proyectos me demandaban mucho tiempo y esfuerzo. De pronto noté que una palabra se destacaba cada vez que leía Zhuan Falun: “verdaderamente”. Sentí como Shifu me enseñaba este Fa con paciencia y compasión. Me explicaba que tenía que cultivarme y refinarme “verdaderamente“, que tenía que abandonar “verdaderamente” los corazones de apego, que tenía que conseguir liberarme “verdaderamente”. Cuando miré hacia dentro descubrí que había estado tan ocupado cumpliendo objetivos con los proyectos que me había olvidado de cultivar “Zhen-Shan-Ren” durante el proceso. Mi cultivación no era verdadera, aunque en la superficie parecía hacer bastante trabajo para Dafa, había estado alimentado mis corazones de apego y dando rienda suelta a mis deseos durante las tareas y la coordinación.

Entonces, incrementé mi lectura leyendo los Jingwen, en un intento por conseguir comprender cómo salir de mi situación, y percibí de nuevo que había algo que Shifu repetía, algo sobre lo que yo siempre compartía con otros practicantes y que, yo mismo, daba por bien sabido. Shifu insistía en que debíamos estudiar el Fa, estudiar más el Fa y estudiar bien el Fa. Sin importar la situación o si se disponía de tiempo o no, un Dafa dizi tenía que estudiar mucho y bien el Fa. Nos explicó que en cuanto nos encontráramos con un problema que no pudiéramos resolver nos sentáramos a estudiar el Fa, sin desatender nuestros otros deberes.

Por aquel entonces compartía la casa con otros Dafa dizi, y por las mañanas, después de enviar pensamientos rectos y de hacer los cinco ejercicios en un paso, siempre estudiábamos una lección de Zhuan Falun. Pero comprendí que no estudiaba correctamente debido al sueño, al cansancio, a las preocupaciones por los proyectos, etcétera. Así que decidí incrementar mi estudio del Fa y leer otra lección después del almuerzo y otra más por la noche. También puse mucho esfuerzo en enfocarme en lo que estaba leyendo. Entonces noté cómo mi xinxing se elevaba y todo cambiaba.

Por supuesto, hubo un proceso que fue desde el dolor y sufrimiento de no poder sentir, ni ver, luchando contra el sueño y el cansancio y otras interferencias, hasta el actual sentimiento sagrado, que se me revela a veces, de grandiosidad y belleza al leer el inmenso Fa del cosmos. Muchos compañeros han experimentado estos cambios de estado y esta elevación que es similar al proceso que se vive con la meditación sentada en doble loto. 

Al principio, en la etapa más temprana de nuestra cultivación, muchos de nosotros sentimos pánico durante días enteros pensando que tarde o temprano llegaría el momento en que deberíamos sentarnos a meditar durante una hora y sufrir los terribles dolores que produce la disolución del ye. Pero una vez pasada esta prueba de fe, después de que nuestro xinxing se elevó, nuestra concentración y serenidad empezaron a aumentar. 

Después de años estudiando el Fa y experimentando constantes cambios, considero que los pasos son siempre los mismos cuando te mejoras. Empiezan siendo pasos amargos en la oscuridad hasta que de pronto, cuando ya no puedes aguantar más y consideras que no queda ninguna esperanza, cuando el aburrimiento se ha apoderado completamente de ti y no sabes si tus fuerzas serán suficientes para poder continuar, la situación cambia completamente.

Shifu dijo:

“Cuando atravieses una tribulación o una prueba real, haz la prueba; si es difícil de tolerar, trata de tolerar; si parece difícil de realizar y dicen que es difícil, entonces prueba un poco, a ver si realmente va o no va. Si de veras puedes llevarlo a cabo, descubrirás realmente que, ¡tras el verde oscuro del sauce, se hallan resplandecientes flores y otra nueva aldea!” (Zhuan Falun).

