(Minghui.org) Tengo 80 años, pero mucha gente piensa que mi edad es solo de cincuenta o sesenta.

En 1995, el hospital informó que estaba en estado crítico y me llevaron a casa a morir. Por más de veinte días, estuve en cama sin ser capaz de comer, beber o dormir. Mi familia estaba preparando el funeral; amigos y colegas vinieron a visitarme y decirme adiós por última vez. Uno de ellos trajo el libro Zhuan Falun y me dijo que lo lea.

Me tomó un día entero leer cuatro páginas, pero esa noche realmente dormí bien. Al día siguiente comencé a comer y pude sentarme en la cama. Dos días más tarde, me levanté. Todos estaban atónitos que había regresado de estar al borde de la muerte solo después de leer unas pocas hojas de Zhuan Falun. Ese fue el comienzo de mi camino de cultivación.

Siendo testigo del poder de Dafa

Cuando la persecución de Falun Dafa comenzó en 1999, la policía me forzó a estar en casa y mirar televisión de la mañana a la noche. Si iba al mercado dos agentes de policía me seguían. Sin embargo cada noche a las ocho, después que se iban, tomaba mi reproductor de cintas y hacía los ejercicios de Falun Dafa.

Una vez, cuando la música comenzó, vi con mi tercer ojo tres capas de personas desde mi departamento del tercer piso. Estaban alineados en filas. La gente de la capa inferior vestía ropa moderna; la del medio, ropa de los años 40 ó 50 y la capa superior eran doncellas celestiales. Todos hacían los ejercicios conmigo. Cuando la música se detenía, desaparecían. Vi esta escena durante ocho noches seguidas, lo que cimentó mi determinación en continuar practicando Falun Gong.

En 2000 me detuvieron por darle a la gente materiales informativos sobre la disciplina. Cuando la policía me interrogó, me negué a responder sus preguntas. Me desmayé y me arrojaron en una ambulancia. Estuve en el hospital durante 40 días, tiempo durante el cual hice la meditación sentada en la cama a diario, y las otras cuatro series de ejercicios por las noches. A pesar que había cinco personas compartiendo conmigo la habitación y dos oficiales de policía nos vigilaban, nadie parecía saber lo que estaba haciendo. Sé que el Maestro me estaba protegiendo.

Salvando a la gente en el frente

El Maestro dijo:

“En realidad, el lugar donde se aclara la verdad es el frente, es el frente de la aclaración de la verdad”. (“Enseñando el Fa en el Fahui Internacional del Oeste de los Estados Unidos 2013”)

Mi entendimiento es que cada practicante de Dafa en China debería aclarar la verdad cara a cara en el frente. Yo estudio tres lecciones de Zhuan Falun diariamente y envío pensamientos rectos en la hora. Todos los días antes de salir a aclarar la verdad, siempre pido al Maestro que me de sabiduría y que traiga hacia mí a las personas predestinadas.

Un día, fui a un parque y vi cinco ancianos sentados charlando. De su conversación supe todos eran de los cuadros del partido comunista chino. Al principio, me sentí incómoda de hablar con todos a la vez. Caminé a su alrededor algunas veces enviando fuertes pensamientos rectos y le pedí al Maestro que me fortalezca. Me acerqué y los saludé. Cuando comencé a contarles acerca de Falun Gong y la persecución, me escucharon con atención. Los cinco acordaron retirarse del PCCh y me agradecieron.

El Maestro dijo:

“… tienes que buscar la manera de encontrar a la gente que debes salvar…” (20 años enseñando el Fa)

En el pasado, no me gustaba visitar y socializar con amigos y familiares. Hoy en día voy a bodas y fiestas de cumpleaños, cada vez que puedo. Llevo regalos y materiales de Falun Dafa conmigo, y aprovecho la ocasión para contarle la gente acerca de la disciplina.

He viajado a muchos lugares para visitarlos y poder hablarles sobre Dafa. He estado en las provincias de Hebei y Heilongjiang, e incluso en pequeños pueblos que limitan con Rusia y Corea del Norte.

Cuando era una niña, etiquetaron a mi familia como "enemiga del pueblo", porque tenía algunas tierras de cultivo. Muchos familiares, como mi madre y hermana, fueron denunciados públicamente y humillados. Los habitantes vertieron cosas sucias sobre ellas y embadurnaron sus rostros con tinta negra.

Pero el Maestro dijo:

“Hace mucho tiempo les dije que el Dafa dizi, un cultivador, no tiene enemigos. El único rol que tienen ustedes es el de salvar a la gente…” (Exponiendo el Fa en la ciudad de Chicago)

Por lo que cuando regresé al pueblo, invité a todos los funcionarios de la aldea a cenar. Hablé con ellos sobre Falun Gong y la persecución en gran detalle. Más tarde, visité cada familia del lugar, llevando un regalo y materiales de Dafa. El ochenta por ciento de las personas en el pueblo renunciaron al PCCh y a sus organizaciones afiliadas.

El Maestro dijo:

“Este asunto ya está en el final, yo estoy tan ansioso que no va más, pero ustedes no lo toman con importancia, pero al final incluso si lloras ya es muy tarde”. (Fahui de Nueva York 2016).

Compañeros practicantes, no caigamos. No estemos auto satisfechos en el último momento.