(Minghui.org) Los primeros diez años de mi matrimonio y algún tiempo más, transcurrieron sin problemas. Mi marido y yo no teníamos mucho dinero, pero estábamos satisfechos con lo que teníamos.

Nuestra vida se trastornó cuando mi marido repentinamente desarrolló una psicosis. Me convertí en la única que traía dinero a casa y cuidaba de nuestros dos hijos pequeños, de su anciana madre y de él.

Cuando intentaba hacer que mi marido tomara su medicación, pensaba que quería envenenarlo y me golpeaba salvajemente. No pasaba ni un solo día que no tuviera hematomas en mi cuerpo.

Pronto desarrollé varias enfermedades y tenía problemas para respirar y para dormir. Si no fuera por mis hijos, habría puesto fin a mi vida.

Mi lucha llegó a su fin cuando empecé a practicar Falun Dafa en 2002. El Maestro Li me enseñó a desatar el nudo en mi corazón y me permitió ver por qué mi vida era tan amarga.

Catorce años han pasado desde que me convertí en una practicante. Todavía hay altibajos en mi vida, pero mi corazón está cargado de alegría, porque transito el camino divino bajo la protección del Maestro.

Encontrando a Falun Dafa

Uno de mis vecinos, el señor Wang, notó que tenía problemas de salud y se acercó a mí: “Conozco un qigong especial que es muy eficaz tanto para curar como para mantener una buena condición física, pero no estoy seguro de que quieras probarlo”.

Me quedé perpleja cuando me dijo que se trataba de Falun Dafa. Le dije: “¿No está prohibido?”.

Me dijo que Falun Dafa no tiene nada que ver con lo que el régimen comunista chino describe en la televisión pública. Como practicante, él había comprobado personalmente lo bueno que era practicar Falun Gong.

Decidí que no perdería nada por probar esta práctica. El señor Wang me prestó su única copia de Zhuan Falun y me aconsejó que fuera cuidadosa con un libro tan valioso.

Esperé hasta que mi marido cayó dormido esa noche para leer el libro. Un pasaje llamó mi atención:

“Porque en este universo existe un principio como éste: de acuerdo con la Escuela Fo, todos los asuntos entre la gente común tienen relación causal y predestinada; el nacimiento, el envejecimiento, las enfermedades y la muerte existen simplemente de esta manera entre la gente común. El yeli producido por los actos malos cometidos por el hombre en el pasado es lo que causa las enfermedades o las tribulaciones. Al padecer sufrimientos, uno justamente está pagando deudas del ye; por eso nadie puede cambiarlo al azar” (Zhuan Falun).

Inmediatamente comprendí porqué tenía un marido psicótico. Nunca volví a sentir pena de mí.

En aproximadamente un mes, logré leer el libro tres veces sin que mi esposo me descubriera. Entonces el señor Wang me ayudó a encontrar una copia de Zhuan Falun para mi uso personal.

Como la persecución era intensa, era muy difícil encontrar cualquiera de los libros de Falun Gong. Atesoré mucho mi copia de Zhuan Falun y la llevaba siempre conmigo sin importar donde fuera. Incluso al día de hoy leo la misma copia.

Superando una gran tribulación

El Maestro dijo:

“Algunos dicen: «¿Por qué siempre que refinamos gong nos encontramos con problemas?». Y éstos son casi iguales que los percances entre la gente común” (Zhuan Falun).

Entendía que mi cultivación no sería un camino de rosas, pero me preparé con estas palabras del Maestro:

“Tomar las penalidades sufridas como gozo” (Templando la mente y el corazón de unoHong Yin).

“Pero en realidad, los principios de la sociedad humana son verdades invertidas en el cosmos. Cuando los humanos pasan por tribulaciones y sufren, están pagando ye y, de ese modo, tendrán un futuro feliz. Entonces, un cultivador necesita cultivarse con verdades correctas y rectas. Atravesar dificultades y sufrimientos es una gran oportunidad para eliminar yeli, eliminar pecados, purificar el cuerpo, elevar el reino de pensamiento y elevar el nivel –es una cosa extraordinariamente buena. Esta es una verdad del Fa correcta y recta” (Cuanto más se acerca el final, más diligentes deben ser, 8 de octubre de 2005).

En efecto, mi primera gran tribulación sobrevino cuando mi marido descubrió que llevaba algunos meses practicando Falun Dafa. Le preocupaba que mi práctica pudiera causarle problemas a nuestro hijo, porque se acababa de alistar en el ejército.