También me ayudó enormemente retomar la lectura de las experiencias que se comparten en la página web Minghui.org. Aunque al principio creí que era algo para practicantes nuevos, en cuanto empecé a leerlas, descubrí que no era así en absoluto. Pude encontrar muchos apegos que todavía no había identificado y trabajar para erradicarlos. 

Me es de gran utilidad observar la actitud elevada y la perspectiva con la que se enfrentan a las pruebas en base al Fa otros practicantes. Al día de hoy, algunos entendimientos siguen marcándome profundamente y todo lo que leo en la web me anima a seguir adelante. Con el paso del tiempo leer las experiencias en Minghui.org se ha convertido en una ayuda de un valor incalculable en mi cultivación.

Casi un año después, he seguido leyendo tres lecciones a diario e incluso memorizo algunos párrafos por las noches. Al mirar atrás, puedo afirmar que en cuanto incrementé el estudio del Fa, pasé de no tener tiempo para dedicar al estudio, a tener tiempo para estudiar tres veces más, memorizar el libro, leer experiencias en Minghui.org, participar en nuevos proyectos y ser más responsable hacia Dafa y mi cultivación. Desde que empecé a estudiar más, mi mente se volvió más lúcida, mi conciencia principal se fortaleció, mi xinxing se elevó y soy capaz de mirar hacia dentro a gran profundidad en casi cada conflicto que surge. Puedo verificar que estos cambios son reales porque cuando aclaro la verdad o colaboro en proyectos de salvación los resultados han mejorado notablemente. También dejé de mirar a otros y de compararme con ellos, porque ahora utilizo el estándar del Fa para medirme.

Debo tener cuidado de no caer en formalidades. Si me cultivo o salvo a la gente simplemente como si de un trabajo común se tratara y busco el reconocimiento de otros practicantes, todo tipo de corazones de apego crecerán.

Superando la ilusión del sueño y el cansancio

Levantarse sobre las 5:00 de la mañana para enviar pensamientos rectos y los ejercicios en un paso, era algo que había escuchado que hacían algunos practicantes pero que al principio nunca imaginé que pudiera hacer todos los días, aunque en proyectos puntuales lo había conseguido.

Tuve la suerte de compartir casa con otros Dafa dizi, los cuales me ayudaron y animaron cuando me sentía muy cansado, así que poco a poco fui alcanzando dicho objetivo. Después de un tiempo, siempre enviábamos pensamientos rectos y hacíamos los ejercicios en un paso y leíamos una lección por las mañanas. Con el tiempo, esto se ha convertido en la norma para mí, la cual intento cumplir sin excusas, sin importar a qué hora me acosté la noche anterior o en qué situación me encuentre.

Esto no quiere decir que el sueño y el cansancio no me acosen, e incluso me sofoquen. En muchas ocasiones, mi cuerpo está tan dolorido, débil y rígido al despertar, que no puedo ni caminar con normalidad. A esto habría que sumarle que el sufrimiento mental no es menor, incluso diría que lo supera con creces. Cada pensamiento intenta convencerte de que vuelvas a dormir. Algunas veces, siento un estado de nervios un poco agudo, pero entonces pienso que voy en la dirección correcta y que no hay que preocuparse ya que Shifu cuida de todas las cosas. Noto que los pensamientos rectos nacen fácilmente cuando se ha estudiado mucho y bien el Fa. 

También con el tiempo he llegado a caer en la cuenta de que si no los hago en este horario, acabaré encontrando excusas para no hacerlos ese día, y que es fácil que esto se repita en días sucesivos y hasta se convierta en costumbre. Tengo claro que esta es una vía de cultivación pero también de refinamiento, y que si uno no refina el gong no podrá transformar su cuerpo, ni alcanzar la perfección.

Shifu dijo:

“Así que este Dafa necesita de la cultivación y la práctica. La cultivación viene primero, la práctica después. Si uno no cultiva el xinxing y sólo practica los movimientos, el gong no crece; si sólo se cultiva el corazón y no se practica la Vía de la Gran Perfección para alcanzar la perfección, la potencia de gong quedará bloqueada y el benti tampoco cambiará” (DA YUANMAN FA, La Vía de la Gran Perfección).

