(Minghui.org) Las siguientes historias describen a la gente que conoce los hechos sobre Falun Gong y la inédita persecución de esta práctica de cultivación.

Protegido por un ser divino

Un practicante y yo viajamos a nuestra ciudad natal para contarle a los residentes sobre la persecución de Falun Gong puerta por puerta. Cuando visitamos la tercera casa, conocimos a una mujer que parecía tener un dolor insoportable. Sufría de una inflamación en el hígado y ninguna medicina le había hecho efecto.

“He tenido suficiente”, dijo sin fuerzas. “Mi vida es peor que la muerte. ¿Me pregunto qué hay reservado para mí y cuándo esto llegará a su fin?”.

La consolamos y le dijimos que apreciara su vida.

“Estamos contactando a cada uno por una razón”, agregamos. “Por favor sinceramente recite las dos oraciones ´Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno´ y renuncie al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. Buena fortuna habrá en su camino”. La mujer no dudó y renunció a las organizaciones del PCCh.

Dos años más tarde, en 2008, nos encontramos nuevamente con ella. No pudo esperar para contarnos que se había recuperado después de renunciar al partido y comenzar a recitar las dos frases. Pudo hacer todo tipo de trabajos y su familia estuvo muy contenta.

Luego narró otro extraordinario suceso. Un día, andando en un cuatriciclo, fue arrojada a varios metros de distancia en un accidente. Cuando un conductor la ayudó a levantarse, estaba ilesa. Se dio cuenta que tenía el amuleto de Falun Gong que le habíamos dado y creyó que Falun Gong la había salvado. Estaba muy agradecida al Maestro por su protección.

"No creo que hubiera podido sobrellevar un sufrimiento tan grande sin la protección de seres divinos”, dijo.

Años de dolor en las piernas desaparecieron durante la noche

Fui a un pueblo con un practicante a enseñar los ejercicios de Falun Gong. Uno de los nuevos practicantes notó que una persona detrás de nosotros caminaba con dificultad.

“Señora Guo, por qué no viene a practicar Falun Gong con nosotros”, le dijo. “A lo mejor ayudará a sus piernas”. Esta mujer tuvo problemas por años, y se sentía como una inválida porque el dolor era demasiado.

Hizo los ejercicios. Esa noche tuvo mucho dolor en sus extremidades y tomó analgésicos dos veces. El padecimiento parecía haber empeorado. Le dijimos que la práctica estaba ayudando a mejorar y que no debía preocuparse.

Al día siguiente dejaron de atormentarla. Años de dolor en las piernas desaparecieron durante la noche. La señora Guo no podía estar más contenta. Agradeció al fundador de Falun Gong por el cálido regalo.