(Minghui.org) Los esfuerzos de los practicantes de Falun Dafa cambiaron la actitud de muchas personas chinas hacia la práctica, a pesar de la campaña difamatoria del régimen comunista.

Hasta algunos agentes de seguridad pública los están ayudando y protegiendo.

Practicantes despiertan y resisten la persecución

Lian, una practicante local recientemente arrestada, conoció a oficiales de policía y guardias en el centro de detención que la alentaron a resistir la persecución.

Después de haber sido detenida por repartir materiales informativos, la llevaron a la división de seguridad nacional del condado y la interrogaron. No cooperó y el interrogatorio fue eterno. El director tuvo dolor de cabeza, abandonó la habitación y a Lian con algunos oficiales más jóvenes.

Para su sorpresa, fueron muy amigables. Tan pronto como el jefe se fue, uno tomó un volante y dijo: “Los practicantes de Falun Dafa son honestos y buenas personas. Usan su propio dinero para imprimir estos materiales”.

Otro dijo: “No se molestan con nosotros por arrestarlos”. “Y no traicionan a otros practicantes. Creo que finalmente Falun Dafa ganará la batalla”.

Al regreso del director, un oficial preguntó: “Esta señora de edad es analfabeta y no habla. Y lo que es peor, ¿Vale la pena tenerla aquí toda la noche? ¿Debemos dejarla ir? El superior guardó silencio.

Otro dijo de detenerla por tres días, mientras un tercero, sugirió cinco.

El jefe dejó el lugar brevemente y regresó con un formulario. Le pidió que lo firmara, Lian explicó que no podía escribir. Entonces le dijo que pusiera la huella digital. Mientras hablaba le tomó la mano y le presionó el dedo primero sobre una almohadilla de tinta y luego en el impreso. Como resultado, a través de las huellas digitales manifestaba estar de acuerdo con una detención de 10 días.

En el centro de detención, un guardia le manifestó: “Puede hacer los ejercicios o ir a dormir, lo que quiera. No se preocupe. Estoy a cargo aquí”.

El mismo guardia, le dijo casi al término de los 10 días de detención: “Señora, no ponga su firma o huella digital sobre nada. No los escuche”.

Lian comentó que el director la forzó a poner su huella en el documento.

Entonces le manifestó: “Si se hubiera resistido, no hubieran podido detenerla. Nuevamente no cometa el mismo error”.

Efectivamente, cuando el plazo terminó, el director vino y le exigió que firmara otro formulario. Ella se negó y fue liberada poco después. Más tarde supo que si lo hubiera firmado, la habrían transferido a un centro de lavado de cerebro.