Recuerdo que una mañana, me levanté especialmente agotado y dolorido. Envié pensamientos rectos y a continuación comencé a hacer los ejercicios. Cuando hacía el segundo, de repente escuché como un cuerpo caía al suelo. Me desperté tumbado en el suelo, fue mi cuerpo el que escuché caer. Sin saber muy bien lo que había pasado, ni donde me encontraba, y sin recordar siquiera cómo me llamaba, con el único pensamiento de que estaba practicando Dafa, me levanté del suelo, retomé la posición del ejercicio segundo y continué haciendo la práctica. 

No me hice ni el más mínimo rasguño durante la caída, es más, sentía mi cuerpo muy ligero, y algo que me pareció un vacío absoluto y tranquilizador dominaba mi mente. Recuerdo que mi corazón estaba muy sereno, y que no dudé ni un momento de que Shifu siempre nos está protegiendo. Poco a poco volvió mi estado normal de conciencia. Completé los cinco ejercicios sin darle mayor importancia a lo sucedido, y leí una lección de Zhuan Falun.

Justo después de acabar la lectura, el cansancio y el sueño volvieron y me tentaron para que fuera a dormir un poco antes de ir a trabajar. No lograba eliminar ese pensamiento perverso. Era especialmente fuerte y estuve a punto de ceder, pero no lo hice gracias a que tenía una cita temprano en el trabajo con una persona y tenía que ayudarla para que Shifu la salvara. 

A pesar de que el agotamiento alcanzó en ese momento su punto máximo, fui a asearme para salir a trabajar. Debido a que la fatiga que sentía era increíblemente enorme, empecé a acumular pensamientos negativos, como que llevaba muchos días durmiendo poquísimo y que lo normal sería dormir un poco aunque no fuera mucho; o que no era lógico ni razonable seguir plantándole cara al sueño y que si dormía más, todo cambiaría a mejor; etcétera.

Aunque la presión mental y física subía, seguí adelante. Empecé a recitar Lunyu para intentar mitigar la fatiga y el desánimo, pero no me funcionó. Así que decidí enviar pensamientos rectos mentalmente y en cuanto empecé a hacerlo, mi cuerpo experimentó una sacudida. Se dobló por la mitad, y cada uno de mis músculos se tensó. Seguí enviando pensamientos rectos, a la vez que imprimía fuerza a mis músculos ya tensos. Mientras intentaba mantener el equilibrio con mi cuerpo totalmente en tensión, la situación cambió repentinamente. Noté como si se produjera una explosion sorda en mi mente y en mi cuerpo, y varias ondas expansivas le siguieron. En una fracción de segundo, mi cuerpo se enderezó, y retomé su control. De pronto, sentí todo mi cuerpo increíblemente descansado y fresco. Mi mente estaba completamente lúcida y en paz, y mi corazón tranquilo y feliz. Esa mañana sentí que había superado la ilusión del sueño y el cansancio. Luego salí a trabajar tranquilamente.

Lo bueno o lo malo vienen de un pensamiento

Una tarde, me encontraba en una zona industrial importante de una gran ciudad, buscando anunciantes puerta a puerta, para los medios de comunicación de los Dafa dizi. A pesar de que el frío era intenso y de que hacía mucho viento, le resté importancia y seguí caminando. Desde que empecé a cultivarme y a colaborar en los distintos proyectos he sido consciente que Shifu hace todo, y de que ya pavimentó el camino para salvar a los seres, lo único que yo hago es caminar y hablar.