Mi marido me golpeó con todo lo que iba encontrando en nuestra casa. Me desmayé súbitamente cuando un objeto me golpeó en la espalda. Cuando me recobré, lo vi quemándome el cuerpo con un cigarrillo. No paró hasta estar tan agotado que cayó dormido. En ese momento, tenía ampollas por todo mi cuerpo.

Salí de la casa hasta la casa de una vecina, y ésta se apresuró a llevarme al hospital. Los doctores descubrieron que me había roto una costilla.

Mi vecina y los doctores se compadecieron de mí y derramaron lágrimas. Recordé lo que dijo el Maestro:

“Eso pasa porque para los Dafa dizi que obtuvieron el Fa después del 20 de julio de 1999, su proceso de cultivación y validación del Fa han sido juntados en uno. Mientras que para esos que obtuvieron el Fa antes, el período para su cultivación personal ya ha pasado y en este momento su trabajo principal es salvar a seres conscientes, la atención ha cambiado a validar el Fa. La gente que entró más tarde y que se terminaron encontrando con esta situación de validar el Fa, también tienen que hacer esto, y al mismo tiempo algunos asuntos de cultivación personal se incluyen en la mezcla. Entonces sentirás que ciertas cosas parecen bastante complejas, pero eso está bien, porque a los ojos de Shifu las cosas están bien ordenadas, y si tus pensamientos rectos son fuertes, no habrá problema” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).

“Por eso, cuando pasas por tribulaciones, ya no queda casi nada. Pero aunque se dice que no queda casi nada, eso todavía es considerablemente grande y aún no puedes pasarlo, entonces, ¿qué hacer? Se divide en innumerables porciones, que se colocan en diferentes niveles de tu cultivación-refinamiento y se utilizan para elevar tu xinxing, transformar tu yeli y hacer crecer tu gong” (Zhuan Falun).

Las enseñanzas del Maestro eran simples pero profundas. Fui capaz de abandonar el resentimiento hacia mi marido e incluso me preocupé por él, porque había acumulado demasiado yeli.

Me recuperé rápidamente sin hospitalización. Sabía que el Maestro había cargado con la mayor parte de mi yeli, y mi gratitud estaba más allá de las palabras.

Difundiendo las bondades de Dafa

Me fui de la ciudad para hacer algún que otro trabajo puntual porque mi hija comenzó a ir a la universidad y necesité más dinero. Durante los cinco años que viví lejos de casa, aproveché cada oportunidad que tuve para contarle a la gente como Falun Dafa había cambiado mi vida y como la persecución es una equivocación.

Me mudé a vivir con mi hija después de su graduación. En la ciudad nueva donde ella trabajaba, el Maestro arregló para mí, un encuentro con un practicante en un mercado de agricultores. Desde entonces me uní al estudio local del Fa en grupo y a menudo salía con otros practicantes a distribuir materiales informativos sobre Falun Gong.

Sentir la inmensa alegría de ser una practicante

Encontré que no había un lugar donde estudiar el Fa o donde hacer los ejercicios cuando volví a mi ciudad natal en 2014. Mi suegra se vino a vivir con nosotras. Ella y su marido miraban la televisión hasta tarde por las noches todos los días, y me resultaba imposible concentrarme.

Entonces construí una caseta. Como está separada de la casa el clima dentro no se puede regular. En la caseta hace calor en verano y hace un frío terrible en invierno, pero no me quejo. El Maestro nos enseñó en Zhuan Falun:

“Es cierto que las personas que refinan gong dicen: «La gente común posee lo que persigue la gente común, nosotros no perseguimos eso; aquello que posee la gente común, a nosotros tampoco nos interesa; pero lo que tenemos nosotros no puede ser obtenido por la gente común, por más que lo quiera»”.

Simplemente estoy muy contenta de tener un lugar para estudiar el Fa y hacer los ejercicios sin distracciones.

El Maestro también dijo en Zhuan Falun:

“Otros dicen: «Al venir yo aquí, a la sociedad de la gente común, es como alojarme en un hotel; me quedo sólo unos pocos días y me voy deprisa». No obstante, algunas personas simplemente están cautivadas y son renuentes a dejar este lugar, han olvidado sus propios hogares”.

Yo no he olvidado mi propio hogar. La amargura ha dejado de existir en mi vida. Siento una inmensa alegría porque se me ha dado la oportunidad de asistir al Maestro en la rectificación del Fa y de transitar el camino divino.

¡Gracias Maestro!