(Minghui.org) Cuando trabajaba como editora de noticias en la estación de televisión de Wuhan, la Sra. Jiang Xiaoping dijo que estaba exhausta. A pesar de su juventud, sufría de tuberculosis, presión sanguínea alta, migrañas y problemas respiratorios.

Sintiendo que su vida había llegado a un callejón sin salida, la Sra. Jiang estaba deleitada cuando descubrió Falun Gong, una práctica de mente y cuerpo con un tremendo poder para mejorar la salud.

Después de un corto periodo de práctica, volvió a la salud y se sintió totalmente refrescada. Dijo: “Experimenté la paz y la serenidad que nunca había sentido antes”.

Esperaba que este estado continuase para siempre. Poco sabía ella, que con la arrasadora popularidad de Falun Gong en China, todo estaba a punto de ser cambiado completamente por el partido comunista chino.

El video preparado de propaganda

En junio de 1999, la Sra. Jiang descubrió que una ronda de videos de propaganda estaba a punto de ser transmitidos por la estación de televisión donde trabajaba, la cual era controlada por el estado. Era solo un mes antes que la campaña a nivel nacional en contra de Falun Gong fuera oficialmente iniciada por el entonces líder del partido comunista chino, Jiang Zemin.

Su supervisor sabía que la Sra. Jiang practicaba Falun Gong y sospechaba que ella podía filtrar información sobre el video. Temía que los practicantes de Falun Gong protestasen frente al canal de televisión demandando que el video no sea mostrado.

“Cuatro oficiales del departamento de policía de Wuhan me llevaron al sótano de la estación de policía para interrogarme. Era la primera vez que sentía que estaba en peligro y que mi vida era amenazada”. Recordaba la Sra. Jiang.

Ese era solo el comienzo.

“No sabía qué sucedería después del interrogatorio. Cuando ese mismo video de propaganda fue trasmitido a nivel nacional en la tarde del 22 de julio de 1999, sabía que mi vida pacífica había llegado a su final”.

“Para justificar la persecución, muchos canales de televisión en toda China produjeron toda clase de videos que demonizaban a Falun Gong, especialmente la farsa de la auto-inmolación en Tiananmen. Millones de chinos fueron engañados y se les lavó el cerebro por la propaganda difamatoria”.

Apelando

Frente a la propaganda abrumadora que atacaba a Falun Gong, la Sra. Jiang decidió ir a Beijing a apelar por su creencia. En julio, del 2000 mientras le hablaba a las personas en la plaza Tiananmen sobre Falun Gong, fue arrestada.

Después de un día en la comisaría sin agua ni comida, fue llevada al centro de detención del distrito de Haidian.

Relató que las guardias la desnudaron y la requisaron. La comida estaba podrida y el aire viciado. Más de treinta personas eran ubicadas en una habitación de unos trece metros cuadrados. Tenían que dormir de costado, muy cerca unas de otras. Durante el día, todas eran forzadas a sentarse en el suelo y a no moverse.

Cinco días después de estar detenida fue llevada a su casa, y las autoridades la mantuvieron bajo arresto domiciliario durante un año.

Suegros traumatizados

Además de perseguir a la Sra. Jiang, las autoridades también pusieron en la mira a su familia.

En agosto del 2000, más de veinte oficiales allanaron la casa de sus suegros, buscando materiales relacionados a Falun Gong. También los amenazaron con arrestarlos. Su suegra, de setenta años, estaba tan aterrada que se cayó al piso y empezó a llorar.

Habiendo vivido docenas de campañas políticas del partido comunista chino, su suegro de setenta y siete años, estaba tan traumatizado por el indignante comportamiento de la policía que vivía en miedo constante por otra visita de la policía. No podía comer ni dormir bien. Pronto fue diagnosticado con cáncer y murió seis meses después.

Padre de ochenta años forzado a ver su hija siendo torturada

La Sra. Jiang fue enviada al centro de lavado de cerebro de Chenjiaji en el distrito de Jiang’an en Wuhan dos veces en el 2004. Ahí estuvo durante meses siendo sujeto a meses de intenso lavado de cerebro y tortura. Dos reclusas la monitorearon las 24 horas y la mantuvieron en aislamiento. Fue forzada a mantenerse de pie durante un largo tiempo, privada del sueño, y tenía que limpiar el baño.

Cuando realizó una huelga de hambre para protestar la persecución, las guardias la ataron a una silla y la alimentaron a la fuerza. Le pincharon la nariz e insertaron un largo palo hueco de madera a través de su garganta para verter líquidos.

“Me estaba ahogando. El dolor era tan intenso que sentía que me estaba muriendo”. Dijo la Sra. Jiang mientras recordaba aquella experiencia escalofriante.

“Lo más indignante fue que trajeron a mi padre de ochenta años de edad al centro de lavado de cerebro para que viera cómo era torturada. Me rompió el corazón verlo en lágrimas frente a mí”.

Peligro impredecible

“Durante todos estos años, la presión mental de vivir a través de la persecución era indescriptible. Tienes que estar en total alerta a todo lo que pasa alrededor tuyo, porque nunca puedes predecir cuándo serás arrestada nuevamente”.

Mientras estaba en un viaje de negocios en setiembre del 2007, la Sra. Jiang se dio cuenta cómo sus colegas constantemente reportaban su situación a la estación de televisión. “A cualquier sitio que fui, sentía que había ojos fijando su mirada en mí”.

Tan pronto como volvió a casa de su viaje, empacó sus cosas y se fue para esconderse de la policía.

Luego supo que el personal de la oficina 610 y la policía fueron a su lugar de trabajo al día siguiente, esperando que llegue a trabajar para luego arrestarla.

Cuando supieron que había escapado, estaban furiosos y fueron a acosar a su padre, a su esposo, y a su hija, lo cual le creó una enorme presión en la escuela.

Con el fin de encontrarla, las autoridades monitorearon constantemente a su esposo. Estaba tan estresada que tuvo un ataque de nervios y desarrolló úlceras en el estómago y presión sanguínea alta.

Tercera detención en centro de lavado de cerebro

Después de dos meses y medio de ir de lugar en lugar para escapar el arresto, regresó a casa. Le dijeron que su empleador no iba a enviarla a un centro de lavado de cerebro. Resultó que era una promesa falsa.

El 17 de marzo del 2008, después de tres meses de haber regresado a casa, fue llevada al centro de lavado de cerebro de Tangxunhu cuando estaba de camino a su trabajo. Esta vez la detuvieron por cuarenta y cinco días.

“Encontraron a más personas para que me monitoreen y me laven el cerebro, sin parar. Fui forzada a firmar una declaración renunciando a Falun Gong. Me obligaron a cantar y bailar en celebración del partido (comunista)”.

Presentado una denuncia criminal en contra del dictador que inició la persecución

El 17 de junio del 2015, la Sra. Jiang presentó una denuncia criminal en la procuraduría suprema popular, uniéndose a cientos de miles de practicantes de Falun Gong alrededor del mundo en sus esfuerzos de llevar al anterior dictador Jiang Zemin ante la justicia.

Ella dijo: “Jiang es responsable por todo el sufrimiento que mi familia y yo hemos soportado durante los últimos diecisiete años. Sin importar qué tan difícil es soportar la persecución, él nunca puede cambiar mi corazón de practicar Falun Gong. Eventualmente tendrá que pagar por todo lo que ha hecho en la persecución”.