En cuanto salí de mi primera visita empezó a llover y muchos pensamientos perversos se agolparon en mi mente. Me abrumaban tanto que incluso empecé a respirar con dificultad. Mi corazón empezó a quejarse, me sentí frustrado e indefenso ante esta dificultad añadida. Además comencé a sentir mucha rabia e injusticia, y perdí la serenidad. La presión en mi cabeza se hizo enorme. Pensaba que podía soportar el frío y el viento, pero que la lluvia era demasiado y que no podía presentarme empapado a hablar con los responsables de las empresas a las que pretendía visitar, ya que ni siquiera llevaba paraguas. Como las distancias que tenía que cubrir andando entre las empresas eran largas, también eso representaba un problema. Todo sonaba muy razonable y lógico en mi cabeza. En pocos segundos me había derrumbado y quería marcharme a casa.

Pero entonces saqué fuerzas de flaqueza no sé de donde, me tranquilicé, dejé de dramatizar y empecé a caminar enviando pensamientos rectos. La lluvia empezó a empapar mi abrigo y mis pantalones, y pensé: “Si sigo haciendo mi trabajo esta lluvia parará, no es más que otra prueba para comprobar si estoy decidido o no a hacer mi trabajo”. Llegué a la puerta de otro cliente y entré. Conseguí contactar y todo fue muy bien, a nadie pareció importarle si iba más mojado o menos mojado.

Cuando salí, la lluvia no había cesado, empecé de nuevo a impacientarme y mi deseo de volverme a casa se hizo mucho más fuerte y resuelto que antes. Volví a enviar pensamientos rectos.

De repente, mi conciencia principal tomó el control. Me tranquilicé completamente y aunque estaba en medio de la lluvia, sin paraguas y ante lo que consideraba una misión imposible de realizar, un pensamiento surgió en mi corazón: “¿Puede la simple lluvia impedir que un Dafa dizi haga lo que tiene que hacer?”.

De repente, el escenario cambió completamente. La lluvia seguía cayendo, pero ya no era importante si pararía o no. Lo único importante era hacer lo que tenía que hacer. Ahora mi cuerpo era ligero, dejé de estar encorvado por temor a la lluvia, estaba en paz con todo lo que me rodeaba y empecé a caminar sin ningún problema en mi cabeza, sentí una alegría indescriptible en mi corazón y comprendí que era verdaderamente afortunado al poder realizar este trabajo de Dafa.

Shifu dijo:

“Decimos que lo bueno o lo malo vienen de un pensamiento de la persona, y la diferencia de este pensamiento también trae distintas consecuencias” (Zhuan Falun).

La lluvia no cesó en toda la tarde, y seguí enviando pensamientos rectos mientras caminaba de empresa en empresa. También recitaba fragmentos del Fa. Y si la distancia a caminar era más larga incluso escuchaba las audio conferencias de Shifu. Me centré en hacer bien mi trabajo. A veces miraba mi abrigo y estaba completamente empapado, así como mis pantalones y zapatos. Pero cuando volvía a mirarlos después de alguna visita o de andar durante un rato, y los tocaba estaban totalmente secos. Recuerdo que me resultó curioso que la lluvia nunca me tocara la cara ni las manos, solo caía sobre mi ropa y mojaba un poco mi pelo. Después de dos horas y media enviando pensamientos rectos mientras caminaba bajo la lluvia, completé el número de visitas y regresé para poder asistir al estudio del Fa grupal. Cuando me senté dentro del vagón del tren, una gota cayó de mi pelo y me recordó que había caminado bajo la lluvia mucho tiempo, pero comprobé que ni mis ropas (ni siquiera los bajos de mis pantalones) ni mis zapatos estaban mojados.Luego asistí al estudio grupal y conseguí tranquilizar mi mente durante la lectura. 

Durante el estudio grupal, descubrí que me apegaba a escuchar mi voz, a mi entonación y a mi forma de recitar las escrituras por considerarlas más firmes y mejores, y comprendí que eso no se alineaba con el Fa. Después de mirar hacia dentro, sentí nacer verdadera benevolencia en mi corazón hacia cada uno de mis compañeros practicantes y la grandeza de Dafa. Noté que numerosos apegos como el de contender y demostrar se disolvían gracias a la energía del grupo.

