(Minghui.org) A comienzos de este año me invitaron a una fiesta de cumpleaños. Uno de los invitados ha sido oficial de policía por más de 20 años. Fue compañero mío y sabe lo que pasó detrás de la persecución a Falun Gong.

Cuando la gente empezó a jugar mahjong, nosotros nos pusimos a conversar. Comenzó a quejarse de que, hoy en día, el trabajo policial se evalúa sólo en cómo se implementan las órdenes que vienen de arriba, en vez de evaluar el éxito de los oficiales en mantener el orden y proteger a la población civil. Dijo que nadie realmente quiere seguir las órdenes y encontrar errores en personas sin razón.

Luego comentó sobre el número masivo de demandas que los practicantes de Falun Gong han presentado contra Jiang Zemin, el ex dictador chino que lanzó la persecución a Falun Gong. Le confirmé que más de 200.000 lo han hecho usando sus nombres reales porque ellos y sus familias han experimentados cosas terribles en la persecución.

Me contó que, no hace mucho, la policía tenía órdenes de hablar con los practicantes de Falun Gong que habían demandado a Jiang para entender qué querían. Se le solicitó a la policía reportar los nombres de estos practicantes a sus superiores.

“No lo hicimos”, me contó: “todos sabíamos que sólo era una excusa para engañar al sistema de seguridad público para identificar a los practicantes y perseguirlos más tarde”.

Cuando su supervisor le preguntó cómo le había ido al implementar esa orden, su respuesta fue: “¿Cómo voy a saber lo que piensan otras personas? No tienen que darme explicaciones. ¿Cómo voy a evitar que la gente haga algo que está dentro de sus derechos?”. Dijo que tampoco ninguno de sus compañeros habló con practicantes de Falun Gong.

Agregó que Jiang merece ser demandado por todas las cosas terribles que hizo. “Jiang ha desperdiciado tanto dinero y mano de obra para implementar la persecución. Para evitar que un practicante practique, movilizaron a una docena de oficiales para seguirlo y controlarlo. Los practicantes solo quieren estar sanos y de hecho no infringen ninguna ley. ¿Por qué el régimen tiene que hacer problemas y tratarlos como delincuentes? La policía ha hecho cosas terribles a los practicantes: golpearlos, reprimirlos, y encarcelarlos. Me siento terrible por eso.

“Dejo a los practicantes solos la mayor parte del tiempo. Cuando hay presión desde arriba, uno solo sigue las órdenes. Los practicantes de Falun Gong son personas buenas, ¿por qué molestarlos?”.

“Cuando Jiang estaba tan terco con erradicar la práctica, nos desgastó. Tuvimos que trabajar horas extras para monitorear y perseguir a esos practicantes inocentes. Eso fue tan innecesario. Jiang generó conflictos y caos. La policía, también somos víctima. Debe ser demandado, nosotros solo somos peones, obligados a obedecer a nuestros superiores”.

Le dije que su actitud positiva hacia los practicantes de Falun Gong le traería a él y a su familia buena fortuna. Cuando le pedí que continúe tratando a los practicantes con amabilidad, me aseguró que definitivamente lo haría.