Eliminando el ye de pensamiento durante los conflictos

Después de encontrar numerosos conflictos con algunos compañeros practicantes, no acertaba a mirar hacia dentro, siempre fijaba mi atención en las faltas de los demás y no en sus virtudes. 

Shifu dijo:

“Si desperdician su energía en cosas externas y siempre culpando a otros en lugar de esforzarse en refinar el corazón, ¿cómo te será posible progresar? Otros mejorarán y avanzarán en la cultivación después de que les señales sus deficiencias, mientras ustedes se quedan atrás. Por eso les digo que cuando se enfrenten con un conflicto, cualquiera que sea, o cuando se sienten perturbados e incómodos internamente, siempre deben buscar la causa internamente. Puedo garantizarles que el problema yace en ustedes mismos” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Singapur).

Entiendo que Shifu se vale de los conflictos para que miremos hacia dentro y nos mejoremos. Pero hay pensamientos profundamente arraigados, difíciles de detectar, que en cuanto surge un conflicto me provocan mirar hacia fuera y buscar culpables. Se intensifican cuando encuentro frustraciones en el trabajo o en mi camino de cultivación. Tales pensamientos parecen estar en otro plano, ser intocables y no estar sujetos a discusión. Uno emite nuevos pensamientos desde la base de estos, ya que están asentados en nuestra mente desde hace tiempo y conforman nuestro pensamiento. Aparentan ser correctos y muy útiles, pero su base no es otra que el egoísmo, y con ellos se sustentan mis numerosos corazones de apego.

Incluso después del estudio del Fa y de leer experiencias en Minghui, no conseguía eliminarlos. Aunque sabía que no se alineaban con el Fa no lograba deshacerme de ellos. Aunque intentara descartarlos no reconociéndolos como míos, volvían una y otra vez. Incluso intentaban tomar el control de mis emociones y me apremiaban para que reaccionara en base a la lógica humana, fortaleciendo mis corazones de apego y mis deseos.

Aunque hacía un esfuerzo consciente por eliminarlos todos los días, la intensidad de los conflictos con otros compañeros practicantes no disminuía. Incluso algunas molestias físicas empezaron a reflejarse en mi cuerpo debido a que era incapaz de desechar este ye de pensamiento.

Un día, me encontraba sentado delante de mi computadora, y de repente se me ocurrió que quizás me ayudaría escribir detalladamente acerca de este ye de pensamiento, que aparentaba ser indestructible. Así que escribí:

“Los pensamientos más ocultos son los de que esa persona ya no va, que una vez que ha dicho algo o actuado de tal modo, ya es inservible, inútil, alguien en quien no puedo confiar, sin criterio, y que ni siquiera debo volver a escuchar sus ideas. Su mente no está clara y siempre causa problemas, sus corazones son enormes. Pero la realidad es que una persona así está apuntando a mis deficiencias”.

Después de escribir esto en la computadora, este tema dejó de tener importancia porque este ye había desaparecido casi en su totalidad, se debilitó al extremo. Entonces, las relaciones con los demás compañeros volvieron a ser buenas porque ya no existía el conflicto dentro de mí.

A raíz de este simple escrito, noté que, de repente, podía escuchar a los demás sin que mis pensamientos y apegos alborotaran en mi mente. Dejé de sentir la necesidad de agregar mis entendimientos a las conversaciones para “mejorarlas”, y dejé de tratar de elaborar una réplica inteligente mientras escuchaba, ahora podía escuchar a otros con el corazón tranquilo, e incluso conseguía aprender desde la perspectiva de los demás. Empecé a atesorar más a los compañeros, lo cual es atesorarse a uno mismo.

No tengo forma de expresar mi agradecimiento a mi Shifu por todo lo que me ha dado. Solo espero mejorar más rápidamente para poder ayudar más a mis compañeros, al grupo y asistir mejor en la salvación de seres conscientes.

¡¡Gracias Shifu!! ¡¡Gracias compañeros practicantes!!

(Presentada en el Fahui de Europa 